Quantcast
Channel: Las recetas de la familia Tartufo
Viewing all 149 articles
Browse latest View live

Macarons de turrón

$
0
0

Buenas!
Hoy inauguramos lo que pretendemos que sea un pequeño recetario navideño, con recetas diferentes a lo que solemos comer cada día, en definitiva, para ocasiones especiales. A partir de hoy, cada viernes, y hasta que terminen la Navidad pondremos una serie de platos de fiesta con la intención de darles ideas de cara a estos días en los que nos reunimos con la familia y amigos en torno a una mesa.
 
Hace tiempo que probamos esos pastelitos franceses de colores tan llamativos y que tan de moda están: los macarons. Desde que los probamos, quisimos hacerlos en casa pero al buscar recetas empezamos a leer que era super complicado, que había que tamizar el harina tres veces, que el exceso de humedad o calor hacia que se reventaran o no les saliera el pie, en fin… infinidad de desdichas que les habían ocurrido a quienes los habían hecho.

Así que nos dio algo de miedo y decidimos esperar a ver si nos hacíamos con la KitchenAid y que ella nos facilitara algo la tarea, a ver si así teníamos suerte y no saltaban todas las alarmas.

Pues bien, nada más tener la KA en casa nos pusimos manos a la otra con los macarons. Eso sí, como estábamos advertidos de su dificultad, decidimos no sacar fotos, no escribir entrada para el blog, no teñirlos para no desperdiciar tinte,… convencidos de que la primera prueba no nos iba a salir del todo bien. 

Pues digamos que no salió del todo mal. Algunos reventaron, otros quedaron perfectos. Detectamos el error enseguida. Nos habíamos excedido en el tiempo de reposo y se nos habían secado más de la cuenta y por eso algunos reventaron. No había salido del todo mal el primer experimento.

Decidimos probar de nuevo con los dichosos macarons. De nuevo sin fotos, sin entrada pero con tinte (más por curiosidad que por otra cosa). Esta vez fuimos más prudentes vigilándolos mientras reposaban para que no se secaran demasiado otra vez. Y además tuvimos la precaución de cocinarlos a temperatura más baja y durante algo más de tiempo. Resultado: macaron perfecto!

Así que con la misma nos decidimos a explicarles como hacemos los macarons y lo bien que nos han quedado. Aprovechando que ya está aquí la navidad, les hemos hecho un relleno muy especial, de turrón, con los que nos han quedado unos macarons de lo más navideño.


Macarons de turrón


Esperamos que les gusten!



Ingredientes:


Para una hornada de macarons (aproximadamente 8 – 10 unidades):

50 ml de claras de huevo pasteurizadas
70 gr de almendra en polvo
125 gr de azúcar glas
1/2 cucharada de canela en polvo
1/2 cucharada de azúcar avainillado
2 gotas de colorante en gel de color naranja

 



Para el relleno:

150 gr de turrón (del blando)
200 ml de nata para montar
50 gr de leche
25 gr de azúcar
3 hojas de gelatina neutra
1 huevo
Un chorrito de amaretto




Elaboración:


Empezaremos preparando la masa para los macarons. Para ello tamizamos la almendra junto con el azúcar glass, debemos tamizarla dos veces para asegurarnos de que no quede ni un grumo. Reservamos.

 

Montamos las claras a punto de nieve, deben quedar muy firmes. Cuando estén listas se le añade el azúcar avainillado y la canela y removemos despacio para que no se bajen.


A continuación vamos añadiendo la mezcla de harina y azúcar a las claras, primero una mitad y, cuando esté completamente incorporada, añadimos el resto. Hay que mover muy despacio para procurar que las claras no se bajen demasiado.Por último añadimos el colorante y removemos de nuevo.
 
Introducimos la masa en una manga pastelera con boquilla redonda.

Vamos poniendo botones de masa sobre la bandeja del horno cubierta con papel vegetal. Nosotros hicimos una plantilla con circulitos de aproximadamente 3 centímetros de diámetro (dibujando el contorno de un tapón) para poder guiarnos, poniendo el papel vegetal (que se transparenta) sobre la plantilla.


Dejamos reposar aproximadamente una hora, aunque el tiempo va a depender del calor o la humedad de nuestra cocina. Podemos comprobar si están listos para ser horneados, tocándolos muy despacio con la punta de los dedos. Cuando la masa no se quede pegada al dedo podremos meterlos en el horno. 

Debemos de tener la precaución de tener el horno precalentado a 130º centígrados con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central para cuando haya que meter los pastelitos en el horno.

Mientras reposan los macarons nos ponemos con el relleno. Para ello antes que nada remojamos la gelatina en agua fría para que se hidrate y separamos la clara de la yema. 

Desmenuzamos el turrón y lo ponemos en un cazo junto con el azúcar y la leche. Lo ponemos a fuego medio y vamos removiendo hasta obtener una crema. Apartamos el cazo del fuego y añadimos la yema inmediatamente, removiendo sin parar para que el huevo no llegue a cuajar. Seguidamente añadimos la gelatina escurrida y removemos bien.

 

Montamos la nata que debe estar muy fría o no se montará. No hace falta que quede cuajada del todo, con que coja algo de cuerpo será suficiente. Montamos también la clara.

Mezclamos la nata con la clara montada y le añadimos la crema de turrón, que ya debe estar templada, poco a poco y con movimientos envolventes.

Ponemos la crema en un recipiente, la tapamos y la dejamos reposar en la nevera hasta que vayamos a usarla.

 

Introducimos los marcarons en el horno y cocinamos a 130º centígrados durante aproximadamente 12 - 14 minutos. Debemos vigilarlos porque cada horno es un mundo y el tiempo de cocción va a depender de muchos factores, de hecho nosotros no nos separamos del horno ni un momento durante la cocción.

Cuando les haya salido la base (o pie) y la parte superior tenga un aspecto liso y uniforme, los retiramos del horno y los dejamos reposar en la bandeja hasta que estén completamente fríos.
Una vez estén fríos los pastelitos empezamos con el montaje.

Introducimos el relleno en una manga pastelera (podemos usar la misma boquilla de antes) y quitamos los macarons de la bandeja con la ayuda de una espátula.

Ponemos un poco de relleno sobre la mitad de los macarons y cubrimos con la otra mitad. No debemos poner demasiado relleno o al morder se saldrá por todas partes.

Ya están listos para comer pero están más buenos al día siguiente, ya que habrán obtenido una textura algo más firme. Se conservan un par de días en la nevera sin problemas.

Feliz comienzo de la navidad!

















Muffins con pepitas de chocolate

$
0
0


Buenas!
 
Hoy les traemos otra receta de muffins: muffins de chocolate negro. Más sencillos que los muffins que les presentamos la otra vez, con menos ingredientes, pero igual de buenos.

La cosa era que nos habíamos quedado sin pan de molde (cosa que nos suele pasar normalmente los viernes) y no teníamos desayuno para el día siguiente, ni ganas de ir al supermercado así que nos decidimos a echar mano de nuestra vena repostera. Primero pensamos en preparar el clásico bizcocho de yogur que de tantos apuros saca a uno pero echando un vistazo en la despensa vimos que teníamos gotas de chocolate que nos obligaron a decantarnos por unos muffins de chocolate.

Y alguien podrá preguntarse… ¿por qué no hacer las tradicionales magdalenas? Pues sencillamente porque los muffins también están muy buenos y además son más grandes; con un muffin y un café con leche tienes un desayuno más que aceptable.

Y de que gusto da ver a Lucia comerlos, bueno y casi cualquier cosa que tenga chocolate se los zampa como si nada y cuando nos acercamos a ella con uno de éstos y le preguntamos si quiere comerlos… Da gusto ver la cara de felicidad que pone. No nos gusta dar bollería industrial a la peque, no queremos cometer con ella los errores que nosotros hemos tenido. Así que no hay nada mejor que la repostería hecha en casa y con nuestros propios ingredientes.


Muffins con pepitas de chocolate


Esperamos que les guste!




Ingredientes:

250 gr de harina
200 ml de leche
100 gr de azúcar
75 gr de mantequilla derretida
150 gr de gotas de chocolate negro
Un huevo grande (nosotros pusimos 2 porque eran muy pequeños)
Un sobre de levadura en polvo
Una cucharadita de esencia de vainilla
Ralladura de limón














Elaboración:

Para empezar precalentamos el horno a 200º centígrados, con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central.

Tamizamos la harina y la levadura y la mezclamos en un recipiente amplio con el azúcar. A continuación añadimos las gotas de chocolate y removemos de nuevo.


En otro bol batimos ligeramente (sin que burbujee demasiado) el huevo. Agregamos la leche, la mantequilla, la ralladura de limón y la esencia de vainilla y removemos lo justo para que se mezclen los ingredientes.

A continuación, mezclamos la harina con los ingredientes líquidos. No hay que remover demasiado la masa ya que el secreto de la textura de los muffins es precisamente no introducir demasiado aire en su elaboración.

Llenamos los moldes con la masa hasta las 3/4 partes de su capacidad. Hemos utilizado moldes deshechables de alimunio, como los que se utilizan para hacer flanes.


Bajamos la temperatura del horno a 180º centígrados e introducimos la bandeja con nuestros muffins para hornearlos durante aproximadamente 25 minutos o hasta que estén dorados.

Retiramos de la bandeja del horno y dejamos reposar los muffins en una rejilla.



Listos para el desayuno o la merienda!










Pollo salteado con langostinos y mayonesa de trufa

$
0
0


Buenas!
 
Hoy les traemos una receta muy sencilla y buenísima a más no poder. Se trata de pollo salteado con gambas y mayonesa de trufa.

El fin de semana pasado, no había ganas de salir a comprar y la despensa tenía eco, así que no nos quedó otra que tirar de las reservas de nuestro minúsculo congelador. Exploramos en busca de algo comestible para una comida de domingo (estamos en que un domingo a medio día no se puede ingerir cualquier cosa) y encontramos (entre varias fiambreras de croquetas) una pechuga de pollo y una docena de gambas… así de primeras, no pintaba mal la cosa.

