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Channel: Las recetas de la familia Tartufo
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Crema de coliflor con fritada de ajos

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Buenas!

Pasados ya de largo los excesos navideños, los Tartufo nos hemos propuesto deshacernos de esos kilitos de más que nos han acompañado en el tránsito hacia este nuevo año.

Seamos sinceros: si vivir con un cocinero y ponerse a dieta es una tarea complicada… Si dicho cocinero además tiene un blog de cocina… Mal vamos! Y es que hay tantas cosas tan buenas que nos gustaría hacer y enseñarles…

Pero hay un tiempo para todo y ahora toca cuidarse y recuperar la línea. Y algo que en ocasiones a los Tartufo nos cuesta admitir es que se puede comer igual de bien y de bueno y además sin añadir centímetros a las cartucheras por el camino. Y otra cosa que nos hace dudar: ¿le interesarán a los que están ahí encontrar de vez en cuando recetas sanas, nutricionalmente equilibradas y que podemos colocar sin ningún problema en un régimen de adelgazamiento? Pues suponemos y esperamos que sí.

La receta de hoy es una Crema de coliflor. Habrá quien diga: “la coliflor apesta”, “a mí eso no me gusta”. Pues diré que yo soy una de esas. Voy a explicarme: a mi madre (la abuela Tartufo) le encanta la coliflor sancochada (que es como decimos cocida en Canarias), que luego escurre y aliña con una fritada de ajos. Recuerdo ese olor fuerte, característico de la coliflor como invadía toda la casa y yo que pensaba, como puede mi madre comer eso? Hace unos meses mi madre y yo estábamos compartiendo experiencias culinarias, ella me dijo que había hecho una crema de coliflor para cenar y que había quedado deliciosa. Y yo, que hoy soy más mayor y estoy mucho más abierta a probar comidas nuevas, le propuse al señor Tartufo hacer esta crema en casa y probarla. Y sinceramente el resultado ha sido mejor de lo que esperábamos.

Esta Crema de coliflor con su fritada de ajos supone un bocado sano, económico y realmente delicioso. Como primer plato en la comida o como plato único en la cena junto con un yogur, esta receta va a quedar guardada en nuestro recetario y echaremos mano de ella muy a menudo.

Por cierto que la coliflor es un vegetal con una cantidad ínfima de calorías y con un alto contenido en agua (que favorece la eliminación de líquidos). Además contiene fibra, ácido fólico (interesante para las embarazadas y en general para las mujeres en edad fértil), vitaminas, fósforo y potasio.

Ahí va la receta!


Crema de coliflor con fritada de ajos



*Nota: el pan con el que hemos acompañado esta crema es el Pan de Golspie, hecho con harina integral, masa madre de centeno y copos de avena. Un pan que sin duda recomendamos ya que es uno de nuestros favoritos.



Ingredientes:

Una coliflor mediana
Una cebolla
3 patatas pequeñas
250 ml de leche entera
5 dientes de ajo
Una nuez de mantequilla
Aceite de oliva
Pimienta negra
Sal









Elaboración:

Para empezar debemos sacar los gajos de la coliflor y lavarlos concienzudamente con abundante agua, las hojas las desecharemos y los gajos los cortaremos en trozos medianos. Pelamos la cebolla y la cortamos en juliana. Pelamos, lavamos y cortamos las patatas en dados. Ponemos un cazo al fuego con un chorrito de aceite oliva y, cuando esté caliente, agregamos la cebolla. Una vez la cebolla se haya dorado ligeramente agregamos la coliflor y removemos. Por último agregamos las patatas y rehogamos durante unos minutos.


Incorporamos la leche al cazo y, si fuera necesario, algo de agua o caldo (solo hasta cubrir). Dejamos cocer a fuego medio hasta que las patatas estén tiernas, momento en el que retiraremos del fuego. Trituramos la verdura mientras aún esté caliente y seguidamente agregamos la mantequilla y removemos para que se reparta por toda la crema. Salpimentamos al gusto y reservamos.

Pelamos y cortamos en brunoise los ajos. Ponemos una sartén al fuego con un chorrito de aceite y, cuando esté caliente, añadimos los ajos. Sofreímos hasta que estén dorados y retiramos del fuego. Servimos la crema bien caliente y agregamos una cucharadita de nuestra fritada de ajos.

Lista para comer!



Pan multicereales

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Buenas!

Los muy avispados quizás se hayan dado cuenta de que esta semana hemos cambiando los días de publicación de entradas de nuestros  tradicionales lunes, miércoles y viernes a los martes y jueves (lo cual se nos hace muy raro, por raro que parezca, y valga la redundancia). Este cambio se debe a que esta semana se celebra unos de esos “#diasde” de Twitter que tanto nos gustan. Pero este no es un “#diade” cualquiera, este es un día muy panarra o panetil (como se prefiera). Y es que hoy señoras y señores (y otras cosas) es el #diadelaespelta.

Y quizás haya quien diga: ¿qué es la espelta? Tranquilos/as, para eso estamos. La espelta es una variedad de trigo que se cultiva desde hace más de 7.000 años y que en la actualidad constituye una de las más usadas en cultivos ecológicos.  Tiene un sabor más intenso que el trigo común pero muy interesante. Además tiene muchas propiedades nutricionales (proteínas, minerales, vitaminas, carbohidratos y mucha fibra) debido, en gran medida, a que la espelta no sufre los procesos químicos que sí se le realizan a su primo el trigo común. Entre sus inconvenientes diremos que la harina de espelta es más cara que la de trigo común y además bastante más difícil de conseguir, sobre todo aquí en Canarias. 

Para el día de hoy hemos decidido hacer una mezcla de harinas y semillas para conseguir así un pan multicereales que, todo hay que decirlo, son nuestros favoritos. Así en el campo de las harinas, además de espelta, nuestro pan de hoy también lleva harina integral, harina de fuerza (de trigo común) y en el campo de las semillas hemos puesto de girasol, de amapola, de lino, de calabaza y de sésamo. El resultado ha estado un escalón más arriba de la espectacularidad (modestia aparte).

Y una vez más hemos utilizado nuestra amada Masa Madrepara darle a nuestro pan ese sabor, textura y durabilidad tan especiales que solo con ella se puede conseguir. Además, y sin que sirva de precedente, le hemos añadido algo de levadura para darle un poco de marcha al tema porque con estos fríos nuestra pobre Masa Madreanda tiritando. Este es un pequeño truco (no lo hemos inventado nosotros por supuesto) muy recomendable para cuando uno anda con prisas como para esperar los levados del pan elaborado sin levadura pero no quiere renunciar a las bondades del pan con Masa Madre.


Además a nuestro Pan multicereales le hemos dado un tratamiento especial. Decidimos hacer panecillos y congelarlos una vez se enfriaron. Así hemos estado desayunando toda la semana con nuestro pan como si estuviera recién hecho. Hasta ahora, no sabemos muy bien por qué, no habíamos probado a congelar nuestro propio pan y la verdad es que nos ha encantado el resultado. Así que ya está lista la nueva remesa (esta vez vamos a doblar las cantidades) para hacer más acopio de pan para la próxima semana. 

Pan multicereales

Solo nos queda desearles un feliz #diadelaespelta y a disfrutarlo comiendo pan!


Ahí va la receta!


Ingredientes:

250 gr de harina de fuerza
200 gr de Masa Madre
100 gr de harina de espelta
75 gr de harina de trigo integral
250 ml de agua
100 gr de semillas variadas (girasol, amapola, lino, sésamo y calabaza)
10 gr de sal
10 gr de levadura fresca prensada









Elaboración:

En un recipiente amplio mezclamos todas las harinas con la sal. En otro recipiente ponemos la Masa Madre junto con el agua y la levadura desmenuzada y removemos bien. Incorporamos los ingredientes líquidos al recipiente de los secos y mezclamos hasta que se hayan integrado por completo con la ayuda de una cuchara de madera o goma. Cuando ya tengamos una masa uniforme, la pasamos a la mesa de trabajo espolvoreada con un poco de harina. Amasamos hasta obtener una masa lisa, pegajosa y elástica. Damos forma de bola y ponemos la masa a levar hasta que doble su volumen (aproximadamente dos horas) en un recipiente tapado con nuestro paño de panadero.


Transcurrido ese tiempo damos unos golpes leves a la masa para desgasificarla y, a continuación le damos a nuestro pan la forma deseada (panecillos de 120 gr en nuestro caso). Depositamos las semillas en un recipiente lo suficientemente amplio como para que podamos “rebozar” los panecillos en ellas. Colocamos los panes en una bandeja de horno (sobre un papel vegetal) teniendo cuidado de ubicarlos con suficiente distancia entre sí para que crezcan sin problemas y no se peguen los unos a los otros (con estas cantidades nosotros hicimos 2 horneadas).Dejamos levar nuevamente hasta que hayan doblado su volumen (aproximadamente una hora u hora y media más).


Precalentamos el horno a 250º C y, cuando hayamos introducido la bandeja de pan, bajamos la temperatura a 200º C. Pulverizamos agua cada minuto los primeros 5 minutos de cocción y dejamos que se horneen unos 20 minutos más o hasta que estén dorados (a gusto de cada uno). Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Listos para comer!

Crema de zanahoria con crumble de pan y almendra

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Buenas!
 
Después de dos días de alegría y excesos, Nochebuena y Navidad, todos necesitamos tranquilidad y nuestros estómagos, más aún. En estos días abundan todo tipo de manjares en nuestras mesas y además. Nos dejamos llevar de tal manera que más que de gula, podríamos denominarlo “lujuria gastronómica. Además, quien más y quien menos, toma alguna copa… El resultado suele ser un coctel molotov para nuestras pobres y sobre saturadas tripas.

Por otro lado, aquí no quedará la cosa. Nos queda aún la cena de Nochevieja, la comida de Año Nuevo y el Día de Reyes. Por todo eso conviene que estos días bajemos bastante el listón y “premiemos” a nuestros estómagos proporcionándoles alimentos sanos, bajos en grasas, de fácil digestión, etc.

Nosotros hoy optamos por una Crema de zanahoria, muy sencilla, baratita y sana, a la par que sabrosa. A la que, para darle un pequeño aporte de hidratos de carbono (necesarios para que la maquinaria funcione) le hemos preparado un acompañamiento muy especial: un Crumble de pan y almendras.

Este crumble se parece algo a uno cuya receta se encuentra en el libro de recetas de la KitchenAid Artisan, digamos que nos sirvió de fuente de inspiración pero que, como suele ocurrir al final, “cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia”.

Por cierto ya tenemos en casa dicho libro, del cual les vamos a hablar en breve porque nos parece un recetario muy interesante, con buenos platos (originales y variados), una estética y fotografías muy cuidadas, explicaciones sencillas, etc… Además resulta bastante útil para los que tengan la KitchenAid en casa (y para los que no la tengan también).

Les dejamos con la receta!


Crema de zanahoria con crumble de pan y almendra



Ingredientes:


Para la crema:

600 gr de zanahorias
3 patatas grandes
4 dientes de ajo
Una cebolla grande
Pimienta negra molida
Aceite de oliva
Sal


Para el crumble:

40 gr de pan rallado
50 gr de harina de almendra
20 gr de mantequilla
1/2 de cucharadita de canela en polvo






Elaboración:

Pelamos las patatas, la cebolla y la zanahoria. Cortamos la cebolla en juliana y la zanahoria en rodajas. Ponemos una cazuela al fuego con un chorrito de aceite en la que cocinaremos la verdura. Añadimos una pizca de sal y dejamos que la fritura se vaya pochando a fuego medio – alto.


