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Channel: Las recetas de la familia Tartufo
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Carrillera crujiente de Cochino negro canario

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Buenas!

El viernes traíamos nuestra receta de Carrillera de Cochino negro canario estofada, una receta tradicional, el estofado de toda la vida pero con una carne muy especial, las carrilleras.

La carrillera, como casi toda la casquería, es un producto que no siempre gusta. Ya sea por su particular textura (melosa, gelatinosa y extremadamente tierna) o por el simple pudor o temor de comer partes del cerdo a las que muchos no están acostumbrados.

En casa de los Tartufo no es que comamos estas piezas a diario pero sí que disfrutamos (y mucho) de ellas de vez en cuando. Y es que disfrutamos al máximo de tanto de una lengua de vaca, como de unas carrilleras de vaca o de cerdo, mollejas de pollo, etc.

La casquería forma parte de las elaboraciones más tradicionales de nuestro país, como lo es nuestra receta de Lengua de ternera en salsa. Pero también está presente en las más modernas elaboraciones de restaurantes vanguardistas, donde los chefs han sabido ensalzar las bondades de estas maravillosas carnes.

Si cuando hicimos nuestra receta de lengua de vaca quisimos mostrarles, además de la receta tradicional, les enseñamos una receta algo más original y moderna como nuestra Lengua de ternera glaseada con vino tinto y crema de ajo. Ahora no vamos a ser menos y les traemos una receta más “chic” elaborada a partir del estofado de carrilleras que ya les hemos explicado. Se trata de un Carrillera crujiente de Cochino negro canario que hemos acompañado con unas papas glaseadas.... una absoluta delicia.

Carrillera crujiente de Cochino negro canario

Ahí va la receta!


Ingredientes:
 
Una carrillera de Cochino negro canario
250 gr de papas para arrugar (o papas pequeñas)
50 gr de mezcla de frutos secos (nosotros usamos Mistercorn América)
Un huevo
Una nuez de mantequilla
Una rama romero
200 ml del caldo de cocción de las Carrilleras de Cochino negro canario estofadas
Aceite de oliva
Pimienta negra recién molida
Sal





Elaboración:

Para empezar vamos a poner las patatas a glasear. Para ello las lavamos en profundidad y las ponemos en un cazo a fuego bajo con un poco de mantequilla, el romero, una gota de aceite, sal y pimienta, hasta que estén tiernas, removiendo de vez en cuando para que se cocinen por todas partes.


Ponemos el caldo en un cazo y dejamos reducir. Añadimos una nuez de mantequilla y emulsionamos (removiéndolo) fuera del fuego. Con esto conseguiremos que la salsa espese y que de brillo. Reservamos.

Trituramos el mix de frutos secos procurando no hacerlo polvo. Troceamos la carrillera en cuadros y las rebozamos, primero pasando los pedazos por el huevo y luego por los frutos secos.

Ponemos una sartén al fuego con el resto de la mantequilla y doramos la carne por todas sus caras. Reservamos.


Servimos los pedazos de carrilleras acompañados por la salsa, sin cubrir la carne para que el rebozado se mantenga crujiente, y las patatas como guarnición.

Listo para comer!

Pan de cerveza negra y nueces

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Buenas!

Hace unas semanas les mostramos una receta de Pan de cerveza negra y avenade Xabier Barriga. Hoy les traemos otro pan en el que sustituimos el agua por cerveza negra, lo cual aporta un sabor, aroma, color y textura completamente diferentes. 

Pero además este pan lo hemos enriquecido añadiéndole un buen puñado de nueces, con lo que hemos conseguido un pan de lo más especial. Desde que hace ya unos meses elaboramos por primera vez el Pan de nuecesde Dan Lepard, éste se ha convertido en uno de nuestros favoritos.

Y es que a los Tartufo nos gusta seguir recetas que sabemos que son buenas y fiables, como son las de estos dos autores (y las de tantos otros libros que tenemos en casa). Pero también nos gusta experimentar y crear nuestras propias recetas ideadas a partir de lo que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra experiencia panarra y pensadas en función de nuestros gustos y preferencias.

Así que de dos panes que nos gustaron muchísimo (cada uno por algo diferente) nació este tercer pan que están tan o más bueno que sus hermanos mayores. Pero, ¿cómo creamos esta receta de pan?

En casa solemos aprovechar el fin de semana para hacer pan, cortarlo en porciones, empaquetarlo y congelarlo. Así tenemos nuestro pan a punto durante toda la semana y podemos comerlo sacándolo un rato antes del congelador o en el mismo momento si lo metemos unos segundos en el microondas. Pero este fin de semana no tuvimos tiempo de hacer pan y cuando nos dimos cuenta que no nos quedaban reservas en el congelador tuvimos que improvisar este pan, fruto de la necesidad. 

Así que lo dicho, como no teníamos previsto hacer pan, nuestra Masa madrese encontraba indispuesta, es decir, en la nevera reposando. Como ya les explicamos en nuestro post sobre Como refrescar la Masa madre, si tenemos nuestra Masa madreguardada en el frigorífico debemos sacarla con unos días de antelación para sanearla antes de utilizarla. Así que esta vez (y sin que sirva de precedente) no utilizamos Masa madresino que elaboramos nuestro pan utilizando únicamente levadura fresca prensada.

Como hemos dicho en alguna ocasión, nosotros preferimos no utilizar únicamente harina de fuerza para elaborar nuestros panes ya que hemos llegado a la conclusión (a base de ensayo y error) de que mezclando la harina de fuerza con otras harinas (de trigo integral, centeno, espelta, trigo sarraceno, maíz, garbanzo, etc.) conseguimos una miga menos densa y chiclosa y más suave y esponjosa, al menos a nuestro juicio. Como en esta receta queríamos dar protagonismo a las nueces y la cerveza, nos decidimos por utilizar únicamente harina de trigo que tiene un sabor suave, añadiendo harina de fuerza y común a partes iguales.

Para saber las cantidades necesarias utilizamos una regla básica que más o menos se repite en muchas recetas. Por cada 500 gr de harina se utilizan unos 12 – 15 gr de levadura fresca prensada, 10 gr de sal y 300 ml de agua, que en esta ocasión sustituimos por cerveza.

El resultado un pan con un sabor y un aroma muy especiales gracias a la cerveza, una textura espectacular con una miga esponjosa y unos tropezones de nueces que dan a este pan ese toque especial y diferente que tanto nos gusta… Nuestro Pan de cerveza negra y nueces.

Y como con inventar la receta del pan nos parecía poco, también queríamos probar un greñado algo original y “marca de la casa”. Así que greñamos formando una letra “s” al más puro estilo “p” de Lionel Poilâne, famoso artesano panadero francés (de los más importantes del siglo XX) en cuyas hogazas dibujaba la letra “p” (inicial de su apellido). Nuestra letra “s” viene del nombre Saeros, otros de los seudónimos del señor Tartufo.

Pan de cerveza negra y nueces

Y ahora vamos con el experimento!


Ingredientes:

300 ml de cerveza negra
250 gr de harina de fuerza
250 gr de harina de trigo común
50 gr de nueces peladas y troceadas
15 gr de levadura fresca prensada
10 gr de sal








Elaboración:

Para empezar ponemos en un recipiente amplio las harinas y la sal y removemos bien. En otro recipiente mezclamos la cerveza con la levadura que previamente habremos desmenuzado. Por último incorporamos los ingredientes líquidos al recipiente en el que teníamos las harinas. Mezclamos hasta que todos los ingredientes se hayan incorporado por completo y entonces pasamos la masa a la mesa de trabajo, untada con un poco de aceite o de harina.


Trabajaremos la masa mediante el método de Dan Lepard, es decir, que amasamos durante 15 segundos (terminando en forma de bola) y dejamos la masa reposar dentro del recipiente (limpio y untado con aceite) tapado durante 10 minutos. Transcurrido este tiempo volveremos a amasar. Repetimos la operación breve amasado – reposo al menos un par de veces, hasta que tengamos una masa lisa, suave y algo pegajosa. Entonces dejamos reposar en el recipiente la masa tapada durante aproximadamente una hora u hora y media (hasta que haya doblado su volumen).


Transcurrido ese tiempo volvemos a untar la mesa con un poco de aceite y ponemos la masa sobre ella. Golpeamos la masa ligeramente para desgasificarla y damos al pan la forma que nos apetezca, con estas cantidades obtendremos dos hogazas medianas. Cubrimos dos recipiente redondos (de unos 15 cm de diámetro) con un paño cada uno y enharinamos abundantemente. Dividimos la masa en dos mitades y les damos forma redondeada. Depositamos cada hogaza en un recipiente, volvemos a enharinar y tapamos con los picos sobrantes de cada paño. Dejamos reposar hasta que aproximadamente cada masa haya doblado su volumen (aproximadamente una hora más).

Precalentamos el horno a 210º C con calor arriba y abajo. Colocamos las hogazas sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal (o enharinada) y hacemos un corte en la superficie del pan (nosotros esta vez probamos a dibujar una letra “s”.

Introducimos los panes en el horno y cocinamos durante una hora (hasta que las hogazas queden bien doradas). Debemos creas vapor de agua durante los primeros 5 minutos con la ayuda de un vaporizador (vaporizando agua aproximadamente cada minuto). Retiramos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla hasta que los panes estén completamente fríos.
 
Listo para comer!

Flan de plátano

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Buenas!

Al señor Tartufo le suelen regalar bastantes plátanos (por supuesto es la fruta que más abunda en las islas y “quién más, quién menos” tiene alguna platanera cerca). La verdad es que somos muy afortunados en ese sentido (y en otros tantos). 

El caso es que después de tanto comer plátanos, preparar macedonias y batidos, ya no sabíamos qué más hacer con los plátanos que ya se nos estaban madurando más de la cuenta.

En nuestro blog abundan las recetas con plátano como ingrediente principal: Muffins de chocolate blanco, nueces y plátano, Plumcake de plátano, Bizcocho de plátano y chocolate (sin huevo y sin leche)yHelado de plátano caramelizado (sin huevo). Como ven, el plátano da para mucho pero esta vez nos apetecía hacer algo diferente ya que no queríamos hacer un bizcocho y aún no hemos hecho hueco en el congelador para meter el vaso de la heladora, así que el helado también quedaba descartado.

Se me ocurrió que podíamos hacer un Flan de plátano ya que nunca habíamos hecho ninguno pero estábamos seguros de que debía estar muy bueno. Así que nos pusimos a bucear por Internet y entre las recetas que vimos y las cantidades, tiempos y temperaturas del Flan de huevo de toda la vida que solemos hacer en casa, surgió esta receta que, modestia aparte, quedó buenísima. Vaya merendolas que se pegó la enana a base de flanes!

Para acompañar, como no, un caramelo casero y algo de sirope de chocolate, para darle un toque diferente y porque el plátano y el chocolate son muy buenos amigos. Por cierto que la receta no puede ser más sencilla.

Ni que decir tiene que, como siempre, usamos Plátano de Canarias. Y aprovecho para pedir que lo consuman, aunque supongo que lo hacen, ya que es un cultivo sostenible, que da trabajo a millares de canarios y que cuyos agricultores además son solidarios y es que recientemente han donado más de 300.000 kg de plátanos a diferentes bancos de alimentos  para su distribución entre familias necesitadas de toda España.