Además, hacía tiempo que habíamos comprado una trufa natural, una normalita, de las que venden en el super por unos 6 euros (ya nos gustaría tener de las otras) que habíamos comprado con la intención de hacer una mayonesa de trufa (receta del gran Martín Berasategui) pero que no nos decidíamos con que acompañarla.

Así que aprovechando esos días en los que parece que tocan huevos y papas fritas (uno de mis platos favoritos por cierto) porque no hay nada de nada, nosotros con un algo de imaginación y mucho talento (hablo del señor Tartufo por supuesto) nos hemos sacado de la manga una comida de domingo, como solo un domingo se merece.



Pollo salteado con gambas y mayonesa de trufa




Esperamos que les guste tanto como nos gustó a nosotros!



Ingredientes: para dos personas

Una pechuga de pollo (grandita)
12 gambas
4 cucharadas de aceite de oliva (un chorrito más para cocinar el pollo)
2 cucharadas de salsa perrys
2 dientes de ajo
Una cucharada de vinagre
Una cucharada de vino blanco
Una cucharadita de pimienta negra molida
Una cucharadita de orégano
Romero
Tomillo
Sal











Para la mayonesa de trufa:

100 ml de aceite de oliva suave
2 yemas de huevo
Una trufa (de las baratitas)
Dos cucharadas de vinagre de sidra
Media cucharadita de pimienta negra molida



















Elaboración:

Cortamos la pechuga en dados medianos y le ponemos un poco de sal. Pelamos las gambas y los salamos también. Depositamos la carne y las gambas en un recipiente y agregamos el aceite, el vino, el vinagre y las especias. Removemos bien, tapamos y guardamos en la nevera hasta que vayamos a usarla para que el pollo y las gambas adquieran todos los sabores (una hora será suficiente).


Mientras tanto preparamos la mayonesa de trufa. Para ello primero cortamos la trufa en trocitos (nos reservamos algunos para decorar) y ponemos todos los ingredientes de la mayonesa en el vaso de la batidora. Trituramos hasta que haya emulsionado y tenga consistencia de mayonesa. Reservamos.


 Ponemos una sartén o plancha al fuego con una gota de aceita (muy poca ya que ya le hemos puesto aceite al marinado) y cuando esté caliente agregamos el pollo y las gambas.
Servimos acompañado de nuestra mayonesa de trufa y decorado con la trufa troceada que habíamos reservado.



Listo para comer!











Pavo asado con salsa de uvas y cava

$
0
0

Buenas!

Hoy venimos con el segundo capítulo de nuestro recetario navideño.

La receta que hoy nos ocupa, por su ingrediente principal (uvas), bien podría valer para la cena de Nochevieja. Se trata de unos muslos de pavos asados al horno, con una sencilla salsita de uva y con una guarnición muy original: unas uvas salteadas… una delicia vamos y más navideño imposible. Uvas en la cena y uvas en las campanadas!

Pavo asado con salsa de uvas y cava

La Nochevieja en casa de los Tartufo se parece bastante a la de cualquier otra casa en la que haya niños pequeños. Cenamos en familia, tarde para casi casi empatar con las uvas, disfrutamos de las campanadas, nos damos besos y nos felicitamos, tomamos alguna copa (unos más que otros, alguien tiene que hacerse cargo del bebé), bailamos, cantamos y caemos rendidos más pronto de lo que nos gustaría y con la tripa un poquito de aquella manera de tanto comer cosas ricas jejejeje… Nada que no cure un poquito de sopa al día siguiente.

Y para rematar aquí va una de esas canciones que no deben faltar en Nochevieja de uno de mis grupos favoritos, desgraciadamente ya extinguido :(






Ahí va la receta!



Ingredientes: para 2 personas

2 muslos de pavo (granditos)
Un racimo de uvas blancas (aproximadamente 1/2 kg)
250 ml de cava
Una cebolla
2 dientes de ajo
Una nuez de mantequilla
Tomillo
Aceite de oliva
Pimienta negra molida
Sal








Elaboración:

Precalentamos el horno a 180º centígrados, con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central.
Desgranamos y lavamos las uvas. Ponemos aproximadamente la mitad en el vaso de la batidora y las trituramos. Colamos y reservamos el jugo obtenido.


Salpimentamos los muslos de pavo y los ponemos en una fuente (o cazuela) apta para horno bien engrasada o, como hemos hecho nosotros, cubierta con papel de aluminio.
Esparcimos la mitad de la mantequilla y el tomillo sobre los muslos y los cubrimos con el zumo de uvas que habíamos reservado.


Introducimos el pavo en el horno y cocinamos hasta que el pavo esté dorado, si se quedara sin jugo, podemos añadir algo de cava o agua. El tiempo dependerá del tamaño de los muslos, en nuestro caso fueron unos 20 – 25 minutos.
Mientras vamos con la salsa. Pelamos y cortamos la cebolla en juliana y los ajos en rodajas y los ponemos en un cazo con un chorro de aceite y algo de la mantequilla.
Cuando la cebolla esté dorada, agregamos el vaso de cava y dejamos que reduzca. Cuando haya reducido bastante, trituramos y salpimentamos.
Ahora vamos con la guarnición. Ponemos una sartén al fuego con un chorrito de aceite y el resto de la mantequilla y ponemos a saltear las uvas. Hay que remover continuamente para que no se quemen. Cuando estén doradas y algo tiernas las retiramos del fuego. 


Cuando el pavo esté listo lo sacamos del horno, retiramos la carne y el jugo que haya quedado en la fuente se lo agregamos a la salsa. Emplatamos.




 Listo para comer!






Magdalenas de coco y miel (sin huevo)

$
0
0


Buenas!

Hoy les traemos una receta que hicimos para compartir con la familia y que gustó mucho. Fue este octubre, el sábado el bebé y yo nos íbamos a la playa y mi madre me llamó el día anterior para que preparara algún bizcocho para la merienda. Quizás por eso al señor Tartufo no le gusta ir a la playa con nosotros. No se da cuenta de que las mujeres sabemos que basta que no lleves algo… para que lo eches en falta.

Sí somos de esos domingueros que cuando cargamos los bultos en el coche para ir a la playa, parece en realidad que nos mudamos de casa. Llevamos desayuno, almuerzo y merienda. Y, por lo tanto, a mi madre no se le olvida el enorme termo tamaño familiar con el café cortado.

Pues eso, que a mi me tocaba preparar un bizcocho para acompañar al cortado de la merienda. El señor Tartufo me había regalado unos moldes de silicona para magdalenas para mi cumpleaños y aún no los había estrenado, así que ésta era la mía. Pero abro la nevera y… ¡Horror! ¡No quedan huevos!
Pues nada, a improvisar que tocaba. Pues con esas me marqué unas Magdalenas de coco (sin huevo) que daba hasta gusto de verlas. Buenísimas y con el añadido de que son de esas recetas que nos gusta colgar de vez en cuando y que pueden ser útiles a mucha gente. Sobre todo a las mamás cuyos peques son alérgicos al huevo, que sabemos que muchas nos leen.

Ahí va la receta!


Magdalenas de coco y miel (sin huevo)


*Nota: en realidad son muffins, porque utilicé mantequilla en vez de aceite. Pero es que tienen pinta de magdalenas, no? De ahí el nombre!



Ingredientes:

350 gr de harina
200 gr de azúcar
130 gr de mantequilla
125 ml de leche
125 ml de yogur de coco
100 gr de coco rallado
4 cucharaditas de miel
2 cucharaditas de extracto de coco
Un sobre de levadura
Una cucharadita de sal







Elaboración:

Para empezar derretimos un poco la mantequilla en el microondas, hasta que quede manejable. La vertemos en un recipiente amplio y le agregamos la leche, el yogur. Removemos bien hasta que todo esté integrado y a continuación incorporamos el azúcar y la miel y removemos una vez más.


Tamizamos la harina, la levadura y la sal y las vamos incorporando poco a poco a la mezcla anterior. El resultado va a ser una mezcla bastante densa, no hay que preocuparse, es así.


Por últimos añadimos el coco rallado y la esencia de coco y volvemos a remover hasta que se hayan repartido bien por toda la masa.


Preparamos los moldes o cánulas. Nosotros utilizamos los moldes de silicona, engrasándolos con un poco de aceite para después poder desmoldar las magdalenas con facilidad. Incorporamos la masa, ocupando los tres cuartos de la capacidad del molde o cánula.

Introducimos la bandeja en la nevera y dejamos reposar la masa durante media hora para que ésta se asiente y salga las posibles burbujas de aire que puedan quedar en el interior. Precalentamos el horno a 180º centígrados, con calor arriba y abajo. 

Transcurrida la media hora introducimos la bandeja con las magdalenas en el horno y cocinamos durante aproximadamente 20 minutos (hasta que esté doradas).

Sacamos la bandeja del horno y dejamos reposar las magdalenas sobre una rejilla hasta que estén completamente frías.


Qué aproveche!





Sepia (chocos) en salsa

$
0
0


Buenas!

Esta mañana en el super el señor Tartufo y yo hemos descubierto algo. Quizás para muchos será una tontería o puede que sea obvio… pero hasta esta misma mañana esta pareja de despistados no se habían percatado de que la sepia y el choco son la misma cosa. Y oye, no te acostarás sin saber algo más... a nosotros nos encanta aprender cosas nuevas, más aún si están relacionadas con la cocina y con la comida.

En aspecto se parecían pero claro, el señor Tartufo lo llamaba sepia y aquí en Canarias lo llamamos choco… pues serían cosas distintas. Y resulta ser que son la misma cosa. Por si acaso, y para no pecar de listillos, lo corroboramos buscando en Internet (fuente de eterna “sabiduría”). Gracias a esto, hemos descubierto que este cefalópodo tiene muchas denominaciones, que varían según la zona geográfica: choco, sepia, jibia, txoko, cachón, txautxa, etc.

La sepia (o choco) es un cefalópodo muy común en Canarias. De hecho no es extraño encontrarlo en la carta de muchos restaurantes de comida tradicional, tanto frito (rebozado) con mojo verde, como en salsa.