Mientras lavamos y cortamos las patatas en dados y los agregamos a la cazuela. Sofreímos y poco y cuando las papas se hayan cocinado durante un par de minutos, agregamos agua (o caldo de pollo, carne o verduras si tenemos en casa) solo hasta cubrir la verdura. Subimos el fuego y cuando el caldo llegue a ebullición, lo bajamos un poco, salpimentamos y lo dejamos que se cocine hasta que la verdura esté tierna.

Ahora vamos a preparar el crumble. Ponemos una sartén al fuego en la que derretiremos la mantequilla (con cuidado para que no se queme). Mezclamos el pan, la harina de almendras y la canela. A continuación agregamos la mezcla anterior y sofreímos hasta que quede dorado. Retiramos de la sartén y dejamos reposar en un plato hasta que esté frío.


Cuando se haya cocinado la verdura, apagamos el fuego, trituramos y rectificamos de sal y pimienta.

Servimos la crema acompañada se una cucharada de nuestro crumble. El resto del pan lo servimos en un recipiente aparte para que cada comensal se sirva a su gusto.

Que aproveche!






Tosta de calabacín, huevo revuelto y jamón

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Buenas!

La receta de hoy probablemente sea la más sencilla que ha pasado por aquí. Todos sabemos que últimamente (y desde hace ya algún tiempo) están muy de moda lo que llamamos “tostas”, que han venido a sustituir a los bocatas de toda la vida. Quizás sea porque a mayor dificultad para comerlos sin pringarse, más glamour le tenemos que poner al asunto. Quizás sea porque no renunciamos a comer pan pero, al suprimirle una rebanada, podemos aumentar la cantidad y variedad de combinaciones con la mitad de hidratos de carbono. Quizás sea porque la rebanada de pan que dejamos a modo de base se convierte casi en un andamio imposible repleto de los más variopintos ingredientes.

Para los Tartufo la cosa va un poco más allá. Que nos gusta el pan ya lo saben. Nuestro blog se caracteriza por tener una buena cantidad de recetas de pan. Disfrutamos tanto haciéndolo como comiéndolo. Si utilizamos un buen pan para hacer nuestras tostas, esta quedará mucho más buena. Pero es que si además hacemos una tosta con pan que previamente hemos elaborado nosotros mismos, la cosa ya cambia bastante… Digamos que un aperitivo sencillo se convierte en algo más.

Hay tantas tostas como pueda fabricar la imaginación de cada uno. Como se suele decir el pan lo aguanta todo. Las hay frías y calientes. Existen tostas cuyos ingredientes no requieren ser cocinados y otras cuyas técnicas de cocción son de lo más complicadas y sofisticadas.

Nuestra tosta de hoy ha nacido de una mezcla de los gustos y la imaginación de los Tartufo pero también tenía mucho que ver con “lo que hay dando vueltas por la nevera” y es que las tostas también pueden ser “cocina de aprovechamiento”.

El resultado, por supuesto, ha sido una increíble combinación de sabores… ¡Absoluta y sorprendentemente deliciosa! Sabíamos que iba a estar buena pero es que quedó mejor aún.



Tosta de calabacín, huevo revuelto y jamón



Ahí va la receta!


Ingredientes:para dos tostas

2 rebanadas de pan
Un calabacín
2 huevos
Jamón serrano picado
Una nuez de mantequilla
Romero
Orégano
Aceite de oliva
Pimientas variadas molidas
Sal

*Nota: en este caso hemos utilizado uno de nuestros panes favorito, el Pan de Golspie. Tradicionalmente este pan se cocina cortado en cuatro piezas pero, en este caso,  no hicimos el corte para poder obtener unas totas de mayor tamaño.



Elaboración:

Para empezar lavamos y cortamos en rodajas muy finas el calabacín. Ponemos una sartén o plancha al fuego con una gostas de aceite y, cuando esté caliente, vamos poniendo el calabacín. Nosotros lo dejamos solo vuelta y vuelta porque nos gusta que quede un poco “al dente”. Mientras tanto vamos tostando el pan untado con mantequilla y cuando esté listo le agregamos el romero picado, pimienta recién molida y orégano.


A continuación vamos con el huevo. Cascamos los huevos y los ponemos en la sartén caliente con un poco de aceite y los rompemos con una espátula de goma o madera y removemos hasta que hayan cuajado. Por último tostamos un poco los hilos de jamón en una sartén. Debemos trabajar con rapidez o, si es posible, utilizando dos sartenes para que los ingredientes de la tosta no se enfríen.


Ya vamos con el montaje de la tosta. Primero colocaremos el calabacín sobre la rebanada de pan. A continuación agregamos el huevo revuelto y añadimos una pizca de sal. Por último decoramos con el jamón hilado.




Listo para comer!



*Nota: en este caso acompañamos la tosta con una pequeña ensalada de lechugas variadas. De esta manera añadimos el alimento crudo y verde que toda comida necesita, obteniendo así un plato completo.


Bizcocho integral de zanahoria con stevia

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Buenas!

Como ya saben los Tartufo nos hemos puesto a dieta. Pero “lo cortés no quita lo valiente”, es decir, que el que estemos a régimen no nos exime de seguir disfrutando cocinando y comiendo. Y esa máxima nuestra también es aplicable para la repostería.

Así que pensando pensando se nos ocurrió que podíamos intentar elaborar algo de repostería, probando a reducir las calorías a la máxima expresión. Fue así como surgió la idea de hacer este Bizcocho integral de zanahoria con stevia. O lo que es lo mismo, el Carrot cake que todos conocemos pero sin el frosting (o crema) de queso, con menos grasa, sin azúcar, con harina integral y stevia. Además esta es una buena excusa para meternos en el cuerpo un montón de zanahoria con todas sus vitaminas, fósforo y minerales. 

La stevia es un edulcorante obtenido a base de los glicósidos de steviol que se extraen de una de las plantas de esta especie (concretamente la Stevia Rebaudiana Bertoni). Al consumo de esta planta de origen sudamericano se le asocian propiedades antiinflamatorias, antioxidantes e, incluso, anticancerígenas. Su consumo prolongado, a diferencia de otros edulcorantes que no son naturales (como por ejemplo la sacarosa o el aspartamo), no supone ningún riesgo para la salud y su ingesta está indicada incluso para pacientes diabéticos. Su ingesta no aporta calorías ni hidratos de carbono. Su poder endulzante es tal que tan solo 5 mililitros de este edulcorante (en su versión líquida) equivalen a 50 gramos de azúcar común. Nosotros utilizamos el formato líquido ya que es ideal para cocinar y hornear.

Además, como hemos comentado antes, hemos reducido las grasas, cambiando la mantequilla que lleva la receta original por margarina baja en grasa y además poniendo bastante menos cantidad. Y si bien la harina de trigo común y la integral engordan por igual, como todos sabemos el consumo de harinas integrales aporta mayor cantidad de fibra a nuestro organismo lo que mejora la digestión y nos ayuda a prevenir el estreñimiento y controlar la obesidad y la absorción de azúcares. Y para los amantes de lo dulce que pudieran notar la ausencia de azúcar en este bizcocho, no se preocupen y es que en cada mordisco encontrarán una pasa sultana que le aporta ese extra de dulce que todos necesitamos pero de una manera mucho más sana y sabrosa.

El resultado, después de tanto experimento, ha sido muy satisfactorio. Tal es así que hemos hecho dos bizcochos iguales en menos de 3 días para que pudiera probarlos el resto de la familia que, por supuesto, ha dado el visto bueno y nos han felicitado por esta, nuestra última conquista: la repostería dulce con la mitad de calorías, de la mano de nuestro Bizcocho integral de zanahoria con stevia.


Bizcocho integral de zanahoria con stevia


Ahí va la receta!



Ingredientes:

380 gr de zanahoria rallada muy fina
280 gr de harina de trigo integral
130 gr de margarina baja en grasa
50 gr de pasas
30 ml de edulcorante stevia líquido
4 huevos
Un sobre de levadura química
1/2 cucharada de canela en polvo
Una cucharada de esencia de vainilla (nosotros hemos usado esencia de vainilla y mantequilla)
Una cucharadita de sal fina


Elaboración:

Para empezar precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central del horno y encamisamos el molde que vayamos a utilizar.

A continuación vamos con la masa. Batimos con una varilla los huevos junto con el azúcar y la margarina hasta que quede una mezcla espumosa. A continuación incorporamos la harina, la levadura química, la sal y la canela, las pasas y la zanahoria y mezclamos de nuevo hasta que obtengamos una mezcla homogénea. Por último añadimos la esencia y volvemos a remover. No olviden que la harina integral no debe tamizarse ya que en ese proceso perderíamos todas las cáscaras de cereal que le otorgan a esta harina todas sus propiedades.


Vertemos nuestra mezcla en el molde y lo introducimos en el horno. Cocinamos a 180º durante aproximadamente 35 minutos o hasta que veamos que la superficie está dorada. Se trata de un bizcocho bastante jugoso ya que su ingrediente principal es la zanahoria.


Retiramos del horno y dejamos reposar un par de minutos antes de desmoldar. Desmoldamos y dejamos reposar el bizcocho sobre una rejilla hasta que esté completamente frío.

Troceamos y ya está listo para comer!

Ratatouille: Cine + food

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Buenas!

Hoy regresamos con nuestra sección “cine + food” y atención porque volvemos con más fuerza. Esta es una sección que disfrutamos mucho preparando ya que, como hemos dicho en otras ocasiones, el cine es otra de nuestras grandes pasiones. Y si es cine que se puede “saborear” como son las películas a las que dedicamos esta sección pues mejor que mejor.

En este caso traemos la receta francesa de Ratatouilleque aparece en la película de título homónimo de la factoría Disney Pixar. El bebé y yo nos declaramos fans incondicionales de las películas de animación y al señor Tartufo, aunque le cueste algo más reconocerlo, también le encantan. De hecho Ratatouille la vimos en el cine el señor Tartufo y yo años antes de que el bebé naciera.

Para los que no hayan visto esta película podemos decir que refleja la dura competencia que existe entre los grandes cocineros y como una mala crítica puede arruinar un negocio y una vida… Parece trágico, ¿no? Y lo es, como lo son en el fondo todas las películas de Disney. Pero tranquilos porque, por supuesto, acaba bien y además pasaremos un rato ameno y divertido por el camino.

Remy es una rata cuya pasión es la comida y la cocina. Sueña con ser un gran chef y admira con fervor al difunto cocinero Gusteau cuyo restaurante (ahora en clara decadencia) se encuentra en la ciudad de la luz, París, la cuna de la gastronomía. Un día Remy se da cuenta de que lleva toda su vida viviendo en las alcantarillas que discurren bajo las calles de París y no puede resistir la tentación de explorar el mundo de los humanos. De esta manera conoce a Linguini, un joven torpe e introvertido, que no tiene la menor idea de cocina y que acaba de conseguir un trabajo de freganchín en el restaurante de Gusteau. Remy decide ayudarle y juntos comienzan a elaborar los más exquisitos platos, no sin levantar las sospechas de cuentos les rodean.

El Ratatouille (y ahora nos referimos al plato) es una receta tradicional de la gastronomía francesa, concretamente de la zona de Provenza. Elaborado a base de hortalizas variadas, aceite de oliva y hierbas aromáticas, constituye un plato muy sano, sabroso y muy fácil de hacer, además de ser muy vistoso y es que es todo colorido.  En Francia se come caliente acompañado por unas patatas o como guarnición de platos de carne, pescado o arroz. También es costumbre servirlo frío en verano, acompañando a una tortilla (francesa por supuesto) y algo de pan.