Entre los beneficios del consumo de plátano podemos destacar que estudios recientes demuestran que su consumo previene el cáncer. Además es rico en potasio, zinc e hidratos de carbono, pero al contrario de lo que muchos piensan, el plátano no engorda ya que precisamente su alto contenido en potasio ayuda a eliminar líquidos. Es recomendable para combatir la hipertensión, la gota y el reuma, para mejorar la circulación, reducir el estrés y la depresión, prevenir la caída del cabello, fortalecer los músculos, despertar el apetito y estimular la digestión… Estos son solo una muestra de sus incontables beneficios. Y por si fuera poco, además está buenísimo. Y es que no hay fruta que guste como esta tanto a grandes como a pequeños.

Flan de plátano

Y ahora disfrutemos del plátano con este Flan de plátanos. Vamos con la receta!



Ingredientes: para 10 flanes

4 plátanos maduros

300 ml de leche
6 huevos pequeños
75 gr de azúcar (y otros 100 gr más para hacer el caramelo)
Una cucharadita de canela en polvo









Elaboración:

Precalentamos el horno a 180º C, con calor arriba y abajo.

Empezamos elaborando el caramelo. Para ello ponemos en una sartén o cazo el azúcar junto con una cucharada de azúcar y dejamos que se vaya haciendo el caramelo a fuego lento. En cuanto haya tomado algo de color lo retiramos del fuego y lo depositamos en las flaneras, que deben ser aptas para el horno (nosotros usamos unas desechables de aluminio). 


Pelamos y troceamos los plátanos y los ponemos en el vaso de la batidora junto con el azúcar, los huevos, la leche y la canela. Trituramos hasta obtener un puré. Vertemos la mezcla en las flaneras (ya con el caramelo puesto). Depositamos los flanes sobre una bandeja del horno y añadimos agua a la bandeja, pues debemos cocinar los flanes al "baño María".


Introducimos los flanes en el horno y los cocinamos a 180º C durante aproximadamente 25 minutos. 

Retiramos del horno y dejamos enfriar. Debemos conservar nuestros flanes en la nevera. En el momento de comer, desmoldamos virando los moldes sobre un plato y dando unos golpecitos. 


Podemos acompañar con un poco de sirope de chocolate, unas fresas o simplemente añadir más caramelo si queremos.

Listo para comer!


Arroz con pollo

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Buenas!

De un tiempo a esta parte hemos cogido por costumbre el irnos al campo (monte) a comer los sábados a los que el Tartufo no le toca currar. Así disfrutamos de la naturaleza, respiramos aire más puro y pasamos un rato la mar de agradable.

Nuestros menús son de lo más variados y van en función de lo que nos apetezca o lo que la economía permita (según si estamos a primeros o final de mes). Lo que nunca puede faltar es una buena cuña de queso (generalmente Quesos de Canarias)y una buena hogaza de pan para ir “picando” algo entre tanto esté lista la comida.

En ocasiones llevamos la comida hecha de casa (por ejemplo una tortilla o una ensaladilla), otras veces vamos en plan barbacoa (asadero para los canariones) y otras veces cocinamos con una pequeña cocina de gas portátil que va de maravilla para llevarla en el coche porque apenas ocupa espacio, son económicas, limpias y además la podemos llevar a cualquier parte y cocinar al aire libre.

Hace un par de sábados nos propusimos preparar un arroz con pollo en el campo, con su verdurita, su caldo, su azafrán,… Y todo lo que debe tener un buen arroz pero mejor, porque lo disfrutamos en lo que se llama “un marco incomparable”.




Al aire libre sabe mejor!






 Así que ahí va nuestro arroz con pollo, esta vez sin fotos en la encimera azul!



Ingredientes:

350 gr de arroz de grano redondo (o arroz bomba)
750 ml de caldo de pollo(también puede ser de carne o verdura)
3 muslos de pollo troceados
Un pimiento verde
2 zanahorias
1 ñora
Una cebolla
3 dientes de ajo
2 cucharadas de tomate triturado
Azafrán
Aceite de oliva
Sal








Elaboración:

Hidratamos la ñora durante al menos 1 hora, para asi poder despues sacar su pulpa y agregarla una vez que el pollo haya cogido tomado algo de color.
Seguimos pelando las zanahorias, la cebolla y los ajos y los cortamos en brunoise (muy pequeñito). Lavamos y troceamos el pimiento. Ponemos una paella o cazuela (en nuestro caso una sartén grande) al fuego y añadimos un chorrito de aceite. Cuando esté caliente vamos añadiendo la verdura.





 Cuando la verdura esté algo pochada incorporamos el pollo y dejamos que se dore un poco. A continuación incorporamos el arroz y removemos. Cuando el grano esté bien empapado de la fritura y el grano esté algo trasparente, añadimos el tomate y volvemos a remover. 




Incorporamos entonces el caldo al que habremos añadido el azafrán y que debe estar caliente (casi hirviendo). Y removemos por última vez. Dejamos que el arroz se cocine unos 3 o 4 minutos destapado y después tapado a fuego bajo unos 15 minutos o hasta obtener el punto que nos guste (a nosotros nos gusta más bien “al dente” y el tiempo depende del arroz que se utilice).
Retiramos del fuego y dejamos reposar el arroz tapado durante unos minutos.
Listo para comer!


 

Potaje de acelgas

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Buenas!

Mañana es el cumpleaños de mi señora madre (felicidades mamá) así que estos días andamos planeando algo para pasar un rato en familia y en esos ratos, por supuesto, comemos, no podía ser de otra forma. 

Y hablando de comida y de mi madre, la semana pasada nos fuimos juntas al mercado. Dando una vuelta por el mercado agrícola de San Mateo (en el municipio de San Mateo en Gran Canaria) encontramos un puesto en el que vende muchas hortalizas del tipo lechugas, espinacas, col, berros, etc. Entre tanto verde y tanta hermosura vimos también unas acelgas. Entonces decidí que el lunes haríamos un Potaje de acelgas para comer. Y mi madre me dice:


  • ¿Acelgas? Te gustan las acelgas Noemí. 
  • Sí ma’, el potaje de acelgas está buenísimo. 
  • Yo las probé cuando niña y no me gustaron. 
  • Pues ya es hora que las vuelvas a probar, ¿no? 
  • ¿Cómo las haces? 
  • En potaje, con toda su verdurita y un pedazo de ñame. 
  • Pues yo voy a hacer una crema.       

De esta corta pero intensa conversación entre madre e hija podemos extraer tres conclusiones: 
  • Que mi madre es la única persona (junto a mi hermana en contadas ocasiones) que no me llama Noe y nunca lo hará por mucho que yo me esfuerce. 
  • Que mi madre se deja aconsejar, al menos en parte, por su hija, lo cual me alegra. 
  • Que mi madre me pregunta una receta solo para entretenerme un rato porque al final siempre cocina como le apetece.

Tengo que decir que mi madre ya hizo la crema y le gustó así que el objetivo quedó cumplido. A ver si seguimos en la línea y la próxima vez pone en práctica nuestra receta de Potaje de acelgas.
Aprovecho la ocasión para desear a mi madre un cumpleaños muy feliz y que la quiero mucho, como la trucha al trucho ;) 

Por cierto, por si hay quien no sabe lo que es el ñame, se puso muy de moda el año pasado cuando el padre Usain Bolt confesó que el motor que daba energía a su hijo era el consumo de un tubérculo llamado “ñame”, no demasiado conocido en Europa pero sí muy consumido en zonas más templadas como por ejemplo en Canarias.

El ñame es un tubérculo similar a la batata (o boniato) y la yuca. De cáscara marrón oscura e interior blanco. Al cocinarlo se oscurece un poco y torna en tonos violáceos. Su textura es algo mantecosa. Es necesario cocinarlo durante bastante tiempo (más que las patatas) razón por lo que pierde algo de su gran cantidad de vitamina C. Es una gran fuente de hidratos de carbono y apenas contiene grasas por lo que resulta un alimento ideal para los niños y los deportistas.

Es uno de los cultivos más tradicionales de las Islas Canarias y también uno de los más importantes pues durante muchos años ocupó un puesto significativo en la dieta de los isleños, cobrando mayor importancia en épocas de hambruna. Su cultivo requiere de gran cantidad de agua por lo que es frecuente su cosecha en las zonas más húmedas de las islas y hoy en día se cultiva sobre todo en el norte de la isla de La Palma, aunque también en Gran Canaria, Tenerife y La Gomera.

El consumo del ñame varía según la isla en la que nos encontremos. Aquí en Gran Canaria y en La Gomera se usa habitualmente para elaborar potajes. En La Palma y Tenerife se utiliza como guarnición para el sancocho de pescado o como postre (con queso y miel de caña).

Potaje de acelgas


Vamos con la receta!



Ingredientes:

Un manojo de acelgas (nosotros usamos blancas y moradas)
300 gr de calabaza
200 gr de ñame
4 patatas medianas
3 calabacines
3 zanahorias
Sal









Elaboración:

Para empezar lavamos y cortamos los calabacines. Pelamos y cortamos las zanahorias y la calabaza. Lavamos y troceamos las acelgas (tanto las pencas como las hojas). Pelamos, lavamos y cortamos las patatas y el ñame.


Ponemos un cazo amplio al fuego con agua y vamos incorporando la verdura en orden (respetando los tiempos de cocción de cada una) y cocinamos a fuego medio alto hasta que la verdura comience a estar tierna (a nosotros nos gusta más bien al dente) procurando no cocinarla en exceso para que no se deshaga ni pierda su color y sus vitaminas. Sazonamos.


Retiramos del fuego y dejamos reposar un rato.

En Canarias se sirve acompañado por una cucharadita de gofio y una cuña de queso.

Listo para comer!

Accesorio Picadora de alimentos para KitchenAid

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Buenas!

Nuestra entrada de hoy no es una receta. Hace tiempo les explicamos todo lo que creemos importante saber acerca de la KitchenAid Artisan en nuestra entrada KitchenAid Artisan, todo lo que querías saber. Hoy queremos explicarles, entre otras cosas, qué es y cómo funciona el accesorio Picadora de alimentos para los robots KitchenAid.


Accesorio Picadora de alimentos para KitchenAid


¿Qué es?

Se trata de un accesorio para los robots de cocina KitchenAidque permite convertir la máquina en una picadora de alimentos apta para picar y moler carne, pescado, queso, pan, legumbres y frutos secos.

El accesorio Picadora de alimentos está elaborado en plástico resistente de primera calidad y está provisto de una cuchilla de acero inoxidable auto-afilable. Además contiene dos discos, también de acero inoxidable, que permiten escoger el grosor en el que deseamos trocear los alimentos y que también debemos seleccionar en función del alimento que pretendamos procesar. 

Por otro lado contiene una pieza que nos servirá para empujar los alimentos por el interior de la picadora y que, al mismo tiempo, nos ayudará a aflojar la tuerca de fijación de la misma.

Todas las piezas son de plástico excepto la cuchilla, los discos cortadores y el interior del “tornillo sin fin” y de la pieza fija de la picadora.

Todas las piezas son aptas para lavar en lavavajillas exceptos la cuchilla y los discos de picado que deben lavarse a mano con agua templada y jabón y secarse inmediatamente para evitar su oxidación.




¿Cómo funciona?