Nosotros esta vez nos hemos inclinado por hacerlos en salsa. Eso sí, lo hemos hecho a nuestra manera. Fritos están buenísimos pero de esta forma, añadiendo la verdurita y con mucha menos aceite, conseguimos un plato igual de bueno pero mucho más sano. 

Ahí va la receta!


Sepia (chocos) en salsa



Ingredientes:

2 sepias medianas (aproximadamente 1/2 kg cada una)
2 tomates
2 cebollas
1/2  pimiento verde
5 dientes de ajo
2 rebanadas de pan
150 ml de vino blanco
100 ml de brandy
Una cucharada de cilantro picado
2 cayenas
2 hojas de laurel
1/2 cucharadita de pimienta negra molida
Aceite de oliva
Sal









Elaboración:

Ponemos una cazuela al fuego con un buen chorro de aceite de oliva. Pelamos y picamos la cebolla en brunoise y la ponemos a pochar en la cazuela. A continuación lavamos y cortamos el pimiento también en brunoise y lo añadimos también al sofrito. Agregamos la cayena y pochamos a fuego suave.

 

Pelamos los dientes de ajo y los picamos muy pequeñitos. Lavamos y cortamos el tomate en dados. Cuando la cebolla y el pimiento estén pochados, incorporamos el ajo al sofrito y cuando esté dorado, añadimos el tomate.

Mientras tanto freímos el pan en abundante aceite muy caliente y cuento esté dorado le escurrimos el aceite y lo reservamos.

Cortamos la sepia en tiras y cuando el tomate del refrito se haya cocinado y el sofrito tenga aspecto de salsa (la cebolla se habrá ido caramelizando hasta convertirse en una especie de mermelada), lo añadimos a la verdura. Añadimos también el pan que teníamos reservado y seguidamente agregamos el vino blanco y el brandy y removemos para que el pan se vaya deshaciendo. La función del pan será la de darle cuerpo a nuestro guiso.

 

Tapamos la cazuela y dejamos que se cocine todo a fuego suave durante aproximadamente 30 minutos. Debemos vigilarlos de vez en cuando y añadirle agua si se va quedando demasiado seco (aunque a nosotros no nos hizo falta ni gota).

Cuando la sepia esté lista y ya fuera del fuego, añadimos el cilantro picado muy finamente.


 


Listo para comer!

Polvorones de almendra

$
0
0

Buenas!
 
Hoy venimos con la tercera entrega de nuestro recetario navideño. Esta vez con una receta de lo más tradicional, unos polvorones de almendra. Aquí en Canarias son muy típicos estos polvorones, entre los que destacan los de Tejeda.

Tejeda es el municipio gran canario que se encuentra a mayor altitud. Junto con el municipio de Telde (en el que crecí), comparte soberanía sobre las cumbres de la isla. El 98% de la extensión de Tejeda está constituida por espacios protegidos… naturaleza en estado puro. Y en su interior se encuentra uno de los mayores tesoros que nos ha brindado la naturaleza: el Parque Rural del Nublo, el cual constituye una reserva natural. 

A 1.949 metros de altura, en invierno, suele hacer bastante frío. Normal que nuestras abuelas se dedicaran a cocinar cosas tan buenas como estos tradicionales polvorones que, hoy en día, se siguen elaborando de manera artesanal.

Mis polvorones, más que emular, pretenden homenajear a aquellos que llevo comiendo cada Navidad, a lo largo de mi vida. Eso sí, tengo que decir (aunque no se si a mi favor) que los hice muy poco convencida, de hecho elaboré muy poca cantidad. Estaba bastante temerosa, cosa que por cierto me suele pasar cada vez que cocino algo por primera vez. Pues voy a ser sincera y, de paso, muy poco modesta, los polvorones me quedaron espectacularmente buenos, mejor que cualquier polvorón industrial que haya probado jamás y tan buenos como los artesanales (de hecho lo son). Eso sí, tienen una pega, son muy frágiles, tan suaves que se rompen con mucha facilidad pero la verdad es que merece la pena.

No son los míticos Polvorones de Tejeda pero mis Polvorones de almendra están muy buenos… Y si quieres comprobarlo, aquí tienes la receta!

Polvorones de almendra





Ingredientes: 12 - 15 unidades


225 gr de harina
125 gr de manteca de cerdo
90 gr de azúcar glass
1/2 cucharada de canela en polvo
20 gr de almendras tostadas en cubitos
Una cucharadita de extracto de almendra amarga










Elaboración:

Para empezar tenemos que tostar la harina, para lo que la pondremos en una bandeja de horno, bien extendida para que se tueste toda.

Precalentamos el horno a 170º centígrados, con calor arriba y abajo. Cuando el horno esté caliente, introducimos la bandeja en la posición central durante 6 minutos. Pasado este tiempo. Removemos bien la harina con una espátula y volvemos a meterla en el horno durante 6 minutos más.

Retiramos la harina del horno y dejamos que se enfríe lo suficiente para poder trabajarla.

 

En un recipiente amplio tamizamos la harina con el azúcar y la canela y removemos. Añadimos la manteca y mezclamos hasta que esta quede integrada. Nosotros usamos la KitchenAid para facilitar la tarea pero este paso también se puede hacer con una cuchara de madera o una espátula.

 

Por último incorporamos el extracto de almendra y removemos una vez más para que quede bien repartida por toda la masa.

Introducimos la masa en la nevera durante media hora para que se endurezca un poco y poder trabajarla mejor.Pasado este tiempo, enharinamos la mesa de trabajo, nuestras manos y el rodillo. Ponemos la masa en la mesa y la enharinamos un poco también. Aplanamos con el rodillo hasta que tenga aproximadamente 2 centímetros de grosor. Con la ayuda de un cortapastas redondo, vamos sacando los círculos de masa y colocándolos en la bandeja del horno, sobre un papel vegetal, cuidando que tenga un par de centímetros de separación entre sí. Lo recortes que nos sobren los amasamos y repetimos la misma operación. 

Introducimos la bandeja en el horno y cocinamos durante 20 minutos con calor arriba y abajo y 5 minutos más, con calor solo arriba para que cojan algo de color. Cuidado con los tiempos, porque como hemos dicho en muchas ocasiones, cada horno es un mundo. Hay que vigilar los polvorones porque desde que adquieran algo de color, hay que retirarlos del horno o nos pueden quedar como galletas (más crujientes).


Retiramos del horno y dejamos reposar en la misma bandeja hasta que estén completamente fríos. Se pueden conservar en un bote hermético de cristal (o una fiambrera) y aguantan perfectamente hasta una semana (quizás duren en buen estado más tiempo pero nos lo comimos antes y no pudimos comprobarlo jejeje).



Que aproveche!











Solomillo de cerdo con salsa de queso azul y patatas con aceite de albahaca

$
0
0


Buenas!
 
Hoy, aunque no es viernes, venimos con otra entrega de nuestro recetario navideño. Y es que en un día como hoy, es lo que toca. En este caso se trata de una receta que hemos hecho en casa en alguna que otra ocasión: un solomillo de cerdo (que la verdad es que está bueno con cualquier cosa que le pongas), al cual hemos acompañado con una salsa, muy suave pero muy sabrosa, de queso azul. Aunque esta noche confesamos que nuestra cena va a ser pato confitado.


Esta noche los Tartufo, si cabe, estamos aún más emocionados que de costumbre. El bebé Tartufo va creciendo y cada vez se da más cuenta de lo que es la Navidad, vemos la ilusión en su cara cuando ve los adornos, las luces y, sobre todo, a Papá Noel. Nosotros somos más de los Reyes Magos pero es comprensible que, siendo tan peque, la llame más la atención Papá Noel: viste de rojo, es sólo uno y además se llama Papá.

En cualquier caso, en la familia siempre ha sido costumbre que Papá Noel pasara por casa, aunque fuera solo a dejar un detalle, y así hará también con la peque. Recuerdo que cuando era niña, Papá Noel me dejó en el árbol los regalos más diversos: desde una pequeña piscina con dos tortugas (una para mi hermana y otra para mí), hasta unos lápices de colores y un cuaderno para colorear. Pero de lo que no se olvidaba nunca, nunca Papá Noel (ni los Reyes Magos) era de traernos, a mi hermana y a mí, libros de cuentos. Y queremos continuar así e intentar que el señor Noel no se olvide de traer a la enana libros y que así aprenda a disfrutar de la lectura y de la maravillosa experiencia que es dejarse llevar por una buena historia.


En casa del señor Tartufo, quien pasaba en Nochebuena no era Papá Noel sino el Olentzero. Para quienes no lo conozcan, viene a ser el San Nicolás de los niños vascos. Un señor muy mayor y encantador que se encarga de dejar los regalitos en las casas del País Vasco.


Deseando que llegue esta noche para disfrutar de una buena cena con la familia y esperar a ver que deja por aquí Papá Noel, les dejamos por hoy. No sin antes desearles que pasen una Nochebuena llena de paz y amor (como dice la canción). Feliz Navidad y, hoy más que nunca, gracias por estar ahí.

 


Ahí va la receta!


Ingredientes: para 4 personas

Un solomillo de cerdo
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra molida


Para la salsa:

100 gr de queso azul (roquefort)
2 cebollas
100 ml de brandi
250 ml de nata (35% materia grasa)
Una nuez de mantequilla
Para la guarnición:
2 patatas
Aceite esencial de albahaca


Elaboración:

Limpiamos el solomillo de grasa (si es necesario) y lo salpimentamos. Reservamos.

Pelamos y cortamos las cebollas, una en brunoise y la otra en juliana. Ponemos en una sartén a pochar la cebolla que hemos cortado en juliana, con un dedo de aceite. Pelamos, lavamos y cortamos las patatas en rodajas gruesas (algo menos que un dedo) y las ponemos en la sartén con la cebolla a pochar a fuego medio para que el interior de las patatas se vaya cocinando. Con esto elaboraremos la guarnición.

La otra cebolla, la que habíamos cortado en brunoise, la ponemos a pochar en un cazo con un chorrito de aceite y una nuez de mantequilla. Esta cebolla nos servirá de punto de partida para hacer la salsa.
Cuando la cebolla esté pochada, añadimos el queso (lo deshacemos un poco con la mano antes) y le damos vueltas hasta que se haya derretido. 