Dentro de nuestras fronteras el Ratatouilletiene más de un pariente lejano. Por ejemplo el pisto castellano manchego, el tumbet mallorquín o la sanfaina catalana.

No les entretenemos más y les dejamos con esta receta que hará las delicias de los amantes de la verdura.

Ratatouille: Cine + food



Ingredientes:

Una berenjena
Un calabacín
Un pimiento rojo
Una cebolla
2 tomates
3 dientes de ajo
Una ramita de romero
Una cucharadita de orégano
Pimienta negra recién molida
Aceite de oliva
Sal








Elaboración:

Para empezar precalentamos el horno a 170º con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central del horno.

A continuación lavamos y cortamos todas las verduras en rodajas (excepto el ajo). Es importante que las rodajas sean finas pero que tengan el suficiente grosor para que no se nos rompan al manipularlas (aproximadamente medio centímetro).


En un recipiente apto para el horno (nosotros hemos utilizado una cocotté) vamos colocando las verduras, superponiendo una rodaja sobre otra, alternando las diferentes hortalizas (como se ven en la fotografía). Rociamos con un chorrito de aceite de oliva e incorporamos las hierbas aromáticas y salpimentamos. Introducimos el recipiente en el horno y cocinamos sin tapar durante aproximadamente 40 minutos para que queden al dente, un poco más si prefieren que las verduras queden algo más tiernas.


Cortamos los ajos en brunoise y los freímos en una sartén bien caliente con un chorrito de aceite de oliva. Cuando los ajos estén dorados los retiramos del fuego. Ahora tenemos dos opciones: presentar las verduras en el mismo recipiente en el que las hemos cocinado (así lo hicimos nosotros) y esparcir el ajo por encima de la verdura o emplatar  en raciones individuales y luego incorporar el ajo. 

Listo para comer!



Arroz con bacalao

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Buenas!

Hoy traemos una receta que llevaba tiempo rondando por nuestras cabezas pero que, por una cosa u otra, aún no habíamos hecho. Se trata de un arroz con bacalao, a nuestra manera como siempre, al que hemos acompañado con un poco de crema de coliflor a modo de salsa para ligar el arroz… y es que sabíamos que el bacalao y la coliflor son muy buenos amigos pero con esta receta lo hemos confirmado.

Esta también es una receta de aprovechamiento porque hemos utilizado las raspas del pescado que comimos en año nuevo y que habíamos guardado en el congelador (en esta casa no se tira nada) para hacer el caldo con el que hemos cocido el arroz. Da gusto hacer algo tan bueno gastando tan poco y es que cocinar así es de lo más gratificante. Por cierto que nos ha sobrado caldo que hemos guardado en el congelador para hacer una sopa… o lo que se nos ocurra!

Arroz con bacalao

Cuando damos al bebé algo nuevo para comer siempre nos quedamos mirándola a ver cuál es su reacción que suele ser buena. La verdad es que tenemos mucha suerte en ese sentido (y en tantos otros) con el bebé Tartufo porque come prácticamente de todo y no es el típico bebé que pone problemas para comer. Además le encantan los purés y potajes y también las frutas y el yogur… así que está sana como una manzana. Y este arroz con bacalao no iba a ser menos, le pusimos arroz y un poco de pescado y se lo zampó todo en un visto y no visto. En unos minutos ya me estaba diciendo: “más pescadito mami”… ¡Da gusto verla comer así de bien!

Por cierto que no debe haber demasiadas recetas que tengan su propia banda sonora original… así “a bote pronto” no se me ocurre más que la Sopa de Caracol de Banda Blanca y el Sarandonga de Antonio Gonzalez (El Pescadilla) y versionado por su hija Lolita para recordarnos a todos lo bueno que está un arroz con bacalao.



Ahí va la receta!


Ingredientes:

200 gr de arroz bomba
Un lomo de bacalao
Un pimiento verde
Una cebolla
2 dientes de ajo
1/2 litro de caldo de pescado
Una ramita de tomillo
Aceite de oliva
Pimienta negra recién molida
Sal
Crema de coliflorpara acompañar





Elaboración:

Para empezar debemos elaborar un caldo de pescado. Para ello nosotros hemos utilizado raspas y cabezas de pescado que solemos tener siempre guardadas en el congelador, una cebolla y un par de zanahorias.

Precalentamos el horno a 200º con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central.

Pelamos los ajos y la cebolla. Cortamos la cebolla y el pimiento en brunoise y los ajos en rodajas. Ponemos un cazo al fuego con un chorrito de aceite e incorporamos las verduras, cuando estén pochadas agregamos el arroz. 


Salteamos un par de minutos (hasta que el grano esté transparente) salpimentamos y a continuación agregamos el caldo que debe estar caliente. Cocinamos a fuego medio hasta que el arroz esté en su punto (unos 15 minutos aproximadamente), si vemos que nos quedamos sin caldo vamos agregando más ya que la idea es que nos quede un arroz meloso. Rectificamos de sal y reservamos.


Mientras se cocina el arroz vamos a hornear el bacalao. En un plato ponemos una cantidad de aceite de oliva que nos permita embadurnar bien el pescado que previamente habremos troceado. Ponemos una sartén al fuego y cuando esté caliente ponemos en ella el bacalao por la parte que no tiene piel, marcamos 3 minutos a fuego fuerte únicamente por esa cara. Ponemos el pescado en un recipiente apto para el horno, el cual habremos cubierto con papel de aluminio, ponemos el bacalao sobre él (con la piel hacia arriba). Introducimos el pescado en el horno y cocinamos a 200º durante 5 minutos (un poco más si te gusta más pasado).


Retiramos el bacalao del horno y lo ponemos en el plato donde vayamos a presentarlo. Acompañamos el pescado con su ración de arroz correspondiente y una cucharada de nuestra crema de coliflor para acompañar. La crema que nos sobre la pondremos en una salsera para que cada cual se sirva a su gusto.

 

Listo para comer!


Tarta de manzana

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Buenas!

Como saben mañana es el día de San Valentín, razón por la que absolutamente todo está lleno de corazones, flores y demás monerías. El señor Tartufo y yo llevamos un par de semanas con discrepancias acerca de si debíamos hacer o no una receta especial para este día. Él está completamente en contra de llenar nuestro blog de corazones y cosas de color rosa, lo cual es comprensible. A mí, por el contrario sí que me gustan las ñoñerías de todo tipo.

Para llegar a un término medio, el señor Tartufo y yo ya hace unos años que nos regalamos una cena para este día y así además de la comida nos concedemos pasar un ratito solos en pareja, no está nada mal para los tiempos que corren. Aunque a mí siempre me ha gustado regalar y recibir pasteles y bombones, para mí sin duda ese es el regalo estrella para el “Día de los enamorados”… Un regalo dulce para un día dulce.

En cuanto al blog y de cara a este San Valentín, casi sin querer llegamos también a un acuerdo. La receta que hoy vamos a explicarles es una Tarta de manzana. Hemos escogido esta receta por una razón muy especial.

Hace un par de semanas Nagore (la hermana del señor Tartufo) nos preguntó por qué aún no teníamos una receta de tarta de manzana en el blog. Le dijimos que teníamos la receta guardada pero que aún no habíamos tenido ocasión de publicarla.

Cosas de la vida, este sábado Nagore ha sido mamá de un precioso bebé que nos ha hecho comprender una vez más que el “día de los enamorados” no es solo una cuestión de parejas, que es una celebración del amor, que no hay mayor celebración que el nacimiento de un hijo y que el amor más puro y sincero es el que sienten una madre y un padre por él.

Así que para Nagore porque acaba de convertirse en “ama” y porque además mañana también es su cumpleaños va esta Tarta de manzana con todo nuestro cariño.

Se trata de una tarta muy sencilla, con una base de masa quebrada cuya receta le hemos tomado prestada a Jamie Oliver (es el modo más sencillo, rápido y efectivo de preparar este tipo de masas), rellena de crema pastelera y cubierta con manzanas .


Tarta de manzana


*Nota: Esta receta también va para el señor Tartufo que ahora además de “aita” se ha convertido en “el tío Mikel”. Y para el bebé Tartufo por ser el gajito que completa nuestra naranja.

¡Feliz San Valentín!



Ingredientes:

Para la masa quebrada:

500 gr de harina
250 gr de mantequilla (de la nevera)
100 gr de azúcar
2 huevos
20 ml de leche
La ralladura de un limón

*Nota: con estas cantidades da para dos tartas si estiramos bien la masa.


Para la crema pastelera:

1/2 litro de leche
3 yemas de huevo
120 gr de azúcar
30 gr de harina de trigo
30 gr de harina de maíz
10 gr de mantequilla
Una rama de canela


Para la tarta de manzana:

Una masa quebrada
3 manzanas golden
1/2 litro de crema pastelera
25 gr de azúcar
25 gr de canela en polvo
2 hojas de gelatina neutra
100 ml de zumo de manzana

*Nota: nosotros usamos zumo de melocotón ya que nos gusta el contraste ligeramente ácido que el melocotón le aporta a la manzana golden que tiene un sabor más suave. También se puede sustituir el zumo por mermelada, en tal caso no sería necesario utilizar gelatina. Esto aportará brillo a nuestra tarta además de hacerla más compacta, facilitando su posterior corte.


Elaboración:

Para empezar elaboramos la masa quebrada, para ello mezclamos los ingredientes en un recipiente. No es necesario que amasemos demasiado, simplemente juntamos los ingredientes con las manos hasta que todos se hayan incorporado por completo y obtengamos una especie de miga gruesa. Hacemos una bola con la masa, la dividimos en tantas porciones como vayamos a necesitar (nosotros hicimos dos tartas medianas), las cubrimos con papel film y la metemos en la nevera durante al menos media hora para que se endurezca un poco y la podamos estirar. En la nevera aguanta perfectamente durante unos días pero si sabemos que no vamos a usarla es mejor guardarla en el congelador.


Mientras tanto vamos a elaborar la crema pastelera. Ponemos un cazo al fuego en el que verteremos la leche y la rama de canela, cuando rompa a hervir retiramos del fuego, tapamos y dejamos infusionar durante 5 minutos. Entre tanto ponemos las yemas en un recipiente, les añadimos el azúcar y removemos. Incorporamos las dos harinas que previamente habremos tamizado, removemos de nuevo y por último incorporamos a esta mezcla la leche que habíamos dejado infusionando y mezclamos otra vez. Vertemos toda la mezcla de nuevo en el cazo, que esta vez pondremos al baño maría, y cocinamos sin dejar de remover hasta que obtengamos la consistencia deseada. Retiramos del juego y añadimos la mantequilla, removiendo hasta que esté completamente derretida. Reservamos tapada.


Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central.

Estiramos la masa quebrada con la ayuda de un rodillo espolvoreado con harina para que no se nos pegue la masa. Encamisamos el molde que vayamos a utilizar (debe ser un molde desmontable) y trasladamos la masa hacia él con la ayuda del rodillo. Presionamos con los dedos para acoplar la masa al molde y recortamos los excedentes, que podemos aprovechar para unirlos al resto de la masa.


Introducimos la masa en el horno y cocinamos “en blanco” durante aproximadamente 15 minutos o hasta que esté ligeramente dorada. Retiramos la masa del horno y reservamos sin desmoldar.