Para empezar debemos montar la picadora. Para ello insertamos el “tornillo sin fin” en el cuerpo fijo de la picadora y escogemos el disco correspondiente al grosor en el que deseamos triturar los alimentos (más fino o más grueso), lo colocamos en la parte delantera de la picadora junto con la cuchilla y por último la tuerca de fijación, apretamos con la mano hasta que quede bien sujeta.

Después, con la máquina apagada, insertamos el accesorio picador en la ranura correspondiente de nuestro robot KitchenAid. Para ello debemos aflojar y extraer la placa redonda en la que viene grabado el nombre de la máquina, en la parte superior delantera de la misma, encajamos el accesorio y fijamos con la ayuda de la perilla que se encuentra en uno de los laterales de la chapa.

Una vez sujeto el accesorio pondremos nuestra KitchenAid en marcha e iremos introduciendo los alimentos por la parte superior de la picadora (y con la ayuda del empujador). Los alimentos irán saliendo por la parte inferior de la picadora. ¡Ojo! ¡Mucho cuidado con los dedos!




¿Dónde lo compro? ¿Cuánto cuesta?

El accesorio Picadora de alimentos se puede adquirir en Internet con bastante facilidad ya que existen infinidad de portales web que lo comercializan.

También podemos adquirirlo en el mismo punto de venta en el que hayamos comprado nuestra KitchenAid, si bien muchos accesorios únicamente los traen por encargo y es posible que tengamos que esperar unos días hasta que nos lo traigan. Por ejemplo en El Corte Inglés, trabajan mediante este método.
El precio del accesorio Picadora de alimentos está en torno a los 90 euros.7


Conclusión:

En nuestra opinión este accesorio es uno de los más prácticos de los robots KitchenAid, de hecho desde un principio teníamos claro que sería uno de los primeros que íbamos a adquirir.

Centrándonos en la utilidad de “picar carne” ya que es este el uso que más le damos al accesorio. Es una gran ventaja poder hacer tu propia carne picada en casa, principalmente porque sabes que únicamente es carne, sin grasas, ni pieles, ni “otras cosas”. Además muchas veces cuando compramos carne pizcada, por ejemplo mezcla de cerdo y vaca (supuestamente a partes iguales) notamos que normalmente la bandeja contiene más cantidad de carne de cerdo que de vaca. Picando la carne en casa decidimos qué carne vamos a utilizar y en qué cantidad.


Además el tener la picadora en casa nos permite variar nuestros menús en el último momento. Por ejemplo nosotros solemos comer pechuga de pollo y a veces (para no comer siempre igual) la pasamos por la picadora y hacemos hamburguesas en un momento. Unas veces no le añadimos nada a la carne a parte de una gota de aceite y sal, así que únicamente le cambios la textura (que no es poco) y otras veces la condimentamos más y hacemos hamburguesas “como Dios manda”.

El resto de las funciones aún no las hemos utilizado demasiado así que este “tratado” lo iremos completando a medida que vayamos descubriendo más facetas de la Picadora de alimentos.


Aquí tienes algunas recetas que puedes elaborar con el accesorio picador:





Pan de molde semi-integral con semillas

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Buenas!

Hoy traemos otra receta de pan. La cosa va más o menos así, se no gastan las reservas de pan que tenemos en el congelador, pues probamos otra receta.

Si nos ponemos a elegir podemos decir que nuestros panes favoritos son aquellos que contienen semillas y si además están elaborados con cereales diversos… Mejor que mejor! Como el conocidísimo pan “Campeón del mundo” (que está entre nuestros próximos retos), los panes con semillas de girasol o de amapola, los de salvado, de centeno, etc. Algunos panes con estas características ya hemos hecho: Pan con cereales y semillas, Pan multicereales, Pan de arroz, Pan de Golspie, Pan de maíz, Pan de girasol, Pan de trigo y centeno, Pan con semillas, etc.

Todos estos panes tienen algo en común y es precisamente que son diferentes. Porque el pan aguanta todo pero no solo en como acompañamiento en un pintxo o bocata. El pan aguanta todo tipo de harinas, cereales, semillas y las podemos mezclar cuanto y como nos parezca… Eso es absolutamente maravilloso porque nos permite “crear” el sabor que más nos guste o que más nos apetezca en cada momento. Y si de sabor se trata en mi opinión no hay pan más sabroso que un pan integral. 

Así que con este pan hemos querido ir más allá y aunar el sabor del pan integral, con la textura y sabor de las semillas. Todo lo que más nos gusta del pan pero además con la comodidad de que esta vez hemos hecho un pan de molde. Así que ahora podemos comer nuestros panes favoritos en formato sándwich… Ideal, ¿a que sí?

Pan de molde semi-integral con semillas

Ahí va la receta!


Ingredientes:

300 gr de harina de fuerza

200 gr de harina de trigo integral
350 ml de agua
100 gr de Masa madre
40 gr de semillas variadas
17 gr de levadura fresca prensada
10 gr de sal gruesa









Elaboración:

Para empezar ponemos en un recipiente la Masa madre, la levadura desmenuzada y el agua en un recipiente y mezclamos bien. En otro recipiente (más amplio) ponemos las harinas, las semillas y la sal y removemos. Añadimos la mezcla de los ingredientes líquidos y volvemos a mezclar hasta que todos los ingredientes se hayan incorporado por completo. Obtendremos una masa elástica y pegajosa. Dejamos reposar durante 10 minutos en el recipiente tapado con nuestro paño de panadero y luego volvemos a amasar durante 15 segundos sobre la mesa de trabajo untada con un poco de aceite (método Dan Lepard). Repetiremos la operación breve amasado – reposo durante una hora.


Hacemos una bola con la masa y la pasamos al molde que vayamos a usar y que previamente deberemos haber untado con aceite. Cubrimos el molde con el paño y dejamos reposar hasta que la masa haya doblado su volumen (aproximadamente una hora más, dependiendo de la temperatura que tengamos en casa).



Precalentamos el horno a 220º C, con calor arriba y abajo y la bandeja situada en la posición central. Cuando el horno esté caliente introducimos el pan en el horno y bajamos la temperatura a 190º C. Cocinamos aproximadamente 40 – 45 minutos o hasta que esté dorado.

Sacamos del horno, desmoldamos y dejamos reposar sobre una rejilla hasta que se haya enfriado por completo.

Listo para comer!

Recuerda que si lo necesitas puedes echar mano de nuestros consejos para hacer pan in the house



Mini hamburguesas con chips de remolacha

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Buenas!

Esta semana les explicábamos todo lo que sabemos sobre el Accesorio picadora de alimentos de KitchenAid. Hoy les traemos una receta que hemos preparado usándolo, unas hamburguesas, pero no unas hamburguesas cualquiera, no, sino unas hamburguesas monérrimas y pequeñitas jejejeje, nuestras Mini hamburguesas con chips de remolacha.

Al Tartufo se le ocurrió que podríamos hacer unas mini hamburguesas rollo “happy meal” pero (caseras y con carne, pan y verdurita de la buena) para la enana, que seguro que le iban a encantar unas hamburguesitas “de su tamaño”. Así que nos pusimos a ello.

Todo ello en un intento de “colarle” algo de queso porque no le gusta (y eso que cuando era más pequeña se lo comía y le encantaba pero pienso que quizás un día le sentó mal y hasta ahí llegó) y un poco de lechuga, que son las dos únicas cosas que no conseguimos que coma.

Además se le ocurrió que para darle un toque de color a los panecillos y hacerlos más originales y vistosos para Lucia, podíamos “teñirlos” de amarillo, un color que por cierto le encanta a la peque.

Después hicimos las hamburguesitas con la carne picada por nosotros mismos en la picadora de la KA (solo carne de vaca limpia, sin grasas ni nada “extraño”) y las condimentamos a nuestro gusto y listo.

Por último queríamos acompañar las hamburguesas con alguna guarnición que no fueran las clásicas (y deliciosas la verdad) papas fritas. Así que al Tartufo se le ocurrió hacer unos chips de plátano macho pero me fue imposible encontrar ese tipo de plátano en los comercios que están cerca de casa. Así que pensé que podíamos hacer unos chips de remolacha (ya he dicho que aquí las llamamos beterradas, no?) y de eso sí que encontré jejejeje.

Con todo eso y con un poco de lechuga y tomate surgieron nuestras mini hamburguesas. Eso sí, tenemos que admitir que Lucia separó el pan de la carne, se deshizo de la lechuga (no me gusssta lechuga mami), encontró el queso que le habíamos metido de “strangis” (no gusssta queso mami) y se comió la carne y el pan por separado… Imposible engañarla jajajaja eso sí, nosotros disfrutamos las hamburguesas como niños.


Hambuguesas que "no me llegan ni a la muela trasera"... pero que ricas


Ahí va la receta!




Ingredientes:


Para los panecillos:



250 gr de harina de fuerza
125 ml de leche
50 gr de mantequilla
40 gr de azúcar
15 gr de levadura fresca prensada
6 gr de sal
5 gr de curry
Un huevo
 

Para la carne:

350 gr de carne de vaca picada
4 dientes de ajo
Una cucharadita de orégano
Aceite
Pimienta negra recién molida
Sal


Para las hamburguesas:

6 hojas de lechuga (Batavia en nuestro caso)
2 tomates
4 lonchas de queso tipo cheddar


Para los chips de remolacha:

Una remolacha
Aceite
Sal




Elaboración:

Empezaremos haciendo los panecillos. En un recipiente amplio ponemos todos los ingredientes secos (harina, sal, azúcar y curry) y mezclamos. En otro recipiente ponemos la leche, la levadura desmenuzada, el huevo y la mantequilla derretida y mezclamos bien. Incorporamos los ingredientes líquidos a los secos y mezclamos de nuevo. 
 
Dejamos reposar la masa en un recipiente untado con aceite y tapado con nuestro paño de panadero. Pasados 15 minutos volvemos a amasar y volvemos a guardar (repetimos esta operación 3 veces). Obtendremos una masa lisa y elástica. Dejamos reposar esta vez durante aproximadamente una hora (o hasta que haya doblado su volumen).


Pasado este tiempo damos forma a nuestros panecillos. Nosotros hicimos bolas de 25 (super minis) y de 50 gr (minis a secas). Damos forma redonda, pintamos con un poco de agua y rebozamos en semillas de sésamo (solo por la parte de arriba del panecillo). Dejamos que vuelva a levar sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y tapamos. Debemos cuidar que los panecillos guarden la suficiente distancia entre sí como para que no se peguen los unos a los otros cuando aumente su tamaño durante el levado (aproximadamente otra hora más).


Precalentamos el horno a 220º C, con la bandeja en la posición central y calor arriba y abajo. Cuando el horno esté caliente introducimos la bandeja con los panecillos y dejamos que se cocinen durante aproximadamente 12 – 15 minutos (los pequeñitos) o hasta que comiencen a estar dorados.
Sacamos los panecillos del horno y los dejamos reposar sobre una rejilla hasta que estén completamente fríos.

Ahora vamos con la carne. Ponemos la carne en un recipiente, le añadimos el orégano y salpimentamos. Removemos bien para que quede todo bien integrado y reservamos en la nevera.

Pelamos, lavamos y cortamos la remolacha lo más fino posible, podemos ayudarnos con una mandolina o un pelador de papas. Ponemos una sartén al fuego con abundante aceite y, cuando esté caliente, vamos friendo las rodajas de remolacha hasta que queden crujientes pero con cuidado de que no se doren demasiado porque pueden amargar. Escurrimos sobre papel secante y añadimos una pizca de sal. Reservamos.


