Buenas!
Los españoles somos muy extremistas, muy dejarnos llevar y muy de modas. Que se pone de moda lo japonés? Pues todos a colocar lámparas de papel en el salón. Que se pone de moda la agricultura ecológica? Pues todos a plantar berenjenas en el balcón? Que se pone de moda hacer pan en casa? Pues todos a criar bichitos en un botecito… Si es que somos así, y así nos ha pasado con Halloween.
Tengo recuerdos preciosos de como toda mi familia (hermanos, tíos, primos… algunos que desgraciadamente ya no están) nos reuníamos en torno a una mesa llena de comida celebrando lo que aquí llamamos “los finaos”. Comíamos frutos secos, sobre todo nueces, almendras y castañas, naranjas, kakis, chirimoyas… todo los productos de temporada que nos traía el otoño, y también queso, gofio y pan. Era una cena sencilla, sin más elaboración que la de asar unas castañas, proveniente de las costumbres de nuestros abuelos, que comían eso porque no había otra cosa. Y nosotros lo disfrutábamos muchísimo.
Cuando terminábamos de cenar, nos sentábamos todos embobados delante del televisor y veíamos una tras otra mediocres películas de terror. Los pequeños asustados a la par de contentos porque era el único día en el que nos dejaban ver lo que hoy llamo “americanadas” que más que dar miedo dan sustos. Ya entonces, hace alrededor de 20 años, el espíritu maligno de Halloween nos estaba invadiendo.
Estos días he sufrido en silencio, reprimiendo mis pensamientos, con dudas… casi me hago el haraquiri. Resulta que amo mis tradiciones, las respeto y las rescato. Y digo que las rescato porque mi familia, no se sabe por qué, había dejado de celebrar “los finaos” y desde hace un par de años volvemos a hacerlo en casa. Pero existe una contradicción en mi comportamiento, y es que me encanta Halloween. Yo antes creía que las dos cosas eran compatibles: que podía colgar una guirnalda de calabaza para decorar la ventana de mi salón, mientras asaba castañas para la cena. Pero estos días he descubierto horrorizada que al parecer no, no se puede. Que o eres de Halloween o eres de todos los santos. O asas castañas o metes en el horno un bizcocho de calabaza. Y entonces, en qué punto me encuentro yo. Si en mi mesa cabe todo… qué pasa conmigo?
Ahora está muy de moda volver a “lo nuestro” y criticar las costumbres de los yanquis. Pero que yo sepa tenemos por costumbre comer hamburguesas, nos encantaría visitar New York, adoramos el cine de Hollywood y hasta colgamos cuadros con diversas vistas del Sky Center o del Puente de San Francisco en el salón. Que pasa? Unas valen y otras no? Unas son chics y otras no? Como nos encanta dejarnos llevar por la moda? Ahora nos tenemos que dejar llevar por el “españolismo” y huir cualquier incursión foránea como si de una invasión extraterrestre se tratara.
Pues yo no. Yo pienso seguir en las mías. He disfrazado a mi hija de calabaza para ir al cole, he puesto una guirnalda de calabazas en la ventana de mi salón, tengo una bolsa enorme de chuches para repartir entre los enanos que me toquen esta noche el timbre, pienso ver pelis de terror hasta quedarme dormida (eso sí cuando termine “La Voz”) y voy a cenar pizza… y eso es Halloween. Pero también tengo un bolsón enorme de castañas para asar, naranjas y plátanos, queso y gofio para comer, y voy a pasar el día en familia viendo pelis de miedo… y eso son “los finaos”. También vamos a comer estas galletas que hemos hecho.
Fantasmas de avena, avellanas y chocolate blanco |
Por cierto, que algunos de los gastrotwitteros nos hemos decidido a dedicar este día a publicar recetas de miedito porque hoy es el #diadelterror en Twitter. Y especialmente para este día hemos hecho unas galletas algo diferentes: Fantasmas de avena, chocolate y avellanas.
Ahí va la receta!