En un recipiente con agua introducimos las hojas de gelatina separadas para que se hidraten. Mientras calentamos el zumo en un cazo hasta que esté templado. Retiramos el cazo del fuego e introducimos las hojas de gelatina, ya hidratadas y escurridas presionándolas un poco con los dedos, en el zumo y removemos para que se diluyan. Reservamos.

Vertemos la crema pastelera sobre la masa hasta que llegue casi hasta el borde del molde. Pelamos y cortamos las manzanas primero en cuartos y luego en rodajas y las disponemos sobre la crema, cuidando que no queden huecos sin fruta. Espolvoreamos con el azúcar y la canela y por último pintamos con la mezcla de zumo y gelatina que hemos preparado, procurando cubrir toda la superficie de la tarta.


 Introducimos la tarta en el horno y cocinamos de nuevo a 180º aproximadamente otros 15 o 20 minutos más o hasta que veamos la manzana comienza a estar tierna y que la tarta está dorada. Retiramos del horno y dejamos reposar unos minutos antes de desmoldar.


 
Lista para comer!



Pan de nueces. Book + food: Hecho a mano

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Buenas!

Hoy retomamos nuestra sección book + food. No es que en este tiempo hayamos dejado de leer, al contrario, los Reyes Magos nos trajeron tal cargamento de libros que no sabíamos por dónde empezar nuestras “críticas literarias”. Hoy vamos a hablarles de un libro que ya hemos nombrado en alguna otra ocasión y que, sin duda, se trata de nuestro libro de cabecera (por llamarlo de alguna forma) en lo que al mundo panarra se refiere. Se trata de Hecho a mano de Dan Lepard.


Y para muestra un botón, así que hemos elaborado otra receta de este libro para que puedan comprobar lo bien que sabe, se trata del Pan de nueces. De origen irlandés, este pan resulta muy sabroso tanto solo como acompañado. Además los trocitos de nueces que nos vamos encontrando a medida que lo comemos le aportan una textura y sabor muy particulares. La verdad es que nos ha encantado y sin duda, como con tantos otros panes de este libro, repetiremos. Lepardrecomienda comer este pan tostado y acompañado por un poco de mantequilla. Así lo presentamos nosotros, con una mantequilla a la que le hemos dado un toque especial añadiéndole algo de pimienta molida (pimientas variadas) y un poco de ajo picado… sencillo pero delicioso. 




Dan Lepard es uno de los panaderos más prestigiosos del mundo. Además es pastelero, fotógrafo y escritor y colaborar habitual del diario británico The Guardian. Después de trabajar en algunos de los restaurantes más importantes del Reino Unido ha viajado por todo el mundo buscando profundizar en su conocimiento sobre el mundo del pan. Fruto de sus viajes es precisamente la obra de la que hoy les hablamos. 


Pan de nueces

Vamos con la ficha:

LEPARD, DAN, HECHO A MANO (THE HANDMADE LOAF traducido al español por Iban Yarza), Barcelona, octubre de 2010.


Hecho a mano no es solo un libro de recetas. Se trata de un cuaderno de bitácora donde Lepard nos traslada sus vivencias en los países que ha visitado y con los panaderos de los que ha ido aprendiendo a lo largo de su recorrido por casi toda Europa (Alemania, Dinamarca, Escocia, Francia, Inglaterra, Irlanda, Italia, Rusia, Suecia y Ucrania). Lepard, además de enseñarnos a elaborar panes tradicionales (además de algún que otro pastel y galletas) de forma sencilla y adaptada para hacerlos en casa solo con nuestras manos y la ayuda de un horno, nos explica las particularidades de cada pan y de qué forma le gusta comerlo e incluso nos regala alguna que otra anécdota. Además incluye un diario para elaborar nuestra propia Masa Madre, explicaciones sobre tipos de amasado, etc.

A nuestro juicio este libro tiene algo especial. Empezando porque, al contrario de lo que ocurre con otros libros de recetas, las fórmulas que contiene Hecho a mano salen bien, pero bien de verdad. No es necesario alargar los tiempos, ni incluir más harina, poner más levadura,… nada. Las recetas son fiables al 100% y todas salen bien a la primera, solamente siguiendo las sencillas instrucciones que nos facilita Lepard. Es sorprendente ver cómo a uno, sin ser un profesional, le salen los panes igualitos a los de la foto.

Mención aparte merecen las fotografías de este libro. Como ya hemos mencionado Lepard también es fotógrafo y eso se nota viendo sus instantáneas con las que nos muestra cómo, además de enseñarnos el mejor aspecto de sus panes, es capaz de captar con su cámara toda la esencia de los lugares que ha visitado y las personas que ha conocido.

Creo que sobra decirlo pero por si acaso, recomendamos encarecidamente tanto leer como “saborear” esta estupenda obra maestra de ese alimento tan bueno e importante para toda la humanidad (que además lo ha sido siempre a lo largo de la historia): el pan.






Ahí va la receta!



Ingredientes:


Para la pasta de nueces: 100 gr

50 gr de nueces peladas y troceadas
50 ml de agua
20 gr de mantequilla derretida
2 cucharadas de miel
Una pizca de sal


Para la masa del pan:

100 gr de Masa Madre
175 gr de harina de fuerza
175 gr de harina común
100 gr de harina de centeno
50 gr de harina de trigo integral
100 gr de la pasta de nueces
100 gr de nueces troceadas
220 ml de agua
10 gr de levadura fresca prensada
 10 gr de sal


Elaboración:

Para empezar debemos elaborar la pasta de nueces que le aportará sabor y una textura muy suave a nuestro pan. Para ello ponemos en el vaso de la batidora las nueces, el agua, la miel y la mantequilla y trituramos hasta conseguir una especie de pomada.


A continuación disponemos un recipiente amplio en el que echamos todas las harinas y la sal. En otro recipiente ponemos la Masa Madre, el agua y la levadura, mezclamos e incorporamos la pasta de nueces que hemos elaborado previamente y las nueces troceadas y volvemos a remover. A continuación incorporamos los líquidos al recipiente donde teníamos las harinas y amasamos hasta que todos los ingredientes se hayan integrado por completo. Tapamos el recipiente con nuestro paño de panadero y dejamos reposar durante 10 minutos.


Transcurrido este tiempo, untamos la mesa de trabajo con un poco de aceite y amasamos durante 10 segundos, terminando en forma de bola. Lavamos y secamos el bol, lo untamos con aceite, volvemos a depositar la masa en él, tapamos y lo dejamos reposar otros 10 minutos. Repetimos el breve amasado y volvemos a depositar la masa en el recipiente pero esta vez la dejamos levar durante aproximadamente una hora (u hora y media con estos fríos).
 
Con estas cantidades obtendremos dos hogazas medianas por lo que vamos a necesitar dos recipientes (o banetones) de aproximadamente 15 cm de diámetro. Cubrimos los boles con un paño cada uno, cuya superficie debemos enharinar abundantemente. Dividimos la masa en dos mitades, damos forma de bola y depositamos cada porción en un recipiente. Tapamos con los picos sobrantes de cada paño y dejamos reposar  hasta que aproximadamente haya doblado su volumen (otra hora más o menos).


Precalentamos el horno a 210º con calor arriba y abajo. Volcamos los panes sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal (o enharinada si lo prefieren así) y hacemos cortes en la superficie del pan (formando una especie de red).


Horneamos durante aproximadamente una hora (que las hogazas queden bastante doradas) y retiramos del horno. Dejamos reposar sobre una rejilla hasta que los panes estén completamente fríos.


Recuerda que si lo necesitas puedes echar un vistazo a nuestros Consejos para hacer pan en casa.

Otras recetas de Dan Lepard que te pueden interesar:
·         Pan blanco (con Masa Madre)
·         Pan de arroz
·         Pan de Golspie
·         Pan de maíz

Pan sopako

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Buenas!

Hoy traemos otra receta de pan.  Pero este es un pan distinto. Un pan que no sirve para hacer bocatas, ni pintxos, ni tostas, ni tostadas, ni nada de lo que normalmente se hace con un pan. Porque este pan cuando se cocina hay que dejarlo quemado, seco y duro y además para comerlo hay que esperar al menos una semana para que esté aún más seco y duro. Con este panorama puede haber más de uno que diga… pero qué me está contando hoy la familia Tartufo. Pues no hemos inventado nada y es que este pan, el Pan sopako, se ha comido tradicionalmente en el País Vasco desde tiempos ancestrales.

Llegados a este punto nos gustaría contarles un poco de historia de cómo surgió la idea de hacer este pan pero por más que hemos “buceado” no hemos conseguido encontrar nada. Así que el señor Tartufo se ha puesto y ha llegado a la conclusión de que alguien debió meter un pan en el horno y se olvidó de él. Como la cosa estaría malita (más o menos igual que ahora) esa persona se dijo “no tiro el pan ni de coña”. Así que esa persona que era despistada pero no derrochadora escondió el pan unos días para que nadie se diera cuenta de tremendo descuido y, pasado un tiempo prudencial, decidió que si se lo metía a una sopa el caldito iba a coger bastante consistencia y con los fríos que hacen por el norte… pues eso, que no hay mal que por bien no venga!

Pues eso, que este pan se utiliza para engordar y aportar sabor y color a la sopa, tradicionalmente la sopa de ajo de la que ya hablaremos en próximas ediciones.

Por cierto, esta es una adaptación de otra receta más que Dan Lepard escribió para su sección en el diario The Guardian y que además elaboró en The Loaf in a box… Sí, un panadero inglés nos enseña a elaborar un pan tradicionalmente vasco… Viva la globalización!

Pan sopako


Ahí va la receta!


Ingredientes:

525 gr de harina de fuerza
50 gr de espelta
350 ml de agua
10 gr de sal
5 gr de levadura fresca prensada











Elaboración:

En un recipiente amplio vertemos el agua y la levadura y las mezclamos. A continuación agregamos las harinas y la sal y volvemos a mezclar a hasta que todos los ingredientes estén incorporados y amasamos brevemente (10 segundos) acabando en forma de forma de bola. Metemos la masa en el recipiente que debemos haber lavado, secado y untado con aceite y tapamos con nuestro paño de panadero. Repetimos la misma operación (breve amasado – levado) un par de veces más. Dejamos levar durante aproximadamente un par de horas (o hasta que el pan casi haya doblado su volumen).


Transcurrido ese tiempo damos a nuestro pan la forma deseada. En este caso nosotros hemos hecho una especie de rosquilla alargada y un bastón pero también pueden hacerse redondos. Ponemos el pan sobre la bandeja de horno cubierta con papel vegetal y dejamos levar de nuevo aproximadamente una hora más.


Precalentamos el horno a 240º y cocinamos el pan durante 20 minutos. Debemos vaporizar agua para asegurarnos que haya humedad dentro del horno y que nos quede una buena corteza. Transcurrido este tiempo, bajamos la temperatura del horno a 200º y cocinamos durante 25 – 30 minutos más o hasta que esté bien dorado (casi quemado).



Ya está listo nuestro pan!

Recuerda que si lo necesitas puedes echar un vistazo a nuestrosConsejos para hacer pan en casa.

Otras recetas de Dan Lepard que te pueden interesar:

Sopa de ajo

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Buenas!

Si este lunes les dejábamos la receta del Pan sopakohoy les traemos la tradicional Sopa de ajo que se suele elaborar en el País Vasco para comerla con este pan. 

