Buenos días!
Este fin de semana, aprovechando que el Tartufo tenía libre, nos hemos ido a dar un paseo al sureste de la isla, zona que por cierto no solemos frecuentar ya que nos queda un poco lejos.
Estuvimos por el municipio de Agüimes, donde pudimos comprar carne de Cochino Negro Canario, del que ya les hablaremos en una próxima entrada que estamos preparando.
Luego decidimos ir hacia la costa y visitar la playa de Arinaga, donde teníamos entendido que se encontraba un sitio muy curioso, una antigua vaquería, en pleno núcleo urbano.
Preguntando a los lugareños, nos dijeron que antes había vacas (como en cualquier vaquería) pero que las reiteradas quejas de los vecinos (por los olores que una granja desprende) provocaron que los dueños retiraran las vacas y convirtieran la "Vaquería Las Salinas" en un “curioso restaurante”.
Seguimos las indicaciones que nos dieron y en seguida pudimos ver la entrada del restaurante.
Nada más cruzar la puerta nos dimos cuenta de que ese no era un lugar cualquiera. Suelo de tierra y picón, plantas y árboles por todas partes, un loro suelto por una de las estancias, multitud de objetos antiguos, una zona habilitada con pequeñas salas que representan viejos comercios del municipio (una barbería, una tienda de aceite y vinagre, etc.)… Vamos, que decir que es un sitio curioso, se queda muy corto.
Decidimos desayunar allí por lo que nos sentamos en una de las estancias, la más cercana a la cocina, cuyas mesas eran de cerámica, con sus bancos de cerámica y unas butacas a modo de tronco de árbol que al bebé Tartufo le encantaron.
Pedimos un par de cafés y unos bocatas de pata de cerdo asada (una especie de embutido típico de las islas). A estas alturas ya sabíamos que este no era un sitio cualquiera pero nos reafirmamos en nuestra idea cuando vimos que nos trajeron esta azucarera para los cafés.
Mientras desayunábamos vimos que llegaba una señora para comprar leche. Entonces nos dimos cuenta de que vendían leche fresca que ellos mimos ordeñaban, hervían y vendían. Así que nos agenciamos un par de litros a 1´30 € (un módico precio para la leche más fresca que uno puede encontrar hoy en día). Además de la leche (de cabra y de vaca), vendían queso fresco y semi-curado elaborado por ellos mismos, si te fijabas un poco podías ver como lo manufacturaban dentro de una de las cocinas, así que nos agenciamos medio quesito (algo más de medio kg) de queso mezcla semi-curado de vaca y oveja.
Mientras nos ponían la leche y el queso, vimos que además tenían una zona en la que vendían hortalizas, huevos, pan, pasteles, etc. Y algunos productos elaborados en la zona (aceite de oliva, mermeladas, mojos, sal,… incluso jabón). Así que aprovechamos y compramos unas papas para hacer Papas arrugas, unos tomates, un par de limones, etc.
Resultado: una buena compra de productos super frescos, un desayuno delicioso, un rato muy agradable… Todo por tan solo 20’58 €.
Conclusión: recomendamos que visiten este lugar porque verdaderamente merece la pena. Es uno de esos sitios de los que ya no abundan demasiado y en los que podemos adquirir una materia prima impresionante.