Damos forma a las hamburguesas, nosotros nos ayudamos de un cortapastas pequeño redondo. Sobre la tabla de cortar (o la mesa de trabajo) cubierta con papel film, ponemos el cortapastas y vamos rellenándolo con la carne, presionando para que quede bien apretadita y dándole la altura que deseemos.

Ponemos un sartén o plancha al fuego con una gota de aceite y cuando esté caliente vamos incorporando las hamburguesas. Mientras tanto abrimos  los panecillos y cubrimos la tapa inferior con tomate y lechuga primero y queso a continuación. Sobre el queso ponemos la carne y le damos el punto de sal. Cubrimos con la tapa superior.
 
Servimos nuestras mini hamburguesas acompañadas por un puñado de los chips de remolacha.

 

Listo para comer!





Bizcocho primavera: bizcocho de calabacín y mermelada de zanahoria.

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Buenas!

Hace cerca de un mes publicamos la receta de nuestra Menestra primavera. Casualmente, unos días antes, Lucia (y esta vez no hablamos de nuestra hija) del blog Cortapicos y Sacalenguaspublicaba la receta de su Tortilla primavera

Cuando me di cuenta de la coincidencia, y dando rienda suelta a la tontuna que me caracteriza, me dio por dejarle a Lucia un comentario en su blog diciéndole que ya solo nos quedaba inventar un “bizcocho primavera”. Y a ella, ni corta ni perezosa, no se le ocurre otra cosa que lanzarnos un órdago y retarnos a hacer algún bizcocho que pudiéramos denominar como “bizcocho primavera”. Y nosotros que abanderamos la expresión “pa´ chulo mi pirulo” dijimos algo así como “cuándo, cómo y dónde”.

Así surgieron las bases de nuestro “reto primavera”, a saber: 

  • Dos semanas para pensar y preparar (al final resultó ser poco menos de un mes) 
  • A la semana nos ponemos de acuerdo para publicar (el domingo pasado decidimos que hoy, 20 de mayo, sería el día
  • Dos ingredientes “primaverales”: en nuestro caso nuestro el ingrediente estrella primaveral iban a ser los albaricoques pero debe ser que teníamos alguno pachucho en el frutero que nos fastidió el resto y cuando fuimos a pillar la fruta para ponernos “manos a la obra” resultó que todos estaban chafaos (mejor si no describimos el panorama verde y peludo que nos encontramos).
Pero como en esta vida hay que ser “resolutivo” (esa palabra que tan de moda está últimamente) pues tiramos mano de lo que había en la nevera, que no eran otra cosa que zanahorias. Ya sabemos que un albaricoque y una zanahoria se parecen como un huevo a una castaña pero “a falta de pan… buenas son zanahorias”.

Así que nuestro bizcocho pasó de tener un ingrediente super primaveral a tener dos algo atemporales pero que juntos tienen una inspiración muy primaveral: zanahoria y calabacín.
  •  Inspiración dónde y cómo queramos (puede ser inventado, copiado o basado en hecho reales): así que nosotros pillamos el clásico Bizcocho de calabacín que tantas ganas teníamos de probar y todavía no habíamos encontrado la oportunidad y lo combinamos con una Mermelada de zanahoria (que pudo ser de albaricoque).

Tengo que decir que el destino jugó a nuestro favor porque la mezcla del bizcocho con la mermelada de zanahoria es absolutamente deliciosa, de verdad, exquisito... Altamente recomendable.

Así que aquí va la receta de nuestros Bizcocho primavera acompañado con un saludo muy cariñoso para nuestra compi Lucia de Cortapicos y sacalenguas(que nombre tan bonito, no? Jejeje).Por cierto, aquí tienen el enlace de su Bizcocho primavera(con nísperos, fresas y almibar de capuchinas), deliciosos seguro! 




*Nota: las cantidades de mermelada están pensadas para obtener solo un tarro que puede aguantar en la nevera tranquilamente una semana – 10 días. Si quieres hacer más cantidad multiplica las cantidades de los ingredientes (por 4 o más) pero debes tener en cuenta que tendrás que esterilizar los botes y luego envasar al vacío. Si quieres saber cómo hacerlo echa un vistazo a nuestros Consejos para hacer mermelada en casa.
 




Ingredientes:


Para el bizcocho:




1/2 kg de calabacines
360 gr de harina común
350 gr de azúcar
240 ml de aceite de girasol
120 ml de leche
3 huevos (grandes)
10 gr de canela en polvo
6 gr de sal gruesa
Un sobre de levadura química en polvo


Para la mermelada:

250 gr de zanahorias (ya peladas)
250 gr de azúcar
Un limón
Un vaso de agua


Ingredientes:

Para empezar vamos a elaborar la mermelada. Troceamos las zanahorias (ya peladas) y las ponemos en un cazo con agua (solo hasta cubrir). Cocinamos hasta que las zanahorias estén tiernas y escurrimos. Trituramos las zanahorias hasta obtener un puré (podemos incorporar algo del agua de cocción si lo creemos necesario).


A continuación lavamos y retiramos las cortezas del limón (procurando no coger de la parte blanca). Cortamos la corteza de limón en juliana y la ponemos en un cazo al fuego junto con el azúcar, el zumo de medio limón y el vaso de agua. Dejamos que se cueza a fuego medio hasta obtener un almíbar espeso. Incorporamos al almíbar el puré de zanahoria y el zumo de la otra mitad del limón y dejamos que se cocine todo junto hasta obtener la consistencia que nos guste.



Introducimos la mermelada en un tarro y dejamos enfriar bastante antes de tapar y guardarla en la nevera.

Ahora vamos con el bizcocho. Antes que nada precalentamos el horno a 180º C, con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central.

Para empezar lavamos y rallamos el calabacín. En un recipiente amplio batimos los huevos y añadimos el azúcar, la leche y el aceite. Removemos e incorporamos el calabacín y volvemos a mezclar. A continuación mezclamos la harina con la levadura, la sal y canela y tamizamos. Incorporamos la harina a la mezcla anterior y removemos hasta que quede todo integrado por completo.


Encamisamos el molde que vayamos a usar e incorporamos la mezcla (nosotros usamos un molde redondo de 22 cm de diámetro).



Introducimos el molde en el horno y cocinamos a 180º C durante aproximadamente una hora o un poco más (podemos hacer la prueba del palillo para comprobar que esté cocinado en el interior).

Cuando esté listo, sacamos el bizcocho del horno y dejamos que se enfríe un rato antes de desmoldar. Después dejamos reposar el bizcocho sobre una rejilla hasta que esté completamente frío.

Servimos el bizcocho de calabacín acompañado de un poco de mermelada de zanahoria, así obtenemos nuestro Bizcocho primavera.

Listo para comer!

Baguettes

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Buenas!

Hace tiempo que hicimos la receta que hoy les traemos. Se trata de unas baguettes cuya receta y consejos les tomamos prestados a los maestros de Panarras. Pusimos en práctica su receta de Baguettes (método directo) y nos salieron unos “pedazos de panes” que nos gustaron tanto que nos las zampamos enseguida y en pocos días volvimos a hacerlas (con idéntico resultado)… Una auténtica maravilla de baguettes!

Como digo hace bastante tiempo que hicimos esta receta pero no nos decidíamos a ponerla en el blog. ¿Por qué? Pues por la presentación, es decir, por las fotos. En el tiempo que llevamos con esto del blog hemos aprendido que una buena fotografía del plato es la herramienta más eficaz para que a los que nos leen les apetezca comer lo que ven y para ello pongan en práctica las recetas que les mostramos. Y nosotros no es que seamos los "number one", somos mucho mejores cocineros que fotógrafos.

Hace tiempo decidimos que nuestro blog no era de esos con fotos monísimas cuyo atrezo cuesta más dinero y llama más la atención que lo que hayan cocinado. No nos tomen a mal, nos encantan esas fotografías con cucharas de alpaca y platos distintos para cada vez… Ojalá tuviéramos tanto menaje… Pero no es el caso.
Si echan un vistazo atrás verán que nuestras fotografías de atrezo tienen poco y que damos importancia a la comida. Incluso en muchas ocasiones hacemos primeros planos que muestren lo que hemos cocinado y nada más… Porque eso es lo que importa, no?

Como les decía, teníamos guardada esta receta en el baúl de los recuerdos porque no estábamos demasiado contentos con la foto. ¿Por qué? Pues porque se ve el pan y nada más, eso sí, se ve muy bien. Pero ahora pensamos… ¿Qué más se tiene que ver en la foto de una receta de pan?

Marie! Las baguettes!!!

Así que, pensándolo mejor, aquí va esta receta de Baguettes con su correspondiente foto sencilla pero hermosa.

*Nota: estas baguettes no llevan Masa madreasí que su durabilidad mengua bastante. Es un pan para comer en el día o al día siguiente.


Ingredientes:

200 gr de harina de harina de fuerza
200 gr de harina común
270 gr de agua
7 gr de sal
3 gr de levadura fresca prensada








 

Elaboración:

Para empezar ponemos en un recipiente pequeño el agua y la levadura desmenuzada. En un recipiente amplio ponemos toda la harina y la sal y removemos para que la sal quede bien integrada. A continuación añadimos los líquidos al recipiente de la harina y volvemos a remover.

Amasamos durante 10 minutos sobre la mesa de trabajo untada con aceite, hasta que la masa quede lisa y pegajosa pero que no se pegue a la manos y terminamos en forma de bola. Si notamos que la masa está demasiado floja y no se puede amasar bien podemos dejarla reposar 10 minutos y volver a amasar (método Dan Lepard de breve amasado - reposo) y así cuantas veces creamos necesario.

Ponemos la masa a reposar en un recipiente untado con un poco de aceite y tapado con papel film, durante aproximadamente 3 horas (dependiendo de la temperatura), hasta que haya duplicado su tamaño. Sin embargo tenemos que estar pendientes de este pan porque cada 45 minutos deberemos hacer un plegado a la masa para ayudar a que se desarrolle el gluten.

Dividimos la masa en tres porciones y formamos la baguette siguiendo los siguientes pasos: untamos la mesa de trabajo con un poco (muy poco) de harina, colocamos la masa con la parte lisa hacia abajo, golpeamos levemente la masa con la palma de la mano (para desgasificar), ahora doblamos uno de los laterales hacia el centro de la masa (presionamos ligeramente para que quede adherida), giramos la masa y hacemos lo mismo con el otro lateral. 

 
Ahora viene lo más complicado (no de hacer sino de explicar): debemos situar el dedo pulgar en la medio de uno de los extremos de la masa y doblar uno de los laterales de la masa sobre él (doblaremos solo un tercio de la masa), seguidamente golpearemos con la muñeca (de la otra mano obviamente) para que el doblez quede sellado e iremos repitiendo la misma operación a lo largo de todo el lateral de la masa (el dedo nos hará de guía), debe sobrarnos un tercio de la masa por el otro lateral. Repetimos la operación con el otro lateral de la masa y luego con las dos piezas restantes.
 
A continuación situaremos las dos manos en el centro de cada pieza y vamos estirando la masa presionando ligeramente y haciéndola girar sobre la mesa (como cuando hacíamos churros con plastilina en el cole), rápidamente y moviendo las manos de forma acompasada. Damos forma a los extremos como más nos guste (puntiaguda o redondeada).