Y es que con estos fríos se nos pone a todos, al menos a nosotros, el cuerpo de sopa. Aquí en Canarias es común aprovechar el caldo sobrante de pollo o carne que se elabora para hacer sopa de fideos y acompañarlo de una buena cantidad de pan (mejor si es de ayer) y huevo escalfado. Algo parecido es esta sopa. Y supongo que las habrá similares en todas las comunidades. La particularidad de ésta es precisamente el uso del Pan sopakoentre sus ingredientes.

Sobre esta sopa puedo contaros que recuerdo con mucho cariño ver como sobre la marcha mi madre se la preparaba a mi padre para cenar. La verdad es que a mí nunca me ha llamado especialmente la atención… No por nada, pero son de esas cosas que simplemente no te llaman y ya está. Pero de un tiempo a esta parte, serán cosas de la edad, tenía ganas de hacerla para probarla de mi mano… Que seguro que no es como la de mi madre pero bueno, se hace lo que se puede.

Entonces llamé a mi madre y le pregunté cómo la hacia ella, ya que yo tenía una idea más o menos de vérsela a hacer a ella pero tampoco estaba seguro a ciencia cierta. Pues bien, ya se sabe cómo es una conversación entre madre e hijo sobre recetas de cocina… Y si el hijo es cocinero (como en este caso) y encima a eso le añades que la madre cree que hace la mejor tortilla de patatas del mundo… Pues ya os podéis imaginar que sale una conversación de lo más hilarante; en ningún momento pude interrumpir a mi madre mientras me iba marcando las directrices a seguir porque en seguida me decía: “bueno, quieres que te diga cómo se hace o no? Jejeje… Cosas de madres! Aquí va la receta según mi madre, aunque yo la tuve que tunear en un par de cositas (pero mínimas y creo que para mejorarla), y por supuesto con sus respectivas cantidades en plan madre. A saber:

  • Agua: pues la que vayas a usar para los que vayan a comer… Que pareces bobo! 
  • Sal: un poquitín, lo justo que luego te queda salada. 
  • Sopako: unas cuantas rodajas cortadas en plan fino. 
  • Huevo: un par de huevos batidos en el típico plato con el típico tenedor.
  • Ajo: cantidad asombrosa. 
  • Pimentón: una pizca, no te pases porque entonces te queda muy colorada.

Y ahora mi versión traduciendo todo esto y con sus respectivas cantidades. Y tan rica que estaba oiga!

Sopa de ajo


Ingredientes:

Un litro de caldo de verduras
150 de pan sopako
2 huevos
6 dientes de ajo
5 gr de pimentón dulce
Aceite de oliva
Sal

*Nota: para el caldo de verduras usamos cebolla, zanahoria, puerro y agua.





Elaboración:

Para empezar pelamos y cortamos el ajo en rodajas y lo ponemos en un cazo a dorar con un chorrito de aceite. Mientras cortamos el pan en trozos no demasiado pequeños para evitar que se deshaga del todo en la cocción.


Cuando el ajo esté dorado agregamos el pan y lo sofreímos un poco. A continuación añadimos el pimentón y lo sofreímos también durante unos segundos sin dejar de remover para que no se queme.


Agregamos el caldo y dejamos cocer. Bastará con un par de minutos ya que si nos pasamos el pan se nos va a deshacer del todo y nos interesa que se noten los trozos. Apagamos el fuego y, con el caldo aun hirviendo, incorporamos los huevos y damos un par de vueltas para que se cocinen con el calor. Rectificamos de sal.


*Nota: puedes echar el huevo dentro entero y remover después, echar el huevo batido (como indica la ama en la receta que me dio) o incluso ponerlo entero en el plato y echar el caldo caliente por encima y dejar que se haga con el calor (como hicimos para la presentación).
Listo para comer!

Arroz con leche con la mermelada de fresones más rápida. Book + food: En casa con Jamie

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Buenas!

Nuestro book + food de hoy tiene visita internacional de nuevo. En esta ocasión se trata del libro En casa con Jamie de Jamie Oliver, basado en el programa homónimo que en España emite Canal Cocina.

 La receta que hemos escogido, el Arroz con leche con la mermelada de fresones más rápida, la hemos escogido porque nos ha parecido sencilla, casera y de lo más apetecible y además las fresas están de temporada, así respetamos esas máxima tan importante para Oliver. Un arroz con leche de toda la vida pero con un toque sabroso y diferente.

Arroz con leche con la mermelada de fresones más rápida

Jamie Oliver es un cocinero británico con ascendencia italiana nacido en el condado de Essex. Comenzó a cocinar en el pub de sus padres (con tan solo 8 años de edad) y llegó a trabajar con los mejores cocineros del mundo. Es uno de los cocineros más influyentes del Reino Unido y probablemente el más mediático, habiendo participado en más de 15 programas de televisión emitidos, participación activa en redes sociales y casi otros tantos libros escritos.  En la actualidad Jamie escribe en la revista Delicius, además de colaborar para diversos medios de prensa escrita de todo el mundo. Pero sin duda, al menos desde nuestro punto de vista, lo que mejor define a Jamie Oliver (además de su pasión por la comida) es su fundación, Fifteen Foundation, en la que ofrece formación y asistencia a jóvenes desfavorecidos. Jamie dirige su propio restaurante en Londres (Fifteen) que además de ser uno de los mejores de la ciudad, forma parte de su fundación llevando a cabo en él un programa de aprendizaje pionero para dotar a los chicos de una profesión para el futuro. Todos estos motivos le han llevado a tener el horno de ser miembro de la Orden del Imperio Británico.

Hace ya casi un año al Señor Tartufo le dio fuerte por la horticultura, sembrado y cultivando toda clase de hierbas aromáticas (además de pimientos de padrón, pimientas, zanahorias baby, lechugas, etc.) en casa (en macetas dispuestas en el alfeizar de la ventana) con las dificultades que todo ello conlleva. Lo de los libros ya viene de viejo y no es extraño que en su cumpleaños o en Navidad le caiga alguno o más de uno. Y el tema de ver programas de cocina, pues si son buenos (como es el caso) sí, y como en casa no tenemos más que los canales del TDT pues veíamos los programas a través de Internet. Así que cuando me pasé por la librería para buscar un libro que regalarle al señor Tartufo para su cumple, no tuve dudas en cuanto vi este libro.

El libro en cuestion

Para los que no hayan visto el programa En casa con Jamie les diremos que el estudio de grabación es la finca que posee en Essex (al este de Londres). Este libro es Jamieen estado puro: orgulloso de su jardín y su huerto, él mismo recolecta las frutas u hortalizas que luego utiliza para hacer sus maravillosas recetas (unas veces ocurrentes y otras tantas tradicionales) en una cocina de carbón y un horno de leña.
Y el libro es básicamente lo mismo: una especie de diario en el que Oliver clasifica sus recetas según la estación del año, utilizando productos de temporada que recoge de su huerto o los huevos de sus gallinas (que por cierto campan a sus anchas por la finca). Además nos habla de cada producto que recolecta, nos enseña a cultivarlo y los cuidados que requiere. 

 










Desde luego que este es un gran libro. Y es que, como hemos dicho, es mucho más que un libro de recetas y además es de lo más original que hemos tenido la oportunidad de leer. Algo muy curioso es que este libro es tan suyo que cuando lo leo tengo la sensación de estar viendo o escuchando sus programas, con sus exageradas expresiones de asombro o agrado cuando prueba algo que ha cocinado o recoge frutos de su tierra. Sin duda muy recomendable.

*Nota: como verán en los ingredientes, el arroz con leche no lleva apenas azúcar. La razón es que este postre se acompaña de mermelada y merengues que le aportan ya el dulzor necesario. La mermelada tampoco lleva demasiado azúcar y es que no la necesita ya que las fresas ya son lo suficientemente dulces. Como merengues hemos usado unos Suspiros de Moya, postre tradicional canario del que ya les hablamos en nuestra receta de Helado de leche merengada, lima y Suspiros de Moya.

Ahí va la receta!



Ingredientes: para 6 u 8 personas


Para el arroz con leche:

1.2 litros de leche
200 gr de arroz redondo
2 cucharadas de azúcar avainillado


Para la mermelada:

1/2 kg de fresones o fresas
75 gr de azúcar


Para el emplatado:

50 gr de merengues
Unas fresas silvestres, frambuesas o moras (para decorar)

*Nota: para la elaboración del arroz con leche hemos añadido una rama de canela y un pedazo de piel de limón (bien límpia). La receta original no los llevaba pero creemos que son ingredientes imprescindibles para elaborar un buen arroz con leche.


Elaboración:

Empezaremos por hacer la mermelada de fresas. En un cazo amplio ponemos las fresas (limpias y sin el rabito) y el azúcar. Aplastamos las fresas con las manos para que se deshagan casi por completo y dejamos reposar durante unos minutos para que el azúcar se vaya disolviendo en el jugo de las fresas. Ponemos el cazo a fuego muy lento y dejamos cocer durante aproximadamente  20 minutos, removiendo cada tanto para que no se pegue. No debemos dejar que espese demasiado para que al incorporarla al arroz se integre bien en él. Retiramos el cazo del fuego y dejamos reposar. Ya tenemos lo que Jamie llama ¡la preciosísima mermelada de fresa por excelencia!


Mientras vamos a hacer el arroz con leche. Ponemos un cazo amplio al fuego en el que introducimos la leche, el arroz, el azúcar avainillado, la canela y el la piel de limón. Cuando rompa a hervir tapamos el cazo y dejamos cocer durante aproximadamente 30 minutos, removiendo a menudo  hasta que quede cremoso y jugoso y con el grano tierno.

A la hora de servir ponemos el arroz en cuencos individuales y añadimos una cucharada de mermelada y removemos para que se mezclen un poco. Rompemos los merengues sobre los cuencos y decoramos con algún fruto rojo.


Listo para comer!

Tartare de langostinos y aguacate

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Buenas!

Hace tiempo nos enteramos a través de Internet de la apertura de una tienda cerca de la Playa de Las Canteras, donde el señor Tartufo y yo vivimos hace unos años. En cuanto tuvimos un rato libre decidimos pasarnos por la tienda a ver si “in situ” tenía tan buen aspecto como a través de su Facebook.

La casa de los quesos, que así se llama esta tienda (es posible que la conozcan porque tiene establecimientos repartidos por casi toda la geografía de nuestro país), es especialista en quesos, como su propio nombre indica, pero no se queda solo ahí sino que también tienen productos ecológicos, vinos, aceites, mermeladas, especias y sales, salsas, etc. Todos productos gourmet, de lo más tradicional a lo más vanguardista, nacional e internacional y, por su puesto, con productos de la tierra.

Además es común encontrarnos con productos a degustar. Por ejemplo el día que nos pasamos para allí se podía degustar queso (lo probamos, nos encantó y lo compramos), una nueva Mermelada de tomate y plátano(hecha de manera tradicional en Gran Canaria) y Sal del Himalaya con aceite de oliva virgen extra. Ni que decir tiene que también no llevamos un tarro de Sal del Himalaya (pero de eso ya les hablaremos en otra ocasión).

En cuanto a los quesos, podemos encontrarlos de casi todas las Denominaciones de Origen de España, además de quesos extranjeros y un montón de productos que hemos denominado “curiosidades comestibles”,  imposibles de encontrar en comercios habituales.

Entre esas curiosidades comestibles encontramos un producto elaborado en Holanda que hoy queremos presentarles, se trata de un queso Gouda (el típico queso elaborado a base de leche de vaca) condimentado con wasabi.