Ingredientes:
Para las galletas:
200 gr de harina de trigo
130 gr de mantequilla fría
120 gr de azúcar moreno
100 gr avellanas tostadas
70 gr de avena en granos
Un sobre de bicarbonato sódico
1/2 cucharadita de canela
2 cucharadas de agua de azahar
Una pizca de sal
Para la decoración:
125 gr azúcar glass
120 gr de chocolate blanco
70 gr de mantequilla
2 cucharadas de leche
1/2 cucharada de extracto de azahar
25 gr de chocolate negro fondant y una nuez de mantequilla (para dibujar)
Elaboración:
Para empezar vamos a moler con la batidora la avena y las avellanas (este paso nos lo podemos ahorrar sin compramos ambas cosas ya trituradas).
En un recipiente amplio mezclamos la avena y las avellanas con la harina, la canela y el azúcar (todos los ingredientes secos).
Cortamos la mantequilla en dados y se la añadimos a los ingredientes secos, mezclando con las manos hasta que nos quede una masa parecida a arena mojada.
Agregamos la esencia de azahar y volvemos a mezclar. Debe quedar una masa compacta, con la que podamos hacer dos bolas, si quedara demasiado seca podemos añadir un poco de agua poco a poco hasta que consigamos la consistencia deseada.
Tapamos el recipiente con un trapo o con papel film y guardamos en la nevera durante una hora.
Transcurrido ese tiempo precalentamos el horno a 150º centígrados, con calor arriba y abajo.
Sacamos una de las bolas de masa de la nevera (la otra la dejamos dentro del frigorífico para que la mantequilla no se atempere demasiado con el calor de la cocina).
Extendemos la masa sobre un papel de horno, ayudándonos con el rodillo (si es necesario y se pega demasiado podemos cubrirlo con un poco de harina). Con la ayuda de un cortapastas (en este caso hemos usado uno con forma de fantasma) vamos dando forma a las galletas y cuidando que estén algo separadas ya que crecerán un poquito en el horno. La masa sobrante volveremos a aplanarla para formar más galletas.
Introducimos la bandeja en el horno y cocinamos durante 25 minutos aproximadamente o hasta que los bordes de las galletas estén algo dorados y sacamos la siguiente bola de masa de la nevera.
Repetimos la operación anterior pero en este caso en vez de usar el cortapastas, hemos hecho bolitas de masa del tamaño de una nuez pequeña y luego las hemos aplastado con la palma de la mano. Después sólo tenemos que dar un poco de forma redondeada con los dedos y listas.
Retiramos la primera bandeja del horno e introducimos la siguiente. Dejamos reposar las galletas sin tocarlas durante 5 minutos y transcurrido ese tiempo las pasamos a una rejilla donde las dejaremos hasta que se enfríen por completo.
Horneamos la siguiente tanda de galletas y seguimos los mismos pasos que con la anterior.
Ahora vamos con el glaseado de chocolate blanco, hay que tener en cuenta que las galletas deben estar completamente frías, de hecho nosotros no les pusimos el baño de chocolate hasta el día siguiente.
Ponemos en un cazo el chocolate blanco, junto con la mantequilla, a fuego medio, sin dejar de remover y cuidando de que no se pegue.
Cuando se haya derretido agregamos la leche, el azúcar y el agua de azahar y removemos muy bien hasta que todos los ingredientes se hayan integrado.
Ponemos las galletas sobre una rejilla (sobre una bandeja para que el excedente de chocolate caiga sobre ella y no se nos pringue todo) y le vamos poniendo un par de cucharadas de chocolate a cada galleta.
Introducimos la rejilla en la nevera para que el chocolate se endurezca bastante para poder hacer los dibujos.
Ponemos el chocolate negro y la nuez de mantequilla unos segundos en el micro y vamos sacando y removiendo hasta que esté completamente derretido.
Con la ayuda de un palillo vamos pintando las galletas con los motivos que se nos ocurran.
Espero que les gusten!