Nos queda un último levado. Ponemos un trapo de lino (o algodón en su defecto) enharinado sobre una bandeja y colocamos la primera pieza de pan, hacemos una doblez en el paño antes de colocar la siguiente pieza (a modo de barrera para que las masas no se toquen), hacemos otra doblez y colocamos la última pieza.


Dejamos levar la masa durante una hora y precalentamos el horno a 250º C, con calor arriba y abajo y la bandeja la posición central.

Traspasamos las piezas a la bandeja del horno y les hacemos tres greñas a cada una, realizando cortes casi horizontales en el centro de cada baguette. Vaporizamos bastante agua, aproximadamente cada minuto durante los primeros cinco minutos. Transcurrido este tiempo bajamos la temperatura a 230º C. Diez minutos después bajamos la temperatura a 210º C y damos la vuelta a los panes para que tomen color por todas partes y cocinamos durante aproximadamente 15 minutos (depende de lo doradas que nos gusten las baguettes).

Retiramos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla hasta que estén completamente frías.
 
Listas para comer!

Terrina de paté casero

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Buenas!

En esta ocasión, yo el señor tartufo, que no me prodigo mucho en esto de la escritura en el blog, voy a compartir con todos ustedes, uno de mis secretos culinarios mejor guardados. Es una estupidez, claro, ahora que existe Internet, pero cuando a mí me dieron esta receta de estupidez tenía poco, porque no existía internet, o sí, no me acuerdo, pero desde luego no estaba tan arraigado como ahora, y mucho menos había tantas recetas como las hay ahora… Por lo tanto, para mí, una auténtica joya. Os cuento como fue.
Hace ya un puñado de años estuve trabajando en Madrid en un restaurante de medio pelo con pretensiones, en el que intentábamos hacer bien las cosas, y que tenía cierto éxito los fines de semana. La verdad es que en Malasaña, cualquier local que hiciera medianamente bien las cosas podía funcionar en fin de semana, entre semana ya era otro cantar…

Pues bien, una de las cosas que más éxito tenía en nuestro restaurante era una tabla de pates, que curiosamente no se elaboraba en el restaurante xD Eran dos pates: Pâté de Campagne y Paté de ciervo… Ambos eran sublimes, para mí, dada mi juventud… Era la hostia en verso. Ver que se podían hacer pates de manera artesanal y sin necesidad de abrir una lata… Eso sencillamente era todo un descubrimiento.

Dos veces en semana venía un carnicero a traernos dos terrinas de pate que no tardaban en venderse. En una ocasión, con la picardía que caracteriza a un joven aprendiz, decidí acercarme al carnicero-repartidor-vendedor y pedirle la receta del Paté de ciervo. Pensé que me iba a mandar “a tomar viento fresco”… Pues nada más lejos de la realidad, me equivoqué. Debió de pensar que éramos tan vagos que jamás los íbamos a hacer allí mismo. A los pocos días apareció con un papel arrugado y en él había escrita, a “grosso modo”, una receta, sin elaboración, sólo los ingredientes del paté. Pero teniendo algunas nociones de cocina tampoco me fue difícil adivinar como se hacía la terrina (teniendo en cuanta que alguna que otra de Foie de pato había hecho.

Pues bien, la receta decía esto mismo:
“200 gr de menudillos de ciervo, 100 gr de magro de cerdo, 100 gr de lardones de tocineta, 100 gr de panceta cortada en lonchas, armañac, brandy, pimienta negra, laurel, azúcar y sal.”

Esta receta, escrita en una servilleta de bar que todo lo aguanta, fue para mí un tesoro que hoy comparto con vosotros, y que por desgracia, con la proliferación de internet, pierde algo de valor. Pero ya os digo que para mí es una auténtica reliquia… Algo similar al Pâté Campagne, salvando las distancias. Una de esas recetas que de tanto en tanto elaboro para amigos (eso sí, cambiando los menudillos de ciervo por hígados de pollo), para posteriormente regalar y dejar a los futuros comensales literalmente con la boca abierta.

Terrina de paté casero


Espero que la disfrutéis y que la hagáis!


Ingredientes:

200 gr de hígado de pollo

100 gr de tocino cortado en cuadros
100 gr de carne magra de cerdo molida
100 gr de panceta en lonchas
Un chorrito de brandy
Un chorrito de vino tinto
Un diente de ajo
3 hojas de laurel
Orégano
Azúcar
Pimienta negra recién molida
Sal




Elaboración:

Para empezar picamos la carne magra de cerdo con el accesorio picadora de alimentos para KitchenAid (picadora de carne). En un recipiente mezclamos la carne, con el tocino y el hígado cortado en cuadros pequeños. Salpimentamos, añadimos el ajo machacado, el azúcar, el orégano, el brandy y el vino tinto y removemos. Dejamos marinar toda la noche con el bol tapado y dentro de la nevera.


Precalentamos el horno a 200º C, con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central. Forramos el molde que vayamos a utilizar con la panceta (encamisamos tanto el suelo como las paredes del mismo). Rellenamos con la carne y cubrimos con más panceta. Situamos las hojas de laurel sobre la panceta.


Introducimos el molde en el horno tapado (nosotros utilizamos una fuente apta para el horno para tapar el molde) y lo cocinamos sobre una bandeja al baño maría, durante una hora a 200º C. Bajamos la temperatura a 170º C y seguimos cocinando durante 15 minutos más, destapamos el molde y lo dejamos otra media hora.


Sacamos el paté del horno, dejamos reposar hasta que esté templado y luego lo guardamos tapado en la nevera. Servir acompañado de unas tostas de pan y algún encurtido.




Curso de pan en Madrid (13 de julio)

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Buenas!

Sabemos que esta semana les tenemos bastante abandonados, lo sentimos de veras pero es por dos buenas razones.

La primera razón es que ayer asistimos a una ponencia del gran Ferran Adrià en la que nos habló largo y tendido acerca dos aptitudes de las que él va sobrado: innovación y talento. Es maravilloso ver a una persona hablar de su trabajo con tanta pasión, sinceridad, humildad y sabiduría. Ya les contaremos con más detenimiento próximamente.

La segunda razón es la que nos tiene realmente absortos, expectantes y emocionados. Y es que por fin vamos a poder compartir nuestros conocimientos con todo el que esté o pueda acercarse a Madrid a mediados del mes de julio. Nos explicamos.

Curso de pan

Hace unos meses nuestras compis de Acarameladapreguntaban en su Facebooksobre qué cursos estarían interesados en hacer sus amigos y clientes. Una de las ideas con más éxito fue la de hacer un curso de pan. Fue como así como Ana (fotógrafa y especialista en marketing y redes sociales deAcaramelada) nos propuso que fuéramos nosotros quienes impartiéramos el curso.

 
Fue así como surgió esta locura tan maravillosa que nos va a llevar a Madrid a impartir un curso de pan dentro de algo más de un mes.

Aquí tienen el programa del curso:

 

Nuestra intención no es otra que la de transmitir nuestro conocimientos y  la pasión, las ganas y casi la necesidad que tenemos de hacer nuestro propio pan en casa. Que los que participen de este curso se vayan a casa con la seguridad de que de su horno puede salir un pan mejor que cualquier pan que podamos comprar hoy en día (desgraciadamente) y con el gusanillo de investigar y probar nuevas recetas, distintos cereales, formas, etc.

Así que nada más, sólo nos queda emplazar a todo el que quiera asistir al Curso de pan que impartiremos en Acaramelada(Madrid) el próximo 13 de julio de 2013. Pueden ponerse en contacto con nosotros a través de nuestro correo tartuforecetas@gmail.com.

¿Quién se apunta?


Pan de papa (patata) con almogrote

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Buenas!

Hoy es el Día de Canarias y a mí se me hincha el pecho de orgullo patrio y canariedad… ¡Qué le vamos a hacer!

Hoy la enana y yo nos pondremos nuestra ropa tradicional (lo que aquí se llama “vestirse de canario” como si no fuéramos vestidos de canarios siempre) y nos echaremos a la calle a disfrutar de este día tan hermoso en el que en cada rincón de las islas se escucha una isa, una folía, una seguidilla o una malagueña.

Y si durante todo el año disfrutamos comiendo nuestros platos tradicionales… Cuánto más disfrutaremos de ellos en un día como hoy en el que todo canario que se precie va a celebrar cuan canario se siente degustando unas papas arrugas con mojo picón, una pata de cerdo asada, una pella o un escaldón de gofio, un buen queso canario con sus aceitunas, un sancocho de pescado, unos tollos en salsa, un “bocata de chorizo de teror”,… todo ello regado con una Tropical (cerveza canaria) bien fresca, un vaso de Clipper(refresco canario) o un “buchito” de Agua de Firgas(agua gasificada canaria).

Los más modernos quizás opten por degustar otros platos menos tradicionales pero que cuentan también con todo los requisitos necesarios para alcanzar el listón, es decir, materia prima de la tierra. Por ejemplo nuestras milhojas de dorada, aguacate y queso herreño, la ensalada de cogollos, el helado de leche merengada, lima y suspiros de Moya, el crujiente de carrillera de cochino negro canario, etc.
Lo importante es que este, como tantos otros días señalados, lo celebramos comiendo.

Nosotros no íbamos a ser menos y hoy traemos una receta combinada, o lo que es lo mismo, dos recetas para comer juntas: un pan de papa y nuestro tradicional almogrote. Para los que no lo conozcan, el almogrote es una especie de paté elaborado a base de queso curado y tomate principalmente, que proviene originalmente de la isla de La Gomeray que en la actualidad puede disfrutarse en todas las islas. En cuanto al pan de papa, es tradicional en Canarias la elaboración artesanal de panes de papas, huevo o millo (maíz)… Los tres tienen una textura tierna, con corteza y miga muy frágil y sabor dulzón… Buenísimo!

Me gusta la bandera, bandera tricolor, con 7 estrellas verdes... Ay mamá, bandera tricolor!
 

Como homenaje a nuestra pequeña y para que dentro de unos años sigamos recordando estas cositas que ahora nos hacen reír tanto, les dejamos con la que en estos momentos es su canción favorita… Por cierto, que es música canaria pero de la modera… O lo que quizás será folklore cuando ella tenga nuestra edad jejejeje.

 

¡Feliz día de Canarias!

*Nota: los ajos que ven en la foto de los ingredientes son ajos tiernos canarios.

*Nota: por razones ajenas a nuestra voluntad no podemos ofrecerles las fotografías de la elaboración del pan… Las nuevas tecnologías son así, tienen vida propia.


Ingredientes:


Para el pan de papa:
 
250 gr de harina de fuerza
250 gr de harina común
2 papas
250 ml del agua de cocción de las papas
100 gr de azúcar
100 gr de mantequilla
15 gr de levadura fresca prensada
2 cucharadas de sal
1/2 cucharada de ralladura de limón
1/2 cucharadita de canela
1/2 cucharadita de matalahúva
Un huevo (para pintar el pan)


Para el almogrote:

Una cuña de queso curado de cabra (aproximadamente 200 gr)
2 tomates maduros
3 dientes de ajo
2 cayenas (o una puntita de pimienta roja picona)
1/4 de cucharadita de pimentón dulce
Aceite de oliva

Elaboración:

Empezamos elaborando el pan. Pelamos las papas, las lavamos bien y las ponemos a cocer en un cazo con agua (nosotros lo llamamos sancochar) pero con el doble de sal que la que usamos normalmente (aproximadamente dos cucharadas soperas). Cuando las papas estén tiernas las escurrimos y las pasamos a un recipiente amplio en el que las escacharemos, de forma que nos quede un puré muy espeso.
En otro recipiente mezclamos el agua de cocción de las papas (aún templada) con la levadura y una cucharada de azúcar y dejamos reposar durante 15 minutos. 