El wasabi es un condimento de origen japonés extraído de la planta que lleva el mismo nombre. Para entendernos en esa especie de pasta verde que suelen poner acompañando al sushi y cuyo sabor es muy característico, resulta bastante picante pero ese picor no permanece en la boca (como ocurre con otros picantes como el chile o la guindilla) sino es que se desvanece rápidamente.

La combinación gouda + wasabi no puede ser más interesante. Un queso de sabor suave con un condimento de sabor picante que sin embargo está presente en este queso en una dosis tal que nos permite degustarlo sin perturbar el propio sabor del Gouda.

Al plantearnos hacer una receta con este queso, en seguida pensamos que debíamos hacer algo con inspiración japonesa. Después de darle muchas vueltas se nos ocurrió hacer este Tartare de langostinos y aguacate al que condimentamos con este Gouda con wasabi al que complementó a las mil maravillas.

Un aperitivo delicioso para una mañana de domingo.

Tartare de langostinos y aguacate



Ingredientes:

1/2 kg de langostinos crudos
Dos aguacates maduros
75 ml de aceite de oliva
75 ml de aceite de girasol (aproximadamente)
Una cebolla
Un huevo
Un limón
Un diente de ajo (sin la parte de dentro)
Dos cucharadas de salsa de soja
Una cucharada de salsa perrys
Una cuchara de mostaza dulce
Una cuchara de vinagre
Perejil
Pimientas variadas recién molidas
Sal
Queso Gouda con wasabi (para acompañar)

Elaboración:

Para empezar debemos elaborar una mayonesa con el aceite de girasol, el huevo, el vinagre, el ajo y una pizca de sal; podemos aprovechar también las ramas del perejil. Lo ponemos todo en el vaso de la batidora y trituramos sin mover demasiado hasta que la salsa haya emulsionado.


A continuación pelamos los langostinos y los cortamos en dados muy pequeños (guarda las cabezas en el congelador para hacer un caldo o una salsa) y los cortamos en dados muy pequeños y los ponemos en el recipiente donde haremos la mezcla. Pelamos y cortamos el aguacate y la cebolla también en dados y los incorporamos al bol. Regamos con el zumo de limón y agregamos el resto de ingredientes (excepto el queso) y una cucharada de la mayonesa que hemos hecho. Salpimentamos al gusto, removemos bien y guardamos tapado en la nevera hasta el momento de su uso.


Antes de comer cortamos el queso en trozos muy finos y decoramos el tartare con él.

*Nota: nosotros hemos comido nuestro Tartare de langostinos y aguacate acompañado de unas tostas de pan de centeno. También se podría añadir manzana al tartare, lo que le aportaría una textura crujiente y un sabor muy fresco. 




Listo para comer!



Pisto con bacalao

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Buenas!

Hoy traemos otro plato de verdura muy sencillo y tradicional en nuestro país como es el Pisto que en esta ocasión hemos acompañado con un lomo de bacalao.

El pisto es una elaboración que se repite de manera más o menos similar por toda la geografía española pero es el Pisto manchego el que más fama tiene. Se cree que los agricultores lo cocinaban al aire libre con las hortalizas que recogían de su huerta y que solían ser pimientos (verdes y rojos), calabacín y tomate. En la actualidad también se la añade tomate y ajo habitualmente y es común incorporar además la berenjena a este guiso. Por estos lares no es extraño encontrar el Pisto acompañado por unas papas fritas cortadas en cuadros a modo de guarnición de la guarnición.

Nuestro Pisto manchego se asemeja muchísimo a otros platos tradicionales del resto del país, como por ejemplo la Piperrada vasca o la Samfaina catalana. Fuera de nuestras fronteras también podemos encontrar recetas similares, como por ejemplo el Ratatouillefrancés, la Kapunata de Malta o la Ciambotta italiana.

Tradicionalmente el Pisto manchego se acompaña con un huevo frito (si se come caliente) o con jamón (frío o caliente). Nosotros nos hemos decidido por un buen lomo de bacalao. La razón es sencilla: al señor Tartufo no le gustan los huevos fritos y le apetecía pescado… Decidido entonces!

He de reconocer que el bacalao no es de mis pescados favoritos. Supongo que por tradición, en Canarias son más comunes otros pescados (Sama, Lubina, Corvina, Dorada, Vieja, Caballa, etc.) y tengo el paladar hecho. Sin embargo en el País Vasco está presente en muchas de sus recetas más tradicionales, será por eso que es el pescado favorito del señor Tartufo. Sin embargo tampoco le hago ascos y me lo como bien a gusto. Además reconozco que es un pescado muy limpio, casi libre de espinas, lo cual me da mucha tranquilidad a la hora de dárselo a la peque, a quien por cierto le encanta.

Pisto con bacalao

Vamos con la receta!


Ingredientes: para 3 personas

Un lomo de bacalao
Un pimiento rojo
Un pimiento verde
Un calabacín
Una berenjena
Dos cebollas
5 dientes de ajo
250 gr de salsa de tomate
Una cucharadita de pimentón
Tomillo
Romero
Aceite de oliva
Pimienta negra recién molida
Sal


Elaboración:

Pelamos la cebolla, los ajos  y la berenjena. Cortamos toda la verdura en brunoise y ponemos una sartén o cazuela al fuego con un chorrito de aceite para saltear la verdura. El siguiente paso es cuestión de gustos o preferencias: puedes saltear toda la verdura junta; respetar los tiempos de cocción de cada uno, con lo que el orden sería primero la cebolla, seguida por el pimiento, los ajos, el calabacín y por último la berenjena; o saltear toda la verdura por separado, como hemos hecho nosotros. Lo importante es que las hortalizas queden bastante “al dente” o de lo contrario se nos pasarían demasiado al volver a cocinarlas en el siguiente paso.


Cuando toda la verdura esté lista agregamos el pimentón y damos unas vueltas para que no se queme. Seguidamente incorporamos la salsa de tomate y dejamos que se cocine todo junto durante unos 10 minutos. Salpimentamos al gusto, retiramos del fuego y reservamos.


Para cocinar el bacalao ponemos una sartén o plancha al fuego con unas gotas de aceite. Ponemos el bacalao al fuego por la parte de la piel y la dejamos hasta que esta quede dorada. Damos la vuelta y dejamos que se cocine un par de minutos más (depende del punto de cocción que a cada uno le guste para el pescado). Retiramos del fuego y salpimentamos.

Servimos el lomo de bacalao acompañado por el pisto que debe estar caliente. Listo para comer!




Pan de manzana, sidra y canela. Book + food: Pan en casa (del horno al corazón)

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Buenas!

Hace unos meses el señor Tartufo vio que en el foro del pan recomendaban un libro como uno de los mejore libros de pan en español. La recomendación fue Pan en casa (del horno al corazón) de Anna Bellsolá. No lo pensamos dos veces y lo reservamos (aún no había llegado a Canarias) y esperamos pacientemente a que nos llamaran. Y digo pacientemente porque tardó más de un mes en llegar pero finalmente lo tuvimos para Navidad. 

La receta que hemos escogido para este book + food es un Pan de manzana, sidra y canela. La cosa es que este pan es de todo menos común. Para empezar se hidrata con sidra en vez de agua lo que le aporta un sabor y un color totalmente diferentes. Además está elaborado con Masa Madrea la que hay que aplicarle un tratamiento especial para convertirla en Masa madre sólida (ya les explicaremos de qué forma). Y los trozos de manzana y canela que le dan un puntito espectacular. Pero cuidado porque, al contrario de lo que pueda parecer, este no es pan dulce y resulta ideal para comer acompañando a un buen pedazo de queso y algo de jamón.

Pan de manzana, sidra y canela

Anna Bellsolá pertenece a una consagrada estirpe de panaderos. Nacida en Girona, se decidió a completar su aprendizaje sobre el pan viajando, formándose y trabajando en panaderías de todo Europa. En la actualidad es propietaria de su propia panadería, Baluard, donde además de elaborar y vender pan artesanal, se realizan cursos.

Pan en casa no es solo un libro de recetas. Es ante todo una obra que pretende involucrar al lector en la hermosa y ancestral filosofía del pan para lo cual nos ofrece un viaje a través de la historia, nos habla de las diferentes formas de hacer y comer pan por el mundo, tipos de pan, ingredientes, utensilios, amasados,… todo lo que uno debe saber para entender porque el pan ha sido, es y será siempre un alimento imprescindible.

El libro en cuestión

Salta a la vista que este no es un libro de consulta sin más sino que es un libro que hay que leer y del que sin duda se aprende.

Ahí va la receta!


Ingredientes:

175 gr de harina común
175 gr de harina de fuerza
100 gr de harina de trigo
50 gr de harina de centeno
325 ml de sidra natural
225 gr de Masa madre sólida
150 gr de manzanas Golden (ya peladas y descorazonadas)
13 gr de sal
5 gr de levadura fresca prensada
Una cucharada de canela en polvo

*Nota: hemos reducido las cantidades a la mitad porque somos pocos en casa. Para seguir al pie de la letra la receta original deberían poner el doble de ingredientes.


Elaboración:

Pelamos, descorazonamos y cortamos las manzanas en dados. Espolvoreamos la canela y dejamos macerar mientras vamos preparando la masa.

En un recipiente amplio ponemos todas las harinas y la sal y removemos. En otro recipiente mezclamos la sidra, la Masa madrey la levadura y removemos también. Incorporamos los ingredientes líquidos al recipiente de los secos y mezclamos hasta que estén complemente integrados. 

Espolvoreamos la mesa de trabajo con un poco de harina y comenzamos a amasar nuestro pan sobre ella hasta que nuestra masa esté suave y elástica. Podemos utilizar la técnica de breve amasado – reposo si nos va mejor. Cuando la masa esté a punto incorporamos los trozos de manzana y mezclamos de nuevo para que queden bien integrados. Dejamos reposar la masa tapada con nuestro paño de panadero durante un par de horas.


Transcurrido este tipo dividimos la masa en tantos panes como queramos. Nosotros hicimos piezas de 120 gr con forma de batards (bollos ovalados y alargados de la manera que se ve en la imagen).


Dejamos reposar otra hora u hora y media sobre una bandeja cubierta con papel del horno y tapado con un paño de panadero el cual debemos espolvorear abundantemente con harina (nosotros hemos utilizado semolina para darle una textura y aspecto especiales).


Precalentamos el horno a 200º  con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central. Greñamos los panes y pasamos el pan a la bandeja del horno ayudándonos del papel de horno que deslizaremos hasta introducirlo. Cocinamos durante aproximadamente 40 minutos o hasta que el pan esté dorado (debemos vigilar el pan durante su cocción ya que la manzana podría caramelizarse). Retiramos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla hasta que el pan esté completamente frío. 


*Nota: para hacer la Masa madre sólida debemos separar una cantidad de nuestra Masa madrecomún (nosotros utilizamos 100 gr). El primer día alimentamos la masa con la misma cantidad de harina que la que hemos usado de Masa madre(en nuestro caso otros 100 gr) y la mitad de agua (50 gr) y dejamos reposar hasta el día siguiente. El segundo día alimentamos la masa de la misma forma pero esta vez dejaremos reposar la masa tan solo 12 horas. Volvemos a alimentar nuestra masa de la misma forma y volvemos a dejar reposar. Cuando nuestra Masa madre sólida esté burbujeante ya estará lista para ser usada.


Listo para comer!



Ensalada de patata con vinagreta de berros

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Buenas!