 

A continuación añadimos el brandi y dejamos que reduzca. Una vez se haya reducido, añadimos la nata y volvemos a reducir aproximadamente hasta la mitad (o hasta que tenga el punto de textura que nos guste). Rectificamos la salsa de sal, con cuidado ya que el queso ya le aporta un punto bastante sabroso. Reservamos.

Retiramos las patatas y la cebolla del fuego y les escurrimos todo el aceite. La cubrimos con papel de aluminio para que se mantengan calientes hasta el momento de servir.

 

Volvemos a poner la sartén sin nada de aceite (solo lo que queda pegado después de retirar el aceite) y ponemos el solomillo, primero a fuego fuerte para que se selle. La marcamos por todas las caras y se baja el fuego a medio para que se cocine por dentro (aproximadamente 10 minutos dependiendo del tamaño de la pieza).Una vez hayamos retirado la carne del fuego, dejamos reposar el solomillo 5 minutos antes de cortarlo.

 
Las patatas, ya escurridas y en la misma fuente donde las vayamos a servir, las rociamos por encima con una cucharada de aceite esencial de albahaca.





Que aproveche!



Crema de zanahoria con crumble de pan y almendra

$
0
0

Buenas!
 
Después de dos días de alegría y excesos, Nochebuena y Navidad, todos necesitamos tranquilidad y nuestros estómagos, más aún. En estos días abundan todo tipo de manjares en nuestras mesas y además. Nos dejamos llevar de tal manera que más que de gula, podríamos denominarlo “lujuria gastronómica. Además, quien más y quien menos, toma alguna copa… El resultado suele ser un coctel molotov para nuestras pobres y sobre saturadas tripas.

Por otro lado, aquí no quedará la cosa. Nos queda aún la cena de Nochevieja, la comida de Año Nuevo y el Día de Reyes. Por todo eso conviene que estos días bajemos bastante el listón y “premiemos” a nuestros estómagos proporcionándoles alimentos sanos, bajos en grasas, de fácil digestión, etc.

Nosotros hoy optamos por una Crema de zanahoria, muy sencilla, baratita y sana, a la par que sabrosa. A la que, para darle un pequeño aporte de hidratos de carbono (necesarios para que la maquinaria funcione) le hemos preparado un acompañamiento muy especial: un Crumble de pan y almendras.

Este crumble se parece algo a uno cuya receta se encuentra en el libro de recetas de la KitchenAid Artisan, digamos que nos sirvió de fuente de inspiración pero que, como suele ocurrir al final, “cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia”.

Por cierto ya tenemos en casa dicho libro, del cual les vamos a hablar en breve porque nos parece un recetario muy interesante, con buenos platos (originales y variados), una estética y fotografías muy cuidadas, explicaciones sencillas, etc… Además resulta bastante útil para los que tengan la KitchenAid en casa (y para los que no la tengan también).

Les dejamos con la receta!


Crema de zanahoria con crumble de pan y almendra



Ingredientes:


Para la crema:

600 gr de zanahorias
3 patatas grandes
4 dientes de ajo
Una cebolla grande
Pimienta negra molida
Aceite de oliva
Sal


Para el crumble:

40 gr de pan rallado
50 gr de harina de almendra
20 gr de mantequilla
1/2 de cucharadita de canela en polvo






Elaboración:

Pelamos las patatas, la cebolla y la zanahoria. Cortamos la cebolla en juliana y la zanahoria en rodajas. Ponemos una cazuela al fuego con un chorrito de aceite en la que cocinaremos la verdura. Añadimos una pizca de sal y dejamos que la fritura se vaya pochando a fuego medio – alto.


Mientras lavamos y cortamos las patatas en dados y los agregamos a la cazuela. Sofreímos y poco y cuando las papas se hayan cocinado durante un par de minutos, agregamos agua (o caldo de pollo, carne o verduras si tenemos en casa) solo hasta cubrir la verdura. Subimos el fuego y cuando el caldo llegue a ebullición, lo bajamos un poco, salpimentamos y lo dejamos que se cocine hasta que la verdura esté tierna.

Ahora vamos a preparar el crumble. Ponemos una sartén al fuego en la que derretiremos la mantequilla (con cuidado para que no se queme). Mezclamos el pan, la harina de almendras y la canela. A continuación agregamos la mezcla anterior y sofreímos hasta que quede dorado. Retiramos de la sartén y dejamos reposar en un plato hasta que esté frío.


Cuando se haya cocinado la verdura, apagamos el fuego, trituramos y rectificamos de sal y pimienta.

Servimos la crema acompañada se una cucharada de nuestro crumble. El resto del pan lo servimos en un recipiente aparte para que cada comensal se sirva a su gusto.

Que aproveche!






Lebkuchen. Receta tradicional alemana de galletas

$
0
0


Buenas!
 
Hoy es el Día de los Inocentes (felicidades si algún Inocencio o Inocencia nos está leyendo) pero a mi la “inocentada” me la hicieron ayer. 

Como sabrán quienes nos leen asiduamente, hace unos meses que pasé a endosar las listas del paro, soy una de tantos otros, desgraciadamente. Pues bien, el miércoles a las 8 de la tarde me llamaron de una academia para decirme que había sido seleccionada para un curso y que debía presentarme allí al día siguiente a las 9 de la mañana para comenzar las clases. Ya se pueden hacer una idea de la cara de tonta que se me quedó.

Por supuesto que quiero estudiar, adquirir nuevos conocimientos, ampliar mis aspiraciones profesionales. Además quiero formarme como profesional en el sector servicios, que es el que actualmente sostiene nuestra economía y que aquí en las Islas es lo que da de comer a la mayor parte de los canarios.

Pero lo que no se puede hacer, corrijo porque si que pueden aunque no deberían, es avisarte ahora para comenzar dentro de 13 horas. Ya se pueden imaginar mi debacle personal. Con una bebé, en plena Navidad, con vacaciones en el cole, con su aita (papá trabajando), etc. Se me vino el mundo encima. Es de esas veces que dices “tierra trágame”.

Pues nada, a movilizar gente, a “molestar” a los abuelos, los tíos, los jefes y todo el que se pueda para “cuadrar los turnos”. Y es que una madre (y un padre también) tiene que ser toda una profesional en todos los sentidos. Una muestra más de lo complicado que es conciliar la vida familiar y la laboral, y en este caso la formación.

Pues eso, aviso (y el que avisa no es traidor) de que hoy he comenzado a estudiar servicios de restauración y que pienso convertirme en una profesional en el sector. Así ya tendremos dos auténticos profesionales en el blog.

La receta de hoy es una entrega más de nuestro recetario navideño. En esta ocasión son unas galletas bastante especiales, las Lebkuchen. Estas galletas son muy populares en Alemania, especialmente en Núremberg. Desde 1927 su receta está protegida por las leyes alimentarias alemanas, cosa que en España sucede con recetas tan nuestras y tan importante como es la Tarta de Santiago, lo que nos permite hacernos una idea de la importancia de estas galletas para los germanos. Además, desde 1996 Nürnberger Lebkuchen constituye una denominación de origen protegida.

Estas galletas están enriquecidas con gran cantidad de especias lo que le otorgan un sabor muy peculiar. Aunque al probarlas saben principalmente a miel y naranja, por lo cual es importante escoger concienzudamente que miel vamos a utilizar, ya que es el ingrediente que mas sabor le va a aportar a nuestras galletas. Tengo que decir que entre la familia han triunfado y ya nos han pedido que repitamos.

En navidad, los alemanes suelen hacer estas galletas redondas o con formas navideñas (utilizando un cortapastas), pasarles un cordel y colgarlas del árbol a modo de adornos navideños. Por su conservación no hay que preocuparse demasiado ya que, al contener un alto porcentaje de azúcar y miel, mantienen su textura y sabor durante varios días (más aún en Alemania con el frío jejeje). 

Lebkuchen. Receta tradicional alemana de galletas

Esta receta en concreto la hemos extraído del libro de receta de KithcenAid Artisan, del cual ya les hemos hablado y que les prometemos que analizaremos en profundidad próximamente.






Ahí va la receta!


Ingredientes:

300 gr de harina
250 ml de miel
175 gr de azúcar moreno
50 gr de piel de naranja confitada, cortada muy pequeña
50 gr de avellanas tostadas y troceadas muy pequeñas
Un huevo
Una cucharadita de ron
La ralladura de una naranja
Una cucharadita de cacao
1/2 cucharadita de canela
1/4 de cucharadita de cilantro molido
1/4 de cucharadita de cardamomo molido
1/4 de cucharadita de clavo molido
1/2 cucharadita de sal
1/2 cucharada de levadura
Almendras peladas y laminadas (para decorar)

*Nota: la receta original contiene además 1/4 de cucharadita de nuez moscada. Por gustos personales hemos decidido suprimirla. Además, se deben pintar las galletas con una yema de huevo mezclada con agua, paso que omitimos y la verdad es que no encontramos gran diferencia en el resultado.

Para hacer la piel de naranja confitada hay que lavar concienzudamente una naranja y luego pelarla, preferiblemente valiéndonos de un pelador (de esta forma nos aseguramos de retirar solo la piel y omitir la parte blanca de la fruta). Exprimimos la naranja y medimos la cantidad de líquido resultante (en nuestro caso fueron 325 ml de zumo). En un cazo ponemos el zumo y la misma cantidad de azúcar (en nuestro caso 325 gr) e incorporamos la piel de la naranja (60 gr). Dejamos cocinar a fuego medio – suave hasta que el azúcar se haya disuelto por completo, la piel de naranja esté tierna y el líquido resultante sea una especie de jarabe bastante espeso. Dejamos enfriar y se puede guardar en un recipiente hermético en la nevera durante semanas o incluso meses.

 


Elaboración:

Antes de comenzar con la receta en sí debemos lavar profundamente una naranja y rallarla, solo la parte de color naranja de la piel. Además debemos haber elaborado la naranja confitada.