En otro recipiente mezclamos la harina con la canela. Seguidamente incorporamos el resto del azúcar, la ralladura de limón y la matalahúva y volvemos a remover. Por último incorporamos la mantequilla derretida. Añadimos esta mezcla al puré de papas que teníamos hecho. Después añadimos los líquidos al recipiente en el que teníamos el resto de los ingredientes. Amasamos todo hasta que los ingredientes estén integrados por completo.

Dejamos reposar en un recipiente tapado con un papel film y guardamos en la nevera hasta el día siguiente. Al día siguiente sacamos el recipiente de la nevera y dejamos reposar a temperatura ambiente hasta que esté templado.

Amasamos brevemente sobre la mesa de trabajo untada con un poco de aceite para desgasificar la masa y dejamos reposar aproximadamente media hora más.

Damos forma a los panes (nosotros hicimos dos hogazas pequeñas) y dejamos reposar sobre un papel vegetal y tapados con papel film (procurando que el papel no toque la masa) durante aproximadamente una hora y media.

Precalentamos el horno a 190º C, con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central. Cuando el horno esté caliente greñamos los panes y los pintamos con huevo. Volcamos los panes en la bandeja del horno y cocinamos durante aproximadamente 30 minutos (o hasta que estén bastante dorados).

Retiramos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla hasta que estén completamente fríos.


Ahora vamos con el almogrote. Quitamos las cáscaras al queso y lo rallamos (no demasiado pequeño). Lavamos y rallamos los tomates también. Pelamos los ajos y los machacamos junto con la cayena.


En un recipiente amplio mezclamos el queso, el tomate rallado, el ajo, el pimentón y la cayena. Removemos todo junto y vamos añadiendo aceite a medida que vamos removiendo hasta que consigamos la consistencia adecuada (como de paté suave).


Listo para comer!

 

Accesorio heladera para KitchenAid

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Buenas!

Se va acercando el verano (aunque algún agorero dice que no va a llegar aquí pinta que sí) y, al menos a nosotros, comienza a apetecernos mucho comer helado. Estos últimos fines de semana hemos ido aprovechando para probar nuevas recetas que la verdad es que nos han encantado. Así que nos hemos decidido hacer una semana dedicada a los helados, semana heladera que inauguramos hoy.

Hoy queremos mostrarles otros de los accesorios del Robot Mixer KitchenAid Artisan. Como recordarán, ya les hemos hablado del Accesorio picadora de alimentos para KA, su funcionamiento y su utilidad. En este caso hablaremos del Accesorio heladera para KA. Con el accesorio helador podemos hacer helados, sorbetes, granizados y yogures helados.


El accesorio heladera permite hacer postres helados caseros con grandes resultados y en poco tiempo (aproximadamente 25 minutos dependiendo de la crema que utilicemos) ya que es el electrodoméstico de este tipo con más potencia del mercado, más incluso que algunas heladeras profesionales.

Este accesorio es apto para todos los robots KitchenAid con cabeza elevable y acople para el bol. Tiene una capacidad de 1,9 litros y un tamaño ideal para que quepa con facilidad en un congelador estándar (aproximadamente 18 cm de alto).



El accesorio helador está compuesto por tres piezas: las aspas (que mezclan la crema y la separan de las paredes del vaso), el vaso helador (que va congelando y mantecando la mezcla a medida que las aspas la van moviendo) y un adaptador que permite enganchar las aspas a nuestra KitchenAid. Además las instrucciones de uso de contienen algunas recetas que están bastante bien para empezar y familiarizarse con el uso de la máquina.


El funcionamiento es el siguiente: 

  • Debemos meter el vaso helador en el congelador con un día de antelación (mínimo 15 horas). El vaso posee un doble fondo que contiene líquido refrigerante que se congela. Recomendamos meterlo dentro de una bolsa o cubrirlo totalmente con papel film para evitar que se deteriore con los posibles roces y para que no adquiera olores extraños. 
  • Hacemos la crema para el helado que queremos elaborar y la dejamos enfriar (suponiendo que la crema que hayamos escogido sea caliente). 
  • Quitamos el bol de la KitchenAid y ponemos el vaso helador en su lugar, colocamos también las palas para remover el helado. 
  • Ponemos la máquina en funcionamiento y dejamos que el helado se vaya mantecando. Debemos vigilarlo para evitar que la crema endurezca demasiado ya que luego sería muy complicado sacarla del vaso y además podría estropearse el motor al realizar demasiada fuerza para poder remover el helado. 
  • Cuando el helado ya tenga la textura que buscamos, paramos el robot y quitamos el vaso helador del mismo. Sacamos el helado del vaso y lo ponemos en un recipiente apto para el congelador. Debemos tener cuidado de utilizar un utensilio de goma para no dañar el interior del vaso y además tenemos que ser rápidos para que el helado no siga congelándose. 
  • Desmontamos todas las piezas de la KitchenAidy las lavamos y secamos. 


Su precio ronda los 90 euros, lo cual no es caro para una heladera de calidad. Cierto es que necesitas haber hecho la inversión de adquirir una KitchenAid antes pero también es verdad que con el robot puedes hacer muchísimas cosas más. Cuestión de gustos… o de presupuestos o como dice el Tartufo, de prioridades.

Nuestra experiencia con este accesorio ha sido de lo más gratificante. Antes de tener la KitchenAidteníamos una heladora de vaso (concretamente la del Lid´l) cuyo funcionamiento era similar a este, eso sí, la potencia era notablemente menor y por ende más lenta y con resultados algo menos logrados; quede claro que sin desmerecer a la otra heladera ya que funciona de maravilla, más aún si buscamos una formidable relación calidad precio (ronda los 20€).

Resulta sorprendente ver esta máquina en funcionamiento, de hecho el helado está completamente mantecado antes de que te des cuenta. Con esto logramos una textura ideal y además en poco tiempo… ¿Qué más se puede pedir?


Y ahora te apetecerá hacer un helado, aquí tienes algunas recetas:
·         Helado de gofio
·         Helado de vainilla

Helado de cookies con kitchen aid (o como a uno le plazca)

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Buenas!

Como les dijimos el lunes, esta semana la hemos dedicado al que creemos que es alimento del verano por excelencia: el helado. Pero el helado del bueno, del hecho en casa y que entre sus ingredientes no se encuentran ni conservantes, ni colorantes, ni estabilizantes, si espesante, ni cosas de esas extrañas que suelen tener un código numérico (E-xxx) y que en absoluto son necesarias para elaborar un producto de calidad.

Por esa razón en casa de los Tartufo hemos dejado de comprar helados comerciales desde hace tiempo, al igual que ya no compramos pan y es que es mejor elaborarlo todo uno mismo. Entiéndanos bien, salimos a pasear un domingo y disfrutamos de un buen helado artesanal en algunas muy buenas heladerías que hay por la isla. Pero si uno tiene la posibilidad de elaborar sus propios helados, se disfrutan mucho más. Y al final pasa como con el pan, que engancha, y uno está deseando que vuelvan los calores para sacar el vaso de la heladora del armario y guardarlo en su hábitat natural: el congelador.

Y como seguimos confirmando que, como de costumbre, el verano se sigue acercando peligrosamente… nos ha dado por comer helado como si el mundo se fuera acabar… Pero lo que se va acabar en realidad son los días de permiso que nos hemos tomado de la dieta porque el lunes volvemos a retomar nuestra particular “operación biquini”.

El lunes comenzamos nuestra “semana heladera” hablándoles sobre el Accesorio helador de KitchenAid. Hoy les vamos a dar una receta del ya clásico Helado de cookies que da como resultado un helado absolutamente delicioso (cuidado que es adictivo) y cremoso. Y avisamos que ya tenemos otra preparada para el viernes.

 Al rico helado!


¿Sera esta la famosa dieta del cucurucho?


 Ingredientes

250 gr. queso mascarpone
250 gr leche entera
200 gr de nata 35% M.G.
150 gr azúcar de caña
170 gr cookies con trozos de chocolate




Preparacion:

Esto se puede hacer rápido, y fácil, o lioso y complicado, yo como soy una persona que no le gusta mucho complicarse, lo haremos rápido y fácil, ok?

En un jarra de un litro ponemos la leche, la nata, el azúcar y el queso, con una batidora de brazo le damos zapatilla, hasta que quede una masa homegena y hayamos diluido perfectamente el azúcar de caña, que es algo mas difícil de disolver que el normal.

Dejaremos reposar esta mezcla en la nevera al menos una hora, y si son dos mejor, con el fin de que se asienten todos los sabores (parece una tontada pero no lo es).

Cuando la mezcla este bien fría y asentada, simplemente tenemos que verter este contenido en nuestro vaso helador, nosotros en este caso en el vaso helador de nuestra Kitchen Aid, en 10 minutos tenemos la mezcla perfectamente mantecada, pero eso dependerá de la potencia de cada sorbetera. Una vez mantecado, echamos las galletas troceadas en nuestro helado, y toca remover con cuidado para no romper en exceso las galletas.

Maduraremos el helado en el congelador una hora y media como minimo para que este perfecto! Facil, no?


 A disfrutar que son dos días!





Helado de fresas y yogur con kitchen aid (o como a uno le plazca)

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Buenas!

Hoy venimos con la última entrega de nuestra “semana heladera”. Si el miércoles les traíamos un helado algo contundente con su queso y sus galletas (Helado de cookies), hoy traemos otro tipo de helado, con yogur y fruta fresca, más suave, sano y ligero… pero igual de bueno y de sencillo. Por cierto que la receta de nuestro Helado de fresas y yogur está basado en otra de nuestro querido Jamie Oliver (aunque cualquier parecido con la realidad puede ser fruto de la casualidad).

Una aclaración antes de terminar con estos “fascículos” dedicados al mundo del helado. Nosotros este año hacemos helado con el Accesorio helador de KitchenAid, pero hemos de ser sinceros, cuando adquirimos nuestra KitchenAidno era este precisamente el primer accesorio que nos habría gustado tener pero había una oferta en la que regalaban la heladora y esa fue la que pillamos. No es que nos gustara la idea sino que los accesorios de la KAno son precisamente económicos y cada uno tiene sus prioridades (nosotros preferíamos el Accesorio picadora de alimentos o el Accesorio rodillo para pasta). Al grano, que nosotros íbamos más que sobrados con nuestra heladera normalita y más que “apañá” (la archiconocida Heladera del Lid´l y su increíble relación calidad - precio).

Y, a qué viene todo esto? Pues viene a que muchos de ustedes nos han dicho (en sus comentarios aquí, en Facebook y Twitter) que les encantan nuestras recetas de helado pero que no tienen heladera en casa. Pues bien, recordando que la heladera de Lid´l (también me han hablado muy bien de la del Aldi) es muy económica (no llega a 20€) u otras marcas (ya no marcas blancas) que hay en el mercado que por algunos euros más elaboran unos helados más que decentes… También se pueden preparar helados caseros sin necesidad de helador aunque lógicamente no con los mismos resultados pero oye, para quitarnos la cosa… mejor que bien. 