Hoy venimos con una receta de lo más sencillo que se puedan imaginar pero, al mismo tiempo, muy sana y bastante vistosa. Se trata de una Ensalada de patata con vinagreta de berros.

Quienes me conocen bien saben que tengo un trauma con las ensaladas, cosas de mi niñez. Cuando oigo la palabra ensalada automáticamente visualizo lechuga, tomate, cebolla… no es lo mío, no. Y cuando el señor Tartufo me dice que va a cenar ensalada pienso “ya me tengo que buscar algo para comer”. Pues no, recientemente he descubierto que hay ensaladas que no solo me pueden gustar sino que me pueden conquistar. Por ejemplo el calabacín es uno de mis productos susceptibles de pertenecer a una ensalada recién descubiertos. No es que no haya comido calabacín antes, por supuesto que sí (y me gusta bastante además) pero recientemente he descubierto que puede formar parte de una ensalada. Así que, en el camino de “abrir mi mente” en lo que al concepto “ensalada” se refiere, hemos creado la receta de hoy.

El caso es que como saben la semana pasada hicimos un Pan de nuecesy nos había quedado un puñadito de nueces y nos apetecía “meterles mano” gastronómicamente hablando. Así que al señor Tartufo se le ocurrió esta ensalada tan resultona que hoy les presentamos.

Las nueces de California constituyen una fuente de energía de lo más sano y natural. Al contrario de lo que se pensaba hace unos años (y algunos lo siguen creyendo), comer un puñado de nueces al día no solo no engorda sino que nos aporta vitaminas y minerales esenciales para el organismo, además de omega 3. Por todas estas razones el consumo de estos frutos secos nos ayuda a cuidar nuestro corazón y a bajar el colesterol e incluso hay estudios que certifican que ayuda a prevenir ciertos tipos de cáncer.

Ensalada de patata con vinagreta de berros


Vamos con la receta!


Ingredientes:para 3 personas

2 patatas grandes
Una manzana Granny Smith
Un pequeño manojo de berros
75 ml de aceite de oliva
Un yogur natural
Un quesito fresco (aproximadamente 300 gr)
60 gr de nueces de California (peladas y troceadas)
Un diente de ajo
1/2 cucharadita de orégano
1/2 cucharada de semillas de sésamo
Pimienta negra recién molida
Sal





Elaboración:

Para empezar vamos a cocer las patatas. Las vamos a cocinar con cáscara así que debemos lavarlas a conciencia para despojarlas de toda la tierra. Las ponemos en una olla o cazo con agua y una pizca de sal y las dejamos cocer hasta que estén tiernas pero sin que lleguen a romperse. 

A continuación elaboraremos la vinagreta de nuestra ensalada. Para ello ponemos en el vaso de la batidora los berros (bien lavados), el yogur, el aceite de oliva, el diente de ajo, el orégano y media cucharadita de sal. Trituramos bien hasta obtener una salsa fina y sin tropiezos. Tapamos con film y guardamos en la nevera hasta el momento de usarla.


Cuando las patatas estén listas, las retiramos del fuego y escurrimos el agua. Dejamos reposar un poco antes de pelarlas pero no demasiado o se quedarán frías (hay que ir con cuidado porque quema un poco). Una vez peladas las troceamos en cuadros no demasiado grandes. Cortamos también el queso en cuadritos y troceamos las nueces. Por último pelamos, descorazonamos y troceamos la manzana.

En boles individuales repartimos todos los ingredientes, salseamos con nuestra vinagreta y agregamos una pizca de semillas de sésamos.

Listo para comer!




*Nota: es importante hacer esta receta poco antes de comerla ya que, de lo contrario, la manzana se oxidaría y comenzaría a oscurecerse rápidamente. Otra opción es dejar todo listo excepto la manzana y añadirla en el último momento.

Falafel de guisantes con salsa de yogur, limón y menta

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Buenas!

Hoy queremos hablarles de como a veces hay recetas que nos sorprenden.

Hace un par de semanas el señor Tartufo me contaba en una de nuestras conversaciones mañaneras (cuando uno aún está más dormido que despierto) que la noche anterior había visto en un programa de Jamie Oliver una receta de algo parecido a un falafel (Jamie lo llamó buñuelo) pero que estaba elaborado con habas.

A mí la cosa no me pareció demasiado apetecible. Todavía estaba somnolienta pero me quedaron claras dos cosas: que las habas iban en crudo y que el señor Tartufo pretendía cambiar habas por guisantes. La explicación de la receta continuó pero yo solo podía pensar “¿guisantes crudos?”.

Y llegó el día en que el señor Tartufo se dispuso a cocinar aquellos Buñuelos de habas que por arte de magia ahora se habían convertido en Falafel de guisantes y que a mi cada vez me apetecían menos.
Resulta que la receta de este curioso Falafel está incluida en el libro En casa con Jamiede Jamie Oliverdel que les hablamos hace una semana en nuestra sección Book + foodcon su receta de Arroz con leche cremoso con la mermelada más rápida de fresón. Pero la verdad es que había pasado desapercibida por completo. La foto no es del todo favorecedora y el título (Buñuelos de habas con yogur de limón y menta) tampoco. Pero a veces pasa que ves a alguien hacer la receta y dices… ¡Eso puede estar bueno!

Y a veces pasa que una receta que piensas que no te va a gustar ni lo más mínimo. Que la ves “verde que te quiero verde” y piensas que no eso a ti no te va. Que ves al esposo tan entusiasmado que dices “tengo que probarlo”. Que lo pruebas y exclamas “¡ahí va! ¡si esto está sorprendentemente bueno!

Por cierto, aprovechen que los guisantes están de temporada y practiquen el “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. 

Falafel de guisantes con salsa de yogur, limón y menta


Ahí va la receta y permítanme un consejo: déjense sorprender!



Ingredientes:


Para el falafel:

Un kg de guisantes frescos (con sus vainas)
La ralladura de un limón
6 ramas de cilantro
Una rama de menta
1/2 guindilla en vinagre
2 cayenas
Una cucharadita de comino
Una cucharada colmada de harina
Aceite
Pimienta negra recién molida
Sal


Para la salsa:

Un yogur griego
Algunas hojas de menta
El zumo de medio limón
Aceite oliva
Pimientas variadas recién molidas
Sal


Elaboración:

Para empezar desgranamos los guisantes y los ponemos en el vaso de la batidora (las vainas las podemos guardar para hacer un caldo). Incorporamos la ralladura de limón, la guindilla, las hiervas y las especias y trituramos hasta obtener un puré. Añadimos la harina y removemos hasta que se haya integrado por completo. Salpimentamos y reservamos.


Ahora vamos con la salsa. En un recipiente ponemos el yogur y le añadimos la menta cortada finamente, el zumo de limón y un chorrito de aceite de oliva. Salpimentamos, removemos y reservamos.
 
Ponemos una sartén con abundante aceite al fuego en la que freiremos nuestros falafel. Cuando el aceite esté bien caliente vamos haciendo quenefas con el puré de guisante con la ayuda de dos cucharas e incorporándolas a la sartén. Freímos hasta que el falafel esté bien dorado (incluso marrón) y escurrimos sobre papel secante.


Servimos acompañados de nuestra salsa de yogur y una ensalada (solo lechuga y aceite de oliva) y unas guindillas.


Listo para comer!




*Nota: los falafel se deben comer recién hechos y untados con la salsa ya que son algo picantes y el sabor suave del yogur le supone un contraste excepcional.

Albóndigas de ternera con salsa cacik. Cine + food: Un toque de canela

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Buenas!

Hoy es viernes y como todos los viernes (al menos últimamente) toca una de nuestras secciones fijas. Volvemos con nuestro cine+ foodcon la película griega Un toque de canela. En honor a esta maravillosa película hemos cocinado unas Albóndigas de ternera con salsa cacik.


Albóndigas de tenera con salsa cacik


Un toque de canela es una película emotiva y muy divertida. Toca con la punta de los dedos el conflicto entre Grecia y Turquía lo que le da a la ficción un soporte histórico interesantísimo. Pero sobre todo es una película gastronómica porque todo en la vida de Fanis y su familia transcurre en la cocina, en la mesa y alrededor de una buena comida. 

Fanis Iakovidis, profesor de astronomía, recibe la noticia de que su abuelo Vassilis (al que no ve desde hace 30 años) va a viajar a Grecia desde Turquía (país natal de Fanis) para visitarle. Mientras Fanis realiza los preparativos para la visita de su abuelo le comunican que su abuelo se ha puesto enfermo. Fanis debe regresar a Turquía más de 30 años después para reencontrarse con su infancia. Desde ese momento comienza a recordar cómo fue su niñez, que transcurrió entre Estambul y Atenas, y su juventud que pasó viajando por todo el mundo. 

Vassilis (el abuelo) posee una tienda de ultramarinos en Estambul. Fanis crece rodeado de comida y, sobre todo de especias. Desde pequeño desarrollo una gran afición por la cocina que pronto se convierte casi en un don. La primera receta que cocinó fueron unas albóndigas con la receta que le dio su abuelo (ternera, ajo, cebolla, pan, sal) que contenían un ingrediente muy especial y que rezaba más o menos así:
 “… el secreto de unas buenas albóndigas es poner un toque de canela…” “… la canela se ve pero se siente” “… un toque de canela en la comida hace que las personas hablen entre sí y estén alegres”.


En la película no dicen exactamente cuál es la receta pero todos sabemos hacer unas albóndigas (cada uno a su manera claro está). Nosotros hemos intentado seguir la receta del abuelo Vassilis, dándole nuestro punto y por su puesto con “un toque de canela”.

Hemos acompañado nuestras albóndigas con una salsa cacik que es una receta tradicional turca elaborada principalmente a base de yogur griego y limón. Suave y absolutamente deliciosa.

Aquí tienen el tráiler de Un toque de canela:


 


Vamos con la receta!



Ingredientes:


Para las albóndigas:

750 gr de carne de tener picada
2 cebollas
2 rebanas de pan
2 huevos
4 dientes de ajo
Una cucharadita de canela
Harina (para enharinar las albóndigas)
Leche (para mojar el pan)
Aceite
Pimienta negra recién molida
Sal


 


Para la salsa:

250 gr de yogur griego
1/2 pepino
Un limón
Un diente de ajo
Unas hojas de menta
Aceite de oliva
Pimienta negra recién molida
Sal









Elaboración:

Para empezar pelamos y cortamos las cebollas en brunoise y la sofreímos en una sartén con un chorrito de aceite hasta que esté ligeramente dorada. Escurrimos el aceite y ponemos la cebolla en un recipiente amplio junto con la carne, los ajos picados, los huevos, el pan (mojado en un poco de leche) y la canela. Salpimentamos y mezclamos (preferiblemente con las manos) hasta que todos los ingredientes estén integrados. Dejamos reposar en la nevera para que la carne vaya adquiriendo todos los sabores.


Ahora vamos con la salsa cacik. Pelamos y rallamos el pepino y lo ponemos en un bol con la menta, el ajo y el aceite. Trituramos y mezclamos con el yogur. Salpimentamos y reservamos.


Ponemos una sartén con abundante aceite al fuego en el que freiremos las albóndigas. Damos forma a la carne, enharinamos y freímos hasta que estén doradas. Debemos poner el fuego fuerte en un principio pero bajarlo un poco después para que la carne se cocine en el interior pero que no se nos queme. Escurrimos las albóndigas con papel secante y servimos calientes acompañadas por nuestra salsa cacik y un poco de ensalada.