En un calentamos la miel a fuego suave justo hasta que rompa a hervir. En ese momento apartamos del fuego y añadimos el azúcar, el ron y el huevo y removemos hasta rápidamente para que el huevo no cuaje con el calor, hasta que el azúcar se haya disuelto. Agregamos la ralladura de naranja y volvemos a remover. Reservamos.

 

En un recipiente amplio ponemos la harina y la levadura (previamente tamizados), el cacao y todas las especias y mezclamos. A continuación le agregamos la mezcla de ingredientes líquidos que habíamos reservado y volvemos a mezclar hasta que esté completamente integrada. Por último incorporamos las avellanas y la piel de naranja confitada y mezclamos de nuevo. 

Tapamos el recipiente con papel film y guardamos en la nevera hasta el día siguiente. Es muy importante respetar este tiempo de reposo de la masa para que las galletas se impregnen de los sabores de todos los ingredientes que llevan. 

Al día siguiente precalentamos el horno a 190º centígrados, con calor arriba y abajo. Sacamos la masa de la nevera y vamos formando bolas no demasiado grandes y colocándolas en la bandeja del horno, sobre un papel vegetal, cuidando de que no estén demasiado juntas entre sí. Decoramos con algunas almendras.


Nosotros las hicimos redondas pero si quisieran utilizar un cortapastas deberán dividir la masa en porciones e ir trabajándola sobre la mesa enharinada (guardando en la nevera la masa que no estén utilizando).

Introducimos en el horno y cocinamos durante aproximadamente 13 minutos, hasta que estén doradas.


Listas para comer o para adornar tu árbol de Navidad!











Magret de pato asado

$
0
0


Buenas!

Llega el fin de año y con él, como siempre, vienen a nuestras cabezas y, por ende a nuestras, conciencias un montón de buenos propósitos. Los más habituales suelen ser ponerse a dieta, apuntarse en el gimnasio o dejar de fumar. No hay problema, la mayoría podría renovar retomar la dieta que abandonó hace meses, renovar la matrícula del gimnasio al que solo fue una semana para estrenar el chándal que le trajeron los reyes y quitar el polvo del best seller de autoayuda para dejar el tabaco que guarda en la balda del salón junto a las páginas amarillas.

Nosotros por nuestra parte, como todo el mundo, tenemos nuestros propios propósitos de año nuevo que, exceptuando el de dejar de fumar (porque afortunadamente no somos fumadores) sí que incluyen los otros dos retos estrella de Año Nuevo.

En lo relacionado al blog, nuestro propósito para el año que comienza es seguir disfrutándolo exactamente igual que hasta ahora. Cocinar y comer es lo que más nos gusta pero contárselo a los que están ahí es una experiencia cada día más gratificante. Y como metas para el 2013 aprender mucho, probar más y mejorar en todo lo que podamos. Mejores fotografías, variedad en nuestras recetas y seguir creciendo, en la medida de lo posible y sin perder nuestra esencia.

Para terminar el año una traemos una de nuestras carnes favoritas. De esas que solemos hacer un par de veces al año cuando queremos darnos un homenaje. El magret de pato es una de las carnes con más sabor que hemos probado, una auténtica delicia. Y además una receta sencilla y con muy pocos ingredientes. Como se suele decir, si dispones de una buena carne, no te hace faltan demasiados ingredientes para conseguir un plato delicioso. Lo de hoy no es una receta en sí, es más bien una técnica (de tantas) mediante la cual podemos cocinar la pechuga de pato.

Magret de paso


Feliz Año Nuevo 2013 para todos y todas los que siempre están ahí, para los que pasan de vez en cuando y para los que accidentalmente han venido a parar aquí. El año próximo será mejor que este, estamos seguros. ¡Nos vemos el año que viene! 

Y de regalo, el villancico más divertido de estas Navidades!


Ingredientes:

1 magret (pechugas) de pato
Pimienta negra (recién molida)
Sal



















Elaboración:

Para empezar vamos a hacer unos cortes en forma de red en la parte grasa del magret (como se ve en la foto). Salpimentamos por ambas caras y reservamos.


Ponemos una sartén al fuego y cuando esté bien caliente ponemos en ella el magret por la parte de la grasa. Dejamos que se vaya cocinando a fuego suave durante aproximadamente 15 minutos.
Poco a poco la pechuga irá soltando grasa. Con la ayuda de una cuchara vamos regando el magret con esa aceite que va desprendiendo.


Pasado el cuarto de hora, damos la vuelta a la pechuga y la dejamos 5 minutos más. Apartamos del fuego y dejamos reposar unos minutos. Cortamos en lonchas de aproximadamente medio dedo de grosor y salpimentamos de nuevo.


 


Listo para comer!

Roscón de Reyes (con Masa Madre)

$
0
0


Buenas!

Feliz año! Sí, estaréis ya hasta las narices de que os lo digan y de decirlo, pero me veo obligado, es lo que se lleva en estas fechas. 

Yo por mi parte, cada día de año nuevo es como un día superado. Porque no se vosotros, pero a mi, cada día me cuesta más recuperarme de esas noches de desenfreno, que casi suelen terminar en mañana de ibuprofeno. 

Y es que yo nunca he sido muy de estas fechas, no es que no me gusten, es que acabo muy saturado de Navidad, supongo que como todos. Las grandes compañías cada vez nos bombardean antes con anuncios lo más empalagosos posibles… Y claro, al principio uno los coge con muchas ganas e ilusión, pero lo que es ganas e ilusión al final se convierte por mi parte en repudia… 

Pero para tranquilidad de Papá Noel y Sus Majestades, desde que nació el bebé Tartufo la cosa ha cambiado… Ahora parezco Brad Pitt encarnando a Benjamín Button, y es que he vuelto a mi más tierna infancia. 

Estoy deseando que lleguen los Reyes Magos para ver a Lucia abrir sus regalos y flipar en estéreo con cada paquetillo. Por no hablar de un par de detallitos que tuvimos con ella el 24 de diciembre. Y aquí, el servidor, se disfrazó (por decirlo de alguna manera) de Papá Noel… Y verle la cara era increíble!

Por eso os digo que no hagáis caso de esas corrientes anti-navideñas de la que en otras ocasiones yo he formado parte… Sí, sí, es así… Creo que ya tenemos bastantes motivos para estar amargados como para que en unas fechas que si uno quiere pueden ser tan bonitas, las tiremos por tierra así como así… Ojo! Que os lo dice un ateo en toda regla… 

Así que hale! A disfrutar de este Roscón de Reyesen versión blogger por aquello de la Masa Madre. Tranquilamente podéis cambiar la Masa Madrepor levadura de panadero de la de toda la vida. Perderéis en sabor y durabilidad del roscón pero ganareis tiempo a la hora de elaborarlo.

Y es que sobre el de levado hay que decir que el dichoso Roscón se pegó casi 18 horas… Pero mereció la pena! Además, cabe recordar (para los que siempre me dicen: “tanto tiempo levando?”) que el levado es gratis… lo dejas ahí y te olvidas. No hace falta que mires la masa cada cinco minutos. Así que aparca el ansia de comer el Roscón mientras leva, que no te queda otra :P

Roscón de Reyes (con Masa Madre)

Jo jo jo, Feliz año nuevo… O qué toca decir?... Que me he perdido ya con tanta fecha señalada…


*Nota: esta receta la hemos tomado prestada (con pequeñas modificaciones) del Roscón de Reyes con Masa Madre del blog La flor del calabacín. Agradecemos enormemente a Ajónjoli esta receta porque supone un acierto seguro.



Ingredientes:


Para la masa de arranque:

150 gr de Masa Madre
125 gr de harina
50 ml de leche
25 ml de agua de azahar



Para el roscón:

300 gr de harina de fuerza
125 gr de azúcar
100 gr de mantequilla en pomada
2 huevos
40 ml de ron
25 ml de agua de azahar
4 gr de sal
La ralladura de la piel de una naranja
La ralladura de una piel de limón


Para decorar:

Fruta escarchada
Almendras laminada
Azúcar










Elaboración:

Antes que nada debemos lavas en profundidad tanto la naranja como el limón y secarlos bien antes de proceder a rallarnos con un rallador fino, sin tocar la parte blanca de los cítricos.


Empezaremos preparando la masa de arranque. Para ello mezclamos todos los ingredientes en un bol y lo dejamos reposar (tapado con papel film) hasta que se infle o comience a burbujear.
Mientras ponemos los ingredientes del roscón (excepto la mantequilla y la sal) en un recipiente amplio y los mezclamos bien. Tapamos y dejamos reposar hasta que la masa de arranque esté lista.

 

Cuando nuestra masa de arranque esté a punto, la mezclamos con la masa del roscón y le añadimos la mantequilla y la sal. Removemos hasta que todos los ingredientes se hayan integrado por completo. A continuación pasamos a la mesa de trabajo que debemos haber espolvoreado con harina y amasamos hasta que la mezcla resultante quede lisa. Hay que amasar bastante así que podemos usar el método de Dan Lepard (breve amasado – reposo y así sucesivamente). Nosotros usamos la KitchenAidpara saltarnos este paso pero advertimos que hay que tener paciencia y constancia ya que, al ser una masa bastante líquida, cuesta un poco que coja cuerpo. Colocamos la masa en un recipiente amplio y la tapamos. Dejamos reposar hasta que aproximadamente haya doblado su volumen.

 
Cuando la masa ya haya levado, nos untamos las manos con aceite para trabajarla. Damos unos golpes para des gasificar, amasamos brevemente para crear una bola y, a continuación, damos forma al roscón. Este paso lo debemos hacer ya sobre la bandeja del horno cubierta con papel vegetal. Para dar forma debemos hacer el agujero primero e ir formando a partir de ahí, abriéndolo poco a poco, cada vez más. Para que hueco del roscón no se cierre, podemos poner un recipiente redondo (apto para el horno y untado con aceite) en él. Si vamos a poner sorpresa dentro, este es el momento (nosotros no pusimos, se nos pasó). Dejamos levar una vez más (tapado) hasta que vuelva a doblar su volumen.

Cuando el Roscón ya haya levado lo suficiente, precalentamos el horno a 180º centígrados, con calor arriba y abajo. Pintamos con huevo batido y decoramos con fruta escarchada, almendras o azúcar (mojada con un poco de agua)… Nosotros pusimos las tres cosas. Introducimos la bandeja en el horno y cocinamos durante aproximadamente 25 minutos (podemos usar el truco del palillo para comprobar si está listo).


Retiramos del horno y dejamos reposar sobre una rejilla hasta que esté completamente frío. Entonces podemos abrirlo por la mitad y rellenarlo con lo que más nos guste o dejarlo tal cual. Nosotros los hemos rellenado de Crema Pastelera


Y ya tenemos nuestro roscón listo para desayunar después de abrir los regalitos que nos traigan Sus Majestades los Reyes Magos… de Andalucía ;)

Roscón de Reyes

$
0
0


Buenas!

Después del espectacular éxito sin precedentes obtenido con nuestro delicioso Roscón de Reyes con Masa Madre hoy traemos otra receta de Roscón de Reyes. No es que queramos hacernos competencia a nosotros mismos, es que sabemos que hay mucha gente que no tiene ganas, paciencia, tiempo o interés para tener su propia Masa Madreen casa y cocinar con ella. Por esa razón, desde el primer momento tuvimos claro que debíamos dar la alternativa a nuestros lectores de realizar un Roscón con levadura que estuviera igual de bueno que el otro. Y, una vez más, misión cumplida.

Roscón de Reyes


Lo dicho, que entendemos que hay personas que no tienen interés por trabajar con la Masa Madre. Y no pretendemos que esta entrada se convierta en un manifiesto defendiendo las bondades de la misma, que las tiene y sobradas. Pero una vez más debemos advertir que el Roscón de Reyes con Masa Madre (como cualquier otro pan, brioche, ensaimada, bollo o bizcocho que hagamos utilizándola) aguanta mucho mejor el paso del tiempo y continua estando tierno pasados 3 ó 4 días. Y eso es algo que con la levadura no se consigue. Por el contrario, ganas mucho tiempo a la hora de elaborarlo. Si en el primero, hablamos de mínimo 12 horas. Este lo puedes tener tranquilamente en no más de 4 horas.
Así que, disponibles las dos alternativas, ahora les toca a ustedes escoger con cual se quedan. Los dos están muy buenos pero los Tartufo, sin dudarlo, nos quedamos con todo lo que se elabore con Masa Madre, más si cabe si se hace en casa.

Por cierto, este roscón lo hemos dejado sin relleno y casi sin decoración, también por ofrecer otra alternativa. La verdad es que si un roscón está bueno, poco necesita, más que un buen vaso de leche al lado… pero lo bueno que está relleno!

Para darle forma al roscón, y también para ofrecer alternativas, nos hemos inspirado en el sistema que nos enseña Dan Lepard en la receta Pan de Golspie en su libro Hecho a mano. De esta forma, podemos tener porciones de roscón a modo de “roscones individuales” sin necesidad de cortar. Nos ha parecido muy práctico.


Hoy cerramos nuestro recetario navideño. Con mucha lástima porque los tres disfrutamos esta época como enanos pero muy ilusionados porque mañana por la noche los Reyes Magos pasarán por casa (seguro que sí porque nos hemos portado genial) y dejaran algún regalito que otro. Deseando estamos ver la carita del bebé Tartufo cuando llegue al salón y vea sus regalitos. Esperamos que los Reyes Magos no se confundan, por si acaso mañana iremos a la cabalgata a entregarles la carta con lo que pide la peque y que hemos hecho pegando recortes de revistas de las cosas que ella misma eligió. Aún no sabe escribir pero nos las ingeniamos para que los Reyes Magos no se despisten jejejeje.


Y para despedir esta Navidad les dejamos el primer villancico que nuestra hija ha aprendido. Es además el que cantó en la canción del cole. Da gusto verla cantarlo por la casa! Cuando menos te lo esperas, ves que ha cogido la pandereta y que empieza a cantar y bailar… Esto es la Navidad!



 


Ingredientes:


Para la masa de arranque:

130 gr de harina de fuerza
70 ml de leche
20 gr de azúcar
10 gr de levadura fresca de panadería


Para el roscón:

450 gr de harina de fuerza
70 gr de mantequilla
60 ml de leche
2 huevos
25 ml de agua de azahar
25 ml de amaretto
10 gr levadura fresca prensada
1/2 cucharadita de sal
La ralladura de un limón


Para decorar:

Azúcar glass
Un huevo











Elaboración:

Lavamos el limón a conciencia, lo secamos y rallamos la cáscara muy finita, sin llegar a la parte blanca.

Preparamos la masa de arranque, mezclando todos los ingredientes en un bol y la dejamos reposar, tapado con papel film, entre 30 y 45 minutos. Notaremos que se hincha bastante.

Mientras vamos con la masa del roscón en sí. En un recipiente amplio mezclamos todos los ingredientes (exceptuando la sal y la mantequilla). Tapamos con nuestro paño de panadero y dejamos reposar hasta que la masa de arranque esté lista.

Mezclamos la masa del roscón y la de arranque y añadimos la mantequilla y la sal. Comprobaremos que el resultado es una masa bastante densa y, por tanto, muy fácil de amasa ya que no se pega (ideal para principiantes) . La trabajamos unos minutos en la mesa espolvoreada con harina, hasta que quede lisa y algo elástica. Colocamos la masa en un recipiente amplio y dejamos reposar hasta que haya doblado su volumen.


Pasado este tiempo. Golpeamos levemente la masa para desgasificarla (con las manos untadas con un poco de aceite) y le damos la forma deseada (este seria el momento de meter el haba o lo que nos apetezca en el interior). Nosotros hicimos pequeñas bolas de aproximadamente 100 gr cada una (también se puede dar la forma tradicional que tiene el roscón haciendo un redondel, metiendo el dedo en el centro e ir haciendo el hueco cada vez más grande hasta tener forma de rueda). Encamisamos un molde redondo y colocamos las bolas dejando una separación suficiente entre sí, teniendo en cuenta que van a levar (aproximadamente 3 – 4 cm de separación). Debemos poner un aro o cualquier otro utensilio (apto para el horno) en el medio para que mantenga la forma el agujero. Con estas cantidades nos dará para 2 roscones medianos si los hacemos de esta forma. Tapamos con el paño de panadero y dejamos levar hasta que se queden pegadas entre sí (o hasta que doble su volumen si lo hacemos de la forma tradicional).


Cuando el roscón haya levado, precalentamos el horno a 180º centígrados, con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central. Pintamos la masa con huevo batido y la introducimos en el horno. Cocinamos durante aproximadamente 20 minutos (podemos usar el truco del palillo para comprobar si está listo).


Retiramos del horno y dejamos reposar 5 minutos antes de desmoldar. Una vez desmoldado, dejamos reposar sobre una rejilla hasta que esté completamente frío. Ese será el momento de rellenarlo (si queremos) de los que nos apetezca. Te dejamos algunas ideas:


Decoramos con azúcar glass y listo para comer!




Pan de molde con Tang Zhong

$
0
0


Buenas!

Tras la resaca navideña y unas mini vacaciones blogueriles (no se si merecidas pero sí necesarias) que nos hemos dado, hoy volvemos con fuerzas renovadas. No es que estuviéramos cansados de esto, ni mucho menos, simplemente decidimos dedicar estos días de fiesta (el lunes fue festivo aquí) a disfrutar de nuestra peque: llevarla a la cabalgata de Reyes, jugar con ella, ver pelis de dibujos, salir a pasear con la bici,… Y a nosotros dos, que por una vez nos permitimos salir a comer los dos solos e ir al cine.

Lo dicho, unas mini vacaciones, para ser nosotros mismos. Porque esto del blog tiene su aquel, al menos para nosotros que nos lo tomamos como un trabajo. Somos metódicos (o al menos esa es nuestra intención): hay que pensar y recopilar ingredientes, buscar, inventar, reinventar y elaborar recetas, tomar anotaciones, hacer proporciones, sacar fotografías, escribir la entrada y la receta en sí, editar las fotos y compilarlo todo en cada post… pero el trabajo no queda ahí: difusión de las recetas en las redes sociales, grupos y webs dedicadas a la gastronomía, creación de álbumes en pinterest y flickr, etc. Lo dicho, que es todo un trabajo, con la ventaja de que lo hacemos porque nos gusta… y la desventaja de que no nos aporta remuneración económica aunque sí una gran riqueza personal y el orgullo de que ver como algo en lo que te esfuerzas y que te encanta… sale para adelante y tu labor se ve recompensada. Pero como en cualquier curro, por mucho que uno lo disfrute, uno de vez en cuando necesita desconectar.

Por cierto, que los Reyes Magos saben de nuestra afición y nos han traído un montón de cosas muy útiles y muy bonitas para que esto pueda seguir funcionando y que lo haga mejor y de forma más cómoda… ya iremos enseñando alguna cosita. Además nos han “caído” un buen puñado de libros… por lo que, pasadas las fiestas, retomaremos nuestra sección “book + food”.

La receta que hoy les queremos enseñar no la hemos inventado nosotros. La hemos sacado de la que, a nuestro juicio, es la mejor web para panarrasque existe en la blogosfera (como su propio nombre indica). Se trata de un Pan de Molde de origen japonéscuya particular es que se elabora utilizando un prefermento llamado Tang Zhong, o lo que es lo mismo, una especie de papilla de harina y leche que aporta a nuestro pan una hidratación y un sabor espectaculares sin necesidad de utilizar Masa Madre, con el ahorro de tiempo que eso conlleva. Los que nos sigan con asiduidad sabrán que no es el primer pan de molde que hacemos en casa, antes habíamos probado el Pan de molde caseroy el Pan de arroz, ambas recetas de Dan Lepard y ambas muy buenas pero con el defecto de que, si bien están muy buenos y aguantan bien el paso de los días, no tienen esa textura extremadamente tierna del pan de molde que todos conocemos… Sin embargo este pan de molde, suponemos que gracias al poolish, sí.

Desde luego nos hemos llevado una grata sorpresa con esta receta y les recomendamos que lo prueben.

Pan de molde con Tang Zhong



Ingredientes:


Para el Tang Zhong:


300 gr de agua
60 gr de harina de fuerza


Para la masa:

540 gr de harina de harina de fuerza
60 gr de leche
48  gr de mantequilla
48 gr de agua
24 gr de azúcar
12 gr de levadura fresca prensada
11 gr de sal







*Nota: la receta original lleva leche en polvo en lugar de leche entera. Como no teníamos, la sustituimos por leche entera (aunque lo recomendable sería desnatada y aun así no queda como si se usa leche en polvo) y restamos los 6o gr de leche de la cantidad de agua de la masa para que no quedara excesivamente hidratada. Es decir, que si utilizas leche en polvo, debes añadir 60 gr más de agua a la masa (108 gr).



Elaboración:

Para empezar debemos elaborar el Tang Zhong. Para ello ponemos en un cazo la harina y aproximadamente la mitad del agua y removemos con una varilla hasta que la harina se haya disuelto completamente. Agregamos el resto del agua y volvemos a mezclar. Llevamos el cazo a fuego muy lento y, sin parar de remover, dejamos que se cocine hasta que tenga la consistencia de unas natillas (65º centígrados). Retiramos del fuegos y tapamos con un plato hasta que nuestro poolish esté completamente frío.

 

Ahora vamos con lo que es la masa del pan en sí. En un recipiente amplio añadimos todos los ingredientes (también el Tang Zhong) excepto la sal, la levadura y la mantequilla. Mezclamos hasta que todos los ingredientes se hayan integrado por completo. Dejamos reposar la masa (tapada con nuestro paño de panadero) aproximadamente 20 minutos. Transcurrido este tiempo añadimos la sal y la levadura, procurando que no se mezclen entre sí y volvemos a mezclar.

 
Ponemos la masa en la mesa de trabajo, untada con un poco de aceite, y amasamos hasta obtener una masa homogénea, elástica y suave. Entonces añadimos la mantequilla y amasamos de nuevo hasta conseguir una masa que no se quede pegada a las manos ni a la mesa. Untamos un recipiente con aceite y dejamos reposar la masa en él (tapado con papel film) durante aproximadamente 2 – 3 horas. Podemos desgasificar la masa cuando haya transcurrido la mitad del tiempo dándole unos golpes ligeros y amasando brevemente (10 - 15 segundos).

 

Engrasamos el molde que vayamos a utilizar y formamos un rollo bastante apretadito con la masa (del mismo largo del molde) y la metemos en el molde. Tapamos con nuestro paño de panadero y dejamos levar durante aproximadamente una hora y media (hasta que al presionar la masa suavemente con el dedo se quede la marca).

Cuando el pan ya haya levado lo suficiente, precalentamos el horno a 210º centígrados y metemos el pan en el centro del mismo. Añadimos a la cocción algo de humedad pulverizando agua durante unos segundos (o poniendo un recipiente con agua en el suelo del horno) y bajamos la temperatura a 190º centígrados. Transcurridos 20 minutos bajamos la temperatura de nuevo, ahora a 180º centígrados y horneamos unos 25 minutos más (o hasta que esté dorado y se despegue ligeramente de las paredes del molde). Es posible que la superficie del pan se tueste demasiado antes de que termine de cocinarse, en ese caso taparemos con papel de aluminio hasta que esté listo.

Retiramos del horno y desmoldamos con cuidado de no quemarnos. Dejamos reposar el pan sobre una rejilla hasta que esté completamente frío.



Listo para comer!

Garbanzos con chorizo

$
0
0


Buenos días!
 
Hoy me va a tocar a mi escribir la entrada de esta receta, no hay problema! Últimamente ando algo espeso de ideas. No para cocinar (que de esas ideas siempre tengo al menos 10 en la recamara), porque cosa que veo, cosa que quiero preparar para después comer. Que para eso soy vasco y de buen comer! :D Sino que estoy falto de ideas para contar algo interesante por aquí. Reconozco que soy experto en poner mil palabras sin contar absolutamente nada interesante. Sí… Nunca fui de letras… Bueno, ni de números tampoco… 

A lo que voy, el otro día un amigacho me comento que sigue habitualmente nuestro blog desde la sombra (claro está), porque el muy capullo (hay confianza) nunca me dice nada en forma de comentario, ni nada por el estilo… Pero para pedirme que le haga un día tal receta para la parienta… Para eso sí es fan nuestro al 100%. Sé que me estás leyendo, por eso te lo digo :D Bueno, que me decía que no solía preparar muchos platos de cuchara, de estos que en estas épocas apetecen y que por aquí, las Canarias, no estilamos mucho por clima (aunque yo últimamente este pasando más frio que en el Polo Sur, pero bueno).

Entonces, sin querer volverme loco, y queriendo hacer una receta muy muy fácil enfocada a este amigacho cuyo nombre no quiero decir para que siga en el anonimato, me decidí a preparar unos garbanzos con chorizo, no para mi amigo, sino para zampármelos yo. Es que estaba de super antojo! Trinqué todo lo que tenía en forma de verdura por la nevera y para la cazuela, un puñado de papas cortadas al estilo de la abuela Cleta, y me salió una cazuela invernal que quitaba el sentido la verdad…

Ya perdonareis el tema de no tener foto de los ingredientes, pero es que esta receta no estaba pensaba primeramente para el blog. Pero desde que soy blogger no sé porque me dedico a sacar foto a todo… Puse el resultado en Instagram y… Ala! Todo el mundo a pedirme la receta! Pero mira, gracias a que lo fotografío todo, tengo instantáneas de la elaboración y del resultado final sin presentación… Nunca se sabe si una foto te puede servir el día de mañana, como ha sido el caso que me he sacado una entrada de la manga! :D

Garbanzos con chorizo

Ahí va!



Ingredientes (creo…):

200 gr de garbanzos ya hidratados (en remojo desde el día anterior)
½ chorizo
Una ñora
2 patatas medianas
Una cebolla
2 zanahorias
1 puerro
2 dientes de ajo
2 cucharadas de tomate frito
2 o 3 hebras de azafrán
Laurel
Aceite de oliva
Sal
Pimienta negra molida


Elaboración:

Pelamos la cebolla, los ajos y las zanahorias. Lavamos el puerro. Troceamos toda la verdura en brunoise, excepto los ajos que los cortamos en lonchas, y la ponemos a sofreír (excepto el ajo) en un cazo con un chorrito de aceite de oliva. A continuación agregamos la ñora entera y el ajo.


Cuando la verdura ya se haya sofrito, agregamos el chorizo (cortado en dados) y el tomate frito. Cubrimos con aproximadamente cuatro dejos de agua (o caldo de carne, pollo o verdura) y, en cuanto rompa a hervir, añadimos los garbanzos. Cuando el agua vuelva a romper a hervir, asustamos con medio vaso de agua fría o con un par de cubitos de hielo.


Dejamos que se cocine a fuego medio – bajo. Mientras tanto vamos pelando y lavando las patatas. Cortamos en cuadros medianos y, cuando el garbanzo esté casi listo, se lo agregamos al guiso, junto con las hebras de azafrán.

Salpimentamos y listo para comer!

Preparaos porque esa noche habra tormenta... 







Panecillos para hamburguesa

$
0
0


Buenas!

La receta de hoy es de esas que creíamos que no se podían hacer en casa. Y de intentar hacerla, nunca creíamos que pudiera quedar con este resultado tan espectacular. Se trata de unos Panecillos para hamburguesa que han quedado de 10! No son como los que compramos en el super, que también están muy buenos pero son tan secos y frágiles que se suelen romper con solo tocarlos y además son demasiado dulces… No! Nuestros panecillos se asemejan bastante más a los que utilizan en las hamburgueserías: tiernos pero con la solidez necesaria para que aguante los jugos de la carne y la verdura y la salsa sin resquebrajarse a la primera de cambio.

Eso sí, recién salidos del horno estaban tan tiernos que nos quedó la pena de no haberles puesto un poco más de azúcar (o más bien bastante más azúcar) y convertirlos en medias noches y zampárnoslos con crema de chocolate (lo que sería un Bollicao de toda la vida, vaya).

Los Tartufo solemos cocinar estas cosas el fin de semana. Cuando podemos tomarnos nuestro tiempo, amasar tranquilamente, ir sin prisas, dejar al pan que leve el tiempo que necesite… Y disfrutando mucho de todo ello. Es una de nuestras grandes pasiones, ya lo saben, ya se nota.

Esta receta en concreto nos hemos ido a buscarla bastante lejos. Habíamos leído hace tiempo que nada más y nada menos que el New York Times había publicado la receta de “la hamburguesa perfecta y todas sus piezas”. Y por supuesto, una de sus piezas fundamentales son los Panecillos para hamburguesa, que no son otra cosa que pequeños brioches bastante menos dulces de lo normal y con semillas de sésamo. De la receta original de Hidefumi Kubota, haciendo algunas modificaciones, hemos extraído esta que hoy les mostramos.

Por cierto que este pan lo vamos a usar para hacer nuestras propias Big Mac… próximamente en Las Recetas de la Familia Tartufo… No se lo pierdan!


Panecillos para hamburguesa


*Nota: en la receta original, los ingredientes vienen indicados en tazas y cucharadas, así que hemos calculado las equivalencias para poder trasladar las cantidades a gramos. Eso sí, las cantidades no son totalmente exactas porque, como siempre, le hemos puesto nuestro toque.


Ahí va la receta… Prueben y verán!



Ingredientes:

350 gr de harina común
150 gr de harina de fuerza
200 ml de agua
75 ml de leche
Un huevo + una yema (para glasear el pan)
30 gr de mantequilla en pomada
25 gr de azúcar
16 gr de levadura fresca prensada
10 gr de sal
Un puñado de semillas de sésamo (para decorar)













Elaboración:

Para empezar ponemos en un recipiente amplio toda la harina y la sal y el azúcar y mezclamos bien. A continuación, ponemos en otro el resto de los ingredientes (excepto la mantequilla), con cuidado de desmenuzar la levadura previamente. Mezclamos el contenido de los dos recipientes y mezclamos a conciencia. Cuando todos los ingredientes estén totalmente integrados añadimos la mantequilla y volvemos a mezclar.

Pasamos la masa a la mesa de trabajo, untada con un poco de aceite, y amasamos hasta tener una masa lisa, tersa y pegajosa, terminando en forma de bola. Nosotros nos ahorramos un poco de trabajo utilizando el gancho amasador de nuestra KitchenAid. Introducimos la masa en un recipiente (untado con aceite) y dejamos reposar tapado con papel film hasta que doble su volumen (aproximadamente una hora y media).


Una vez nuestra masa haya levado lo suficiente, pasamos a hacer las porciones o bollitos. Con estas cantidades nos salieron 7 bollos exactamente iguales (de aproximadamente 135 gr). Damos forma de pelotitas (si es necesario espolvoreamos con algo de harina para poder trabajar la masa aunque a nosotros no nos hizo falta). 


Ponemos los panecillos sobre la bandeja de horno cubierta con papel vegetal, cuidando que no queden demasiado pegados entre sí porque crecen bastante. Y dejamos que leven tapados hasta que hayan aumentado volumen aproximadamente una vez y media (aproximadamente una hora más).

Precalentamos el horno a 200º centígrados con calor arriba y abajo. Pintamos la parte de arriba de los panecillos con la yema de huevo mezclada con un poco de agua y con ayuda de una brocha. Ponemos las semillas de sésamo en un recipiente y vamos rebozando la parte del panecillo que hemos pintado con huevo, con mucho cuidado de que no pierda la forma y sin manosearlos demasiado. Volvemos  a depositar los bollos en la bandeja y los introducimos en el horno.


Cocinamos los panecillos a 200º centígrados, en la posición central del horno, durante aproximadamente 15 minutos (o hasta que estén dorados). Retiramos del horno y vamos con la siguiente hornada. Dejamos reposar sobre una rejilla hasta que estén completamente fríos.


Es mejor hacer dos hornadas para que no les pase lo que a nosotros (que nos quedaron bollos gemelos).

 


Listos para comer!

Recuerda que puedes consultar nuestros Consejos para hacer pan en casa.



Croquetas de gallina, huevo y bacón

$
0
0


Buenas!

Hoy traemos otra receta que en principio no iba a aparecer en el blog. Últimamente nos pasa demasiado, por aquello de que fotografiamos casi todo lo que comemos, que mucha gente al ver la foto nos pide la receta… y nos quedamos a cuadros! Y claro, hay que tirar de imaginación para conseguir mostrarles esta receta… nada que se le resista a un Tartufo! ;) 

En esta ocasión se trata de unas Croquetas de gallina, huevo y bacón. Una maravillosa receta de aprovechamiento, de esas que nos hacen sentirnos particularmente orgullosos al ver que de tan poco se puede sacar tanto.


Croquetas de gallina, huevo y bacón


La historia es la siguiente: hacemos un caldo con su gallina y su verdurita, por aquello de que la gallina aporta bastante más sabor que el pollo. Pero la carne de gallina tiende a quedar demasiado dura y hay que darle muchas horas de fuego si osas intentar meterla en vereda. Lo que hacemos en casa es cocerla hasta que obtenemos una buena cantidad de caldo con el que hacemos las sopas, cremas o guisos de esa semana. La carne de la gallina, que como hemos dicho queda demasiado dura para comerla así sin más, la troceamos y pasa a mejor vida convirtiéndose en el ingrediente principal de unas croquetas… Vamos, como se ha hecho en casa toda la vida!

Aun con todo, no teníamos intención de colgar esta receta pero resulta ser que hoy es #eldiadelacroqueta en Twitter. Y si normalmente solemos participar en todas estas iniciativas, con nuestras amadas croquetas no podía ser menos… Por que como nos gusta a los Tartufo una croqueta… y dos… y tres! Jejeje. Lástima que nos enteramos con poco tiempo de antelación de que se iba a celebrar este día, andamos un poco perdidos con la vuelta al cole (la del bebé Tartufo y la mía) y con toda la resaca navideña y la consabida cuesta de enero… Si no habríamos repetido esta receta… aunque sin duda lo haremos próximamente.

Feliz #diadelacroqueta y a celebrarlo como se merece: cocinando y comiendo croquetas.
Ahí van las nuestras!






Ingredientes:


Para la bechamel:

750 ml de leche
100 gr de mantequilla
80 gr de harina
30 gr de harina de maíz


Para el empanado:

2 huevos
1/4 kg de pan rallado


Para el sabor:

La gallina del caldo
100 gr de bacón
2 huevos
1 cebolla


Además necesitaremos:

Aceite de oliva
Sal

*Nota: estas cantidades están adaptadas para la cantidad de carne que extraemos de un cuarto trasero de gallina, que es la cantidad que ponemos en el caldo. Además de la gallina, el caldo también lleva dos puerros, dos cebollas, dos zanahorias y un puñado de sal.





Elaboración:


Previamente debemos tener el caldo, con la gallina cocida y escurrida, le quitamos la piel y la desechamos. Despegamos toda la carne del hueso y la troceamos, cuidando que no queden tropezones demasiado grandes. Mientras tanto vamos cociendo los huevos y, una vez estén listos, los pelamos y los troceamos también. Por último troceamos el bacón y la cebolla y reservamos.

Ahora vamos con la bechamel de las croquetas. Ponemos la leche en un cazo al fuego. En otro cazo ponemos la mantequilla a derretir a fuego medio, con cuidado de que no se queme. Tamizamos la harina y se la agregamos a la mantequilla cuando ésta ya se haya derretido. Batimos enérgicamente con unas varillas hasta que obtengamos una mezcla homogénea.


Agregamos un poco de la leche caliente a la mezcla y removemos hasta que no quede ningún grumo. Vamos incorporamos el resto de la leche poco a poco, sin dejar de remover, de esta manera conseguiremos que no queden grumos. Dejamos cocer a muy baja temperatura, removiendo bastante a menudo ya que se pega con facilidad, durante 15 minutos. 


Mientras se cocina la bechamel, hacemos un pequeño sofrito con la cebolla y el bacón. Cuando esté pochado escurrimos bien el aceite con la ayuda de un colador. Retiramos la bechamel del fuego y la mezclamos con el sofrito, la gallina y los huevos. Removemos bien para que los tropezones estén bien repartidos y salpimentamos. Tapamos con papel film y dejamos reposar en la nevera, preferiblemente un día completo para que la masa se enfríe lo suficiente como para poder trabajarla con comodidad.
Al día siguiente damos forma a la masa como nos parezca, en esta ocasión nosotros le dimos forma de bola. Metemos las croquetas en huevo y dejamos que se empapen bien por todas partes. A continuación las pasamos por abundante pan rallado. Por último vamos colocando nuestras croquetas en una bandeja y las metemos en el congelador para que se endurezcan. Pasadas unas 3 ó 4 horas ya podemos pasar las croquetas a una fiambrera o bolsas de congelación para conservarlas convenientemente. Antes de freírlas hay que tener en cuenta que debemos descongelarlas, por lo que las sacaremos del congelador con al menos 3 horas de antelación.

Freímos en abundante aceite muy caliente hasta que estén doradas, procurando no echar muchas a la vez para que el aceite no se enfríe. Escurrimos bien y ya están listas para comer!



Feliz #diadelacroqueta!

Big Mac casera

$
0
0


Buenas!

La receta de la salsa Big Mac? Algunos os estaréis llevando las manos a la cabeza, y otros hasta os alegrareis de haberla encontrado. Espero que seáis más de los segundos que de los primeros. Porque oye, todos somos humamos, y aquí, el señor tartufo, confiesa que es su hamburguesa preferida, una “guarrerida” sí, pero que me gusta… Eso sí, que ahora como cada 3 meses o más, porque procuramos evitar la comida rápida (o basura??) al máximo, pero como sabemos que una vez al año no hace daño… Pues eso. 

Entonces (pensé yo)… por qué no intentar hacer la versión casera lo más fiel posible a la original. Pues bien, se ha intentado… Y uno que las ha comido a montones os puede decir que no será una réplica exacta, pero es cierto que el conjunto de ingredientes, todos ellos juntos, logran una experiencia muy parecida y casi igual la de la Big Mac.

En esta última y definitiva prueba tuve un par de fallos y sabía que iban a ser tales fallos… En vez de pepinillos agridulces, los use en vinagre (lo mismo con la pasta o puré de pepinillos), y aunque parezca mentira, use un pimentón de la vera de calidad y, aparte de ser un sacrilegio (del cual era consciente), en la salsa resaltaba demasiado el sabor de éste. Así que, si no queréis que os pase como a mí, o usáis un pimentón corrientito o id probando a echarle poco a poco.

Por lo demás como os digo, igual igual, una salvajada de calorías de proporciones bíblicas… que será lo que sea, pero está bien buena. Y si es casera ya ni os cuento. Porque encima aquí, como somos más chulos que un ocho, hacemos nuestras propias hamburguesa picando nosotros mismos la carne con el accesorio picador para la KitchenAidque me han traído los Reyes Magos.

Resumiendo, que lo que nos faltó para hacer una réplica 1:1 de la Big Mac original, seguramente sean un montón de grasas polinsaturadas y otro tanto de aditivos y conservantes nada recomendables. Así que si me dais a elegir entre la del tito Ronald McDonald y la nuestra, sin dudarlo me tiro de cabeza a la nuestra :D O que os creías?

Por cierto, aun no habéis hecho el pan de hamburguesa en casa? Pues estáis tardando, que pasote! No creo que haga falta, pero os lo digo con toda sinceridad, vaya triunfo hacer este pan en casa!
I´m lovin it! Pero la Big Mac tartufo, por supuesto!


Big Mac Casera




Ingredientes:para 2 hamburguesas


Para las hamburguesas:

400 gr de carne de ternera picada
1/2 cebolla cortada en brunoise
6 pepinillos cortados en rodajas finas
4 loncha de queso cheddar
Lechuga (nosotros sustituimos la insípida Iceberg que originalmente lleva la Big Mac por brotes tiernos de Batavia)
Pimienta negra molida
Aceite de oliva
Sal




Para la salsa:
 
300 gr de mayonesa