Cuál es el método? Pues en vez de poner el helado a mantecar en la heladora lo que debemos hacer en meterlo en un recipiente apto para el congelador y lo dejamos aproximadamente 30 minutos, transcurrido este tiempo lo sacamos y removemos para que lo que se haya congelado se vaya repartiendo por todo el recipiente, cerramos y volvemos a guardar en el congelador… Y así sucesivamente hasta que tenga la textura de helado que nos guste. Hombre, no es que sea cómodo pero el que algo quiere…


"Los trozos de fresa son opcionales" :D



Ahí va la última entrega de nuestra semana heladera!



Ingredientes:

1/2 kg de fresas
4 cucharadas de miel
375 gr de yogur griego
200 ml de nata líquida (35% de materia grasa)












Elaboración:

Para empezar lavamos y quitamos lo pedúnculos de las fresas. Ponemos las fresas en el vaso de la batidora junto con la miel, la nata y el yogur. Trituramos hasta obtener un puré muy fino.


Dejamos reposar la mezcla en el frigorífico durante al menos un par de horas (este paso es optativo pero de esta forma el helado tendrá más sabor).
Transcurrido este tiempo ponemos la mezcla en el vaso de la heladera (o utilizamos el método que queramos para elaborar el helado).


Cuando hayamos obtenido la textura apropiada, guardamos el helado en un recipiente apto para el congelador. Antes de servir debemos sacarlo del congelador y guardarlo en la nevera (aproximadamente 20 minutos) para que tenga una textura más cremosa.



Listo para comer!


Y unos trocitos de fresa para acompañar!


Bacalao confitado con vinagreta de butifarra

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Buenas!

Este fin de semana no lo hemos podido aprovecharlo demasiado. La pequeña se ha puesto bastante pachucha, debió coger un virus de estómago, y se pasó todo el viernes por la tarde vomitando la pobrecilla… Debió echar hasta la primera papilla! El sábado por la mañana ya tuvimos que llevarla a urgencias porque, aunque había pasado la noche medianamente bien, por la mañana bebió algo de zumo y volvió a vomitar.

Pero lo que quería compartir con ustedes son dos “actos” que a cuenta del “malejón” del bebé he tenido que vivir y que me han hecho pensar que nos estamos deshumanizando.

El primero fue el mismo viernes. Recogí a la peque de la guardería y allí debía de estar perfectamente porque no me dijeron nada sus profes. Nada más salir por la puerta, cruzamos la acera y allí mismo mi pobre niña me vomitó encima. La llevaba en brazos así que se pueden imaginar el panorama. Completamente llenas de vómito las dos (desde el pelo hasta los zapatos). Ya sé que no es una imagen agradable de recrear, menos de imaginar y mucho menos de vivir, aún más tratándose este de un blog de cocina. Pero es que creo que lo que nos pasó merece una pequeña reflexión. El caso es que, como decía, con semejante panorama nadie se paró a echarnos una mano, a ver si necesitábamos cuanto menos una toallita, un clínex,… o cualquier señal que me hiciera dejar de pensar que éramos invisibles. Porque por más gente que iba pasando a nuestro lado, nadie se paró a preguntarnos si estábamos bien… Sinceramente me sentí fatal por mí pero sobre todo por mi hija, pobrecilla, se asustó mucho. Tuve que cambiarla de ropa allí en medio (menos mal que siempre lleva un par de mudas en la mochila). Yo me quité lo más que pude con un par de toallitas y de esa guisa nos fuimos a pillar el primer taxi que pasara.

Ahora la reflexión se las dejo a ustedes... Mejor será que yo me reserve las palabras que le dedicaría a cada una de las “personas” que fueron pasando por nuestro lado.

La otra acción absolutamente reprobable que nos tocó vivir este extraño fin de semana sucedió el sábado cuando fuimos al Centro de Salud. Resulta que justo delante de nosotros le tocaba pasar con los médicos a un “caballero” de unos 35 años. Pues bien, cando fue a entrar a la consulta que le correspondía dijo que no quería que le atendiera ese médico y que prefería esperar a que se vaciara la otra consulta. Yo cuando lo escuché ya sospeché algo pero se confirmaron mis pesquisas cuando la celadora nos hizo pasar y vimos que el médico era de raza negra. 

Ya sé que sobra decirlo pero me gustaría que sepan que el doctor atendió a nuestra hija de maravilla. La peque estaba algo asustada porque ella relaciona “ir al médico” con su pediatra de siempre, la consulta que ya conoce (y en la que hay juguetes) y el Centro de Salud que está cerca de casa de los abuelos. Y esta vez fuimos a otro ambulatorio, a una consulta sin juguetes y con médico al que no había visto nunca. Pues este doctor desconocido y previamente rechazado por aquel pobre infeliz, se puso a jugar con Lucia, le prestó el caleidoscopio y la hizo reír hasta que la enana se dejó auscultar sin problemas.

Una vez más la reflexión se la dejo a ustedes porque no encuentro una razón para que ninguna “persona” se crea superior a otra por ninguna razón, aún menos por el color de su piel.

Vamos con la receta!

Dejate sorprender por esta vinagreta sin igual!




Ingredientes:

2 lomos de bacalao
Una butifarra
Un pimiento rojo
Un pimiento verde italiano
Una cebolla pequeña
Un tomate
3 dientes de ajo
200 gr de setas
3 pepinillos
Una cucharadita de mostaza
6 cucharadas de aceite de girasol
Dos cucharadas de vinagre de jerez
Aceite de oliva






*Nota: esta vinagreta originalmente lleva butifarra pero nos fue imposible encontrarla por aquí así que la sustituimos por longaniza fresca.


Elaboración:

Para empezar ponemos el pimiento a asar, nosotros lo hemos hecho a la “parrilla”: hemos puesto una rejilla sobre la vitro a fuego fuerte y el pimiento sobre ella. Hay que vigilarlo porque se hace enseguida y darle vueltas cada poco para que se cocine por todas partes por igual. Cuanto esté listo lo metemos en una bolsa de plástico limpia (con cuidado de no quemarnos), la cerramos con un nudo y dejamos que sude un rato (nos olvidamos del pimiento por el momento).
 
Ahora vamos con la vinagreta. Extraemos la carne de la butifarra y desechamos el pellejo. Ponemos la carne de la butifarra en una sartén y la salteamos (sin nada de aceite porque la butifarra ya tiene lo suyo de grasa). Mientras tanto vamos pelando el tomate  y la cebolla y cortándolos en brunoise (cuadritos pequeños). Cortamos los pepinillos y picamos el perejil lo más pequeñito que podamos.
 
En un recipiente mezclamos toda la verdura con la butifarra, la mostaza, el vinagre y el aceite de girasol. Rectificamos de sal, agregamos una pizca de pimienta negra molida, tapamos y reservamos.


En un cazo con abundante aceite de oliva un par de ajos pelados ponemos a confitar el pescado a fuego bajo (aproximadamente 8 – 10 minutos).


Mientras tanto vamos pelando y cortando las setas y el pimiento verde en tiras. Pelamos el pimiento que habíamos asado previamente y lo cortamos en tiras también. En una sartén con una gota de aceite salteamos la verdura.
Cuando el pescado esté listo emplatamos y acompañamos con la verdura y unas cucharadas de nuestra vinagreta. Listo para comer!




Nuestros imprescindibles

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Buenas!

La entrada de hoy hemos querido dedicarla a esos objetos que los Tartufo consideramos imprescindibles en la cocina. Ese utillaje sin el que nos sentiríamos perdidos en la cocina y que tanto nos puede facilitar el trabajo. Utensilios varios que pueden ir desde el objeto más aparentemente nimio o económico hasta cacharros algo más “exclusivos”.

Esperamos hacer de este post una guía útil en la que entre todos vayamos conformando el listado de utensilios que debe tener cualquier “cocinillas” que se precie. Empezamos.



Cuchillo cebollero

Hay muchos modelos distintos, incluso materiales… Sin ir más lejos, en nuestra cocina tenemos cuatro diferentes. 

Podríamos decir que es la navaja suiza de la cocina ya que es el cuchillo por excelencia, ese que no puede faltar en casa de todo aficionado de la cocina que se precie y el preferido por los profesionales. Se utiliza para cortar frutas y verduras, hierbas, hortalizas, carnes y pescados.

Nuestro favorito es un cuchillo de la marca japonesa Global. Se trata de un cuchillo fabricado en una única pieza de acero inoxidable con mango en relieve. Hace más de seis años que lo compramos (lo primero con lo que nos hicimos al comprarnos la casa) y podemos decir que está prácticamente igual que el primer día. Son algo (por no decir bastante) caros pero compensa tener un buen cuchillo con el que trabajar rápida y eficazmente.


Puntilla

En ocasiones puede ser complicado encontrar una buena puntilla, tengamos en cuenta que es un cuchillo que se utiliza para casi todo en parte gracias a su pequeño tamaño que lo hace muy manejable. Se usa principalmente para pelar frutas y verduras y para pelar y cortar al aire

Tenemos varias puntillas, de hoja recta y curvadas, pero para la puntilla también nos decantamos siempre por la misma. Se trata de una puntilla de hoja recta de la marca alemana Zwilling. Hace casi seis años que al Tartufo se lo trajeron los Reyes Magos y sigue intacto. Es el cuchillo que más utilizo porque me apaño mejor que con el cebollero (que lo veo demasiado grande para mi). Su precio es algo caro pero bastante más económico que los anteriores y en mi opinión el mejor en relación utilidad – precio.
 
Cacerola de hierro colado
 
De estas solo tenemos una, al menos por ahora y al menos de las buenas (porque sí que tenemos alguna imitación más o menos lograda).  Es quizás el utensilio más nuevo que tenemos (poco más de seis meses) y sin duda es el que más mimamos. Dicen que tienen garantía de por vida así que esperamos que Lucia la herede y la utilice para cocinar grandes guisos como los que hace hoy su padre.

Las cacerolas de hierro colado vitrificado (también llamadas cocottes) de Le creuset destacan y sorprenden por muchas cosas pero sobre todo por lo rápido que se calientan, de forma que la comida está lista antes y se cocina mejor porque además el calor se reparte de manera uniforme. 

Su precio es bastante caro (y cuando digo bastante quiero decir mucho) pero esto no es un gasto sino una inversión. Es preferible gastar el dinero una vez en una buena olla que tener que comprar otras de menos calidad, que se nos estropean con frecuencia o no cocinen los alimentos del todo bien.

¿Alguna vez has tenido la sensación de que te has gastado bastante dinero en algo pero que aún así te compensa? Eso es exactamente lo que nos pasa con la cocotte, nos ha dolido pagar su precio pero volveríamos a hacerlo sin duda alguna.



Tabla para cortar

Se trata de una tabla de PVC (policloruro de vinilo) que también tiene sus años (la compramos el mismo día que el cuchillo cebollero) y la verdad es que ya está bastante trillada, rallada por los cuchillos pero para eso está y ahí sigue, aguantando el trote diario. 

La nuestra en concreto mide 40 * 30 cm lo cual es un tamaño más que suficiente para poder pelar y cortar con comodidad, existen muchos otros tamaños. Tiene un par de centímetros de grosor y unas mini – patitas de silicona que en cierta manera se adhieren a la superficie de la encimera y la hacen muy estable.

Una buena tabla es imprescindible para poder cocinar sin estropear la encimera. Además, como todos sabemos, las tablas de madera son bastante antihigiénicas aunque son las que siempre ha habido en casa.

La nuestra es de color azul (por aquello de que nos hacía juego con la cocina) pero existen de varios colores (amarillo para la pastelería, azul para el pescado, rojo para la carne, verde para frutas y verduras y blanco para el pan son las más usadas). Nuestra idea es tener más de una en un futuro no muy lejano. 



Pelador de patatas

Sabemos que hay quien se maneja mejor con los cuchillos para pelar las papas (o patatas) y que hay quien cree que utilizar pelador es de "blandengues" así que solo lo utilizamos cuando estamos solos en casa.

Considero imprescindible tener un buen pelador, con mango ergonómico y una buena cuchilla. Gracias a él pelo papas (también zanahorias o batatas) en un tiempo record y quitando únicamente la cáscara por lo que consigo un aprovechamiento óptimo del alimento.

En cuanto al pelador el Tartufo y yo no nos ponemos de acuerdo porque tenemos gustos distintos. El pelador que más utilizo yo es de plástico y con la cuchilla de acero inoxidable, tiene forma de cuchillo, no tiene marca (es de los chinos aunque los hay similares en Ikea) y tiene varios años pero ahí sigue, dándolo todo como el primer día. El pelador que más utiliza el Tartufo es uno curvado y de acero inoxidable, de la marca Arcos… Cuestión de gustos.


Rallador de cuatro caras

Sí, como casi todo el mundo, lo utilizamos sobre todo para rallar queso pero también para rallar verduras (zanahoria, tomate, calabacín, etc.) y cortezas (naranja, limón, pomelo,…), hacer rodajas muy finas de patata, calabacín, etc.

El tener diferentes tamaños lo convierte en un utensilio muy versátil, además es de acero inoxidable. Sin embargo tienen un inconveniente y es la dificultad de limpiar los restos que quedan en los orificios (sobre todo si rayas queso). El nuestro es el de Ikea.

 
Báscula

Hay quien no utiliza báscula (véase alguna que otra madre) y se maneja bien echando las cantidades “a ojo”. Para cocinar no es que sea imprescindible pero sí para la pastelería y sobre todo (al menos en casa) para la panadería. ¿Qué has visto una receta fabulosa y la quieres elaborar en casa? Pues vas a necesitar una báscula… sí o sí. 

Las analógicas de toda la vida (es decir las de la agujita) son monísimas pero si la quieres de precisión su precio se dispara. Por eso recomendamos las digitales que son más precisas y capaces de medir gramo a gramo; las hay muy apañadas por poco dinero, además son ligeras y ocupan muy poco espacio. La nuestra es de la marca beurer.


 Una buena soteau (o en su defecto, una buena sartén)

En realidad aún no tenemos soteau (cuestión de prioridades) así que utilizamos una sartén en su lugar. Hace bastante tiempo que la tenemos y no costó demasiado cara (en comparación con otras que hemos visto en el mercado). Se trata de una sartén con base de acero y cuerpo de aluminio fundido de la marca Valira. Por supuesto no es una sartén de teflón con ese antiadherente que además der ser tóxico, es de muy mala calidad y no resiste bien las altas temperaturas. Nuestra sartén, por el contrario, tarda más en calentarse pero reparte el calor uniformemente, es más resistente a los rayones y no se deforma; eso sí es bastante pesada pero también es bastante grande.

Nuestra sartén aguanta desde pescados a la plancha hasta arroces… Totalmente multiusos!

Eso sí, confesamos que ya le hemos puesto el ojo a la que esperamos que sea nuestra próxima adquisición: se trata de una sartén de titanio super antihaderente de la marca Woll(demasiado caras por desgracia).

Y hasta aquí nuestra compilación de utensilios de trabajo sin los que nuestra cocina estaría vacía y nosotros perdidos. Quizás vayamos cambiando nuestras preferencias con el paso del tiempo, por ahora, estos han sido nuestros imprescindibles.

Una cosa más, un buen equipo de música es primordial para amenizar toda sesión de cocina!
 

Fresas maceradas con vinagre

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Buenas!

Hoy quiero hablaros acerca de alguien que conozco y a quien admiro. 

En uno de mis tantos viajes a Donosti, mi padre me invitó a ir a una feria de vinos en la trasera de la Catedral del Buen Pastor. Yo ,como buen amante del comercio y del bebercio que soy, no me lo pensé dos veces y allí acudí.

Mi padre que es un relaciones publicas nato, para algo es vendedor, me presentó a un íntimo amigo suyo (o así al menos me lo pareció a mi), Patxi Salbide. Un tipo peculiar (no me entendáis mal). Un tío que desde el minuto uno que lo conoces te lo da todo sin esperar nada a cambio y te contagia su entusiasmo, pero sobretodo te embriaga con su energía… Hasta tal punto que casi me hace coger en exclusiva una conocida marca de vinos riojanos para vender en las islas, pero por motivos que no vienen a cuento no pudo ser… 

Y diréis: ¿a qué demonios nos viene a contar esto ahora? Pues bien, la historia es que el otro día, andando yo en esto del Twitter (que a más de uno le resultara familiar), vi como Martín Berasategui colgaba una foto con otro señor y como enlace entre ambos un libro. La verdad es que no le di mayor importancia, son tantas las fotos con las que a uno le bombardean a la largo del día que ya la información resbala y no cala como debería. Pero del sábado para el domingo recibí un mail de Patxi, la misma foto que había visto en Twitter estaba como archivo adjunto… Entonces caí en la cuenta! Patxito (como le llama mi padre) había escrito un libro.
“Soy un lesionado medular... pero volveré a caminar.”

Un tío que se despide de mí diciéndome que si tengo salud lo tengo todo, se merece todo mi respeto. Hasta en los mails que te manda consigue transmitir ese entusiasmo, ese optimismo.

No os estoy recomendando el libro porque no lo he leído, pero se quién está detrás de él, y si consigue transmitir en el libro la mitad de lo que transmite en persona, ya es mucho. 

Patxi, esto es solo una gota de agua en este basto mundo de la información, pero si con esto logro algo, por poco que sea, me doy por satisfecho. Mucha suerte en tu nueva aventura, que me consta que es sin ánimo de lucro.

Y dedicada para ti una receta sencilla pero deliciosa. Solo fresas, azúcar, vinagre y pimienta. Para darnos cuenta de qué cosas son realmente importantes y de que no debemos dar la relevancia que desgraciadamente hoy le damos a lo artificial y superfluo.



Ingredientes:

1 kg de fresas (o fresones)
150 gr de azúcar moreno
Un chorrito de vinagre balsámico (aproximadamente 5 cucharadas)
Pimienta rosa molida (o negra en su defecto)







 


Elaboración:

Para empezar lavamos las fresas, les retiramos el pedúnculo y las troceamos (no demasiado pequeñas). Ponemos las fresas en un recipiente amplio junto con el azúcar, el vinagre y la pimienta.


Removemos con las manos procurando no romper las fresas, tapamos y conservamos en la nevera durante un día.


Al día siguiente sacamos las fresas de la nevera diez minutos antes de servir (para que no estén demasiado frías) y servimos solas acompañadas por un yogur (natural o griego), nata, sirope de chocolate o lo que nos apetezca.


Listas para comer!


Bollos de chocolate y cardamomo

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Buenas!

Estos días andamos bastante ajetreados con los preparativos para el curso de pan que, como ya saben, vamos a impartir el próximo 13 de julio en Acaramelada (Madrid). Y entre tanto preparativo, requisito imprescindible es seguir haciendo pan, probar nuevas y viejas recetas, amasados, ingredientes, etc.

El domingo pasado la peque y yo nos fuimos a pasar el domingo a casa de los abuelos. El Tartufo se quedó en casa, supuestamente descansando. Cuando llegamos a casa ya en la tarde vimos que Mikel había preparado unos deliciosos Bollos de chocolate y cardamomo para la merienda. Vaya sorpresa y vaya delicia, con un buen vaso de leche.

Cuando alguien me pregunta a que se dedica mi pareja y les digo que es cocinero, la siguiente pregunta suele ser “y quién cocina en tu casa?”. Pues podríamos decir que compartimos la tarea en lo que a la preparación de alimentos se refiere, pero hay cosas que nos diferencian. Yo soy más de cocina de batalla, de la comida del ama de casa de toda la vida, de mis potajes, mi sopa y mi ropa vieja, lo que uno aprende de su madre (y que tan bueno está por cierto).

Mikel es más de todo: de él he aprendido a hacer desde la crema de verduras más sencilla, hasta a confitar un pescado, pasando por el estofado de ternera más delicioso que uno se pueda imaginar. Sí tenemos esa suerte, tenemos un gran cocinero en casa, uno que no solo sabe cocinar maravillosamente sino que siente ferviente pasión por lo que hace. La enana y yo somos muy afortunadas.

Así ese domingo merendamos estos deliciosos Bollos de chocolate y cardamomo, como hoy comimos unas albóndigas con tomate que se cocinaban mientras teníamos un pan de molde en el horno. 

Niños! A merendar!

Ahí va la receta!


Ingredientes:

200 gr de Masa madre
150 gr de harina de fuerza
150 gr de harina común
140 gr de agua
70 gr de chocolate negro (en trozos medianos)
20 gr de aceite de oliva virgen extra
7 gr de sal gruesa
7 gr de levadura fresca prensada
10 vainas de cardamomo






Elaboración:

Para empezar desgranamos el cardamomo y escachamos los granos en un mortero. 

Ponemos todos los ingredientes secos (las harinas, la sal y el cardamomo) en un recipiente amplio y los mezclamos, y todos los húmedos (Masa madre, agua, levadura desmenuzada y aceite) en otro recipiente más pequeño y los mezclamos también. Agregamos los ingredientes  líquidos a los secos y mezclamos hasta que todos los ingredientes estén integrados.

Untamos la mesa con un poco de aceite y amasamos durante aproximadamente 5 minutos, hasta obtener una masa correosa y suave.

Extendemos la masa sobre la mesa, formando un rectángulo y ponemos el chocolate troceado sobre ella. Apretamos con los puños para que se integre todo en la masa.


Doblamos la masa horizontalmente en tres, de la siguiente manera: primero el tercio izquierdo lo doblamos hacia el centro y luego cubrimos con el tercio derecho. Y hacemos la misma operación verticalmente, obteniendo así un cuadrado pequeño con el que formaremos una bola.
 
Ponemos la masa en un bol untado con aceite y la dejamos reposar tapada durante aproximadamente una hora y media (hasta que más o menos haya doblado su volumen inicial).

Dividimos la masa en porciones (7 en nuestro caso) y se hace una bola con cada uno de ellas. Ponemos los panecillos sobre la bandeja de horno cubierta con Silpat o papel vegetal, los espolvoreamos con algo de harina (muy poca) y los tapamos con el trapo de panadero. Dejamos reposar otra hora más o menos.


Precalentamos el horno a 210º centígrados con calor arriba y abajo. Introducimos los panecillos en el horno.

Cocinamos a 220º durante 15 o 20 minutos, hasta que estén dorados, los primeros 5 minutos podemos rociar un poco de agua con vaporizador un par de veces para así obtener una corteza mejor (opcional).

Retiramos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla.



Listos para comer!

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