Listo para comer!



*Nota: las albóndigas típicamente turcas (llamadas kofte)son algo más grandes y más planas que las que solemos hacer en España.

Pastas de chocolate

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Buenas!

Normalmente el señor Tartufo tiene turno de tarde en el trabajo pero hay temporadas en las que le toca currar con turno de mañana. Entonces yo me encargo de recoger al bebé de la guardería y los tres juntos volvemos a casa a eso de las cuatro de la tarde con ganas de merendar.  Como ya sabemos, no solo de pan vive el hombre y por eso, en ocasiones, apetecen cosas diferentes. Por ejemplo… galletas o, como en este caso, pastas.

Y no sabemos si le ocurre a todo el mundo, pero a nosotros a veces nos pasa que vamos al supermercado, pasamos por el pasillo de las galletas y ya no vemos nada que nos llame la atención. Quizás sea porque ya hemos comido demasiadas galletas industriales. O quizás sea que desde la primera vez que hicimos galletas en casa, nuestro concepto acerca de aquellas ha cambiado por completo.

Si las elaboramos nosotros mismos conlleva un montón de cosas: sabemos lo que les ponemos (ni exceso de grasas, ni grasas hidrogenadas, ni demasiado azúcar), las hacemos de lo que nos apetece, aprovechamos lo que tenemos en la despensa,… y sobre todo y lo más importante: le damos a nuestro bebé Tartufo galletas igual de buenas pero más sanas, más naturales y desde luego hechas con mucho más amor.

Los que nos sigan sabrán que de vez en cuando preparamos galletas, normalmente con tropezones. Esta vez queríamos hacer algo diferente, así que nos dio por probar con unas pastas. Esta receta está basada en otra que vimos hace tiempo en Directo al paladar.
 
Estas pastas son muy ricas y fáciles de preparar. Con poquitos ingredientes nos hemos sacado de la manga una merienda deliciosa y bien barata. Estas pastas hicieron las delicias de la familia Tartufo.


Pastas de chocolate


Vamos con la receta!


Ingredientes:

175 gr de mantequilla (en pomada)
185 gr de harina
60 gr de azúcar moreno
20 gr de azúcar común
15 gr de cacao en polvo
Una cucharadita de esencia de vainilla
Una pizca de sal






Elaboración:


Para empezar precalentamos el horno a 180ºC, con calor arriba y abajo. Ponemos la mantequilla en un recipiente amplio y agregamos los azúcares, batimos con una varilla hasta que obtener una mezcla cremosa. Seguidamente añadimos la sal y la vainilla y volvemos a batir.
 
A continuación, tamizamos la harina junto con el cacao sobre la mezcla anterior y volvemos a remover, esta vez con una cuchara de madera, hasta obtener una mezcla homogénea.

Ahora toca dar forma a nuestras galletas. Tenemos dos opciones: una serie meter la masa en la nevera para que cogiera algo de consistencia y después hacer montoncitos (como hemos hecho en recetas anteriores) y otra es introducir la masa tal y como está en una manga pastelera y utilizando la boquilla que nos apetezca dar forma a las galletas. En esta ocasión hemos decidido utilizar la manga pastelera, para cambiar un poco la forma de nuestras galletas.

Así pues, cubrimos una bandeja de horno con papel vegetal. Después hemos puesto una boquilla rizada en la manga, en la que hemos introducido la masa; luego sólo es cuestión de apretar y de dar la forma deseada. Nosotros hemos hecho las pastas dibujando tres líneas verticales paralelas (tal y como se ve en la foto), da igual la forma que escojan, lo importante es que todas las pastas sean del mismo tamaño. Aproximadamente sale para dos tandas con la cantidad de masa que hemos hecho (unas 30 – 35 unidades).


Introducimos la bandeja en el horno durante aproximadamente siete minutos. Hay que vigilarlas porque el tiempo de horneado dependerá del tamaño y del grosor que le hayamos dado a las pastas. No hay que dejar que se pongan demasiado crujientes o cuando se enfríen quedarán duras y hay que tener mucho cuidado de que no se quemen ya que están listas en seguida.

Una vez listas, las dejamos unos minutos más en la bandeja de horno y luego las pasamos a una rejilla hasta que se enfríen por completo. En ese momento podemos guardarlas en un recipiente hermético donde aguantarán varios días.




Scones de limón

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Buenas!

Tu si que eres un muerto de hambre, ademas de un friki tartufo

Con este maravilloso comentario nos sorprendieron el lunes. Lejos de borrarlo o esconderlo y hacer como que no ha pasado nada, haré todo lo contrario: le daré todo el bombo que merece este usuario anónimo al querer faltarme el respeto, logrando todo lo contrario la verdad.

Empecemos por lo de “muerto de hambre”. Salida de tiesto en toda regla ya que, la verdad, no sé a qué viene. Por más que pienso y requetepienso, no se ha a que hace mención con lo de llamarme muerto de hambre.

Muerto de hambre estoy cada vez que llego a mi casa después de trabajar, cierto. Desde la última vez que comí a las 12:00 del mediodía, hasta las 21:15 más o menos creo que es más que normal que tenga hambre, por lo tanto, dudo que vayan por ahí los tiros. 

Si quiere hacer alusión a que voy mendigando comida por ahí, pues la verdad, gracias a dios por ahora vamos escapando. Tengo mi trabajito que me da de comer a mí y a los míos, junto con mi señora esposa, y gracias a dios (toco madera) aún tenemos para comer y no tenemos que andar pidiendo comida a nadie, repito, gracias a dios y que siga así. ¿Mañana? Pues ya se verá, hasta hoy no… 

Si quiere el señor Anónimodarse una vuelta por aquí y decir a que se refiere con este tema pues estaré encantado. Le digo desde ya que sí, que soy un auténtico muerto de hambre, sobretodo en horas puntuales del día que me comería una vaca por los pies, ya que sinceramente soy de buen comer.

En cualquier caso no me parece que utilizar la expresión “muerto de hambre” de manera despectiva sea muy apropiado, más en los tiempos que corren. Lo que me da que pensar que el señor Anónimo seguramente no tenga demasiada conciencia social.

Friki… En este aspecto la verdad es que el señor Anónimo ha dado en el clavo. Soy un friki de tomo y lomo. 

Adoro las sagas míticas del cine como Star Wars, El señor de los anillos, El padrino y todo tipo de cine considerado cine friki, aunque para mí sea sencillamente buen cine. Ah! Que no van por ahí los tiros.

Seguramente el señor Anónimo me llama friki porque, después de pasar todo el día entre fogones en mi trabajo de 8 horas (remunerado), voy y me vuelvo a meter en la cocina a  hacer mi propio pan, a cultivar mi propia verdura, a elaborar mis propias salsas, incluso a hacer mi propia pasta! Esto entre infinidad de cosas más! Y encima, mire usted, estoy orgulloso de ello! Me estoy empezando a preocupar, visto así la cosa parece bastante grave. 

Pero claro, por si esto fuera poco, voy y me pongo a hacer un blog y a compartir lo poco (o mucho, según con quien me compares) que se sobre comida, cocina, gastronomía, etc., sin percibir un duro (ni euro) a cambio y sin ánimo de lucro… 

Pues sí, va a ser verdad que como te dije soy un friki y me encanta, me gusta lo que hago, no lo puedo evitar. Y me faltan horas en el día y material para hacer todo lo que sale de mi cabeza. Así que afortunadamente no me aburro tanto como para poner este tipo de comentarios como los que el señor Anónimo nos ha dejado a nosotros.

Visitamos muchos blogs cada día, forma parte de esto que tanto nos gusta. Y cuando dejamos un comentario es porque lo que hemos visto nos gusta y nos apetece comunicárselo a quien lo ha hecho, porque tenemos alguna duda o sugerencia o simplemente para que nuestros compis blogueros sepan que estamos ahí y que les seguimos.

Sinceramente nos encantaría que el señor Anónimo entrara más a menudo por aquí, presentándose eso sí. Y que asa pudiéramos intercambiar pareceres.

Por lo pronto le doy las gracias, porque con sus simples palabras me ha dado lugar a escribir esta entrada que me he sacado de la manga, ya que a veces algo ando escaso de ideas para escribir los prolegómenos a mis recetas ;)

La pena que me queda es que le hayamos dedicado una entrada a este comentario y no a los que cada día nos dejan tan amable y cariñosamente la gente que para nosotros de verdad importa. Eso sí, para ustedes va dedicado nuestro trabajo cada día.

Y vamos a los que importa. Hoy les traemos un desayuno o merienda típica de Gran Bretaña pero que en realidad es original de Escocia, los scones. Hoy en día es muy habitual encontrar estos panecillos en panaderías, pastelerías y comercios de todo tipo en Irlanda, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, y por supuesto Escocia e Inglaterra. 

Los scones son unos bollos de pan individuales que se sirven recién horneados y se suelen comer acompañados por un té. Están elaborados con harina de trigo, avena o centeno y pueden ser dulces o salados. Los dulces pueden contener trozos de chocolate, arándanos, dátiles, queso, etc. Los salados pueden llevar soda o patata. Muchas veces se sirven acompañados por algo de mantequilla o mermelada.

Hay cienes y cienes de recetas distintas de scones, nosotros hemos probado un par de ellas y, puestos a elegir, nos quedamos con esta que les vamos a enseñar porque, si bien todas están igual de buenas, esta no lleva mantequilla ni huevo por lo que le restamos grasas y calorías al asunto, además de ser más sencillos de elaborar y más económicos.

Scones de limón


Ahí va la receta!


Ingredientes: (12 unidades)

200 ml de nata (para montar)
125 gr de harina de fuerza
125 gr de harina común
100 ml de zumo de limón (aproximadamente 4 limones)
50 gr de azúcar
1/2 cucharadita de sal
Un sobre de levadura química
Ralladura de limón (cantidad al gusto)









Elaboración:

Para empezar precalentamos el hornoa 220º C con calor arriba y abajo. En un recipiente amplio mezclamos las harinas, la levadura y la sal. A continuación añadimos el azúcar, la nata, el zumo de limón y la ralladura de limones y volvemos a remover. Cuando tengamos una masa que se quede compacta (como una bola) ya estará lista.


Enharinamos la mesa de trabajo y espolvoreamos también el rodillo con harina para poder trabajarla con facilidad. Estiramos la masa con el rodillo hasta obtener unos 3 – 4 cm de grosor. Cortamos con un corta – pastas redondo (aproximadamente 5 cm de diámetro) y colocamos los scones sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal, cuidando dejar suficiente separación entre ellos para que no se peguen entre sí cuando crezcan en el horno. Pintamos los bollos con huevo batido, leche o nata y los introducimos en el horno.


Cocinamos a 200º durante aproximadamente 15 minutos o hasta que estén ligeramente dorados. Retiramos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla hasta que los scones estén tibios, momento en el que estarán listos para comer.


*Nota: nosotros hemos puesto toda la ralladura de los 4 limones para darle un acentuado sabor a limón. El resultado fue un aroma y sabor que se notaban bastante pero que resultaban muy agradables.
En esta ocasión hemos acompañado los scones con una sencilla mermelada de frutos rojos que hemos preparado en un momentos mezclado una parte de azúcar por dos partes de fruta y el zumo de un limón. Un ratito al fuego hasta que la fruta se haya deshecho un poco y tenga textura de mermelada y ya está lista. Podemos guardar la mermelada en un tarro y conservarla en la nevera donde aguantará varios días en perfectas condiciones.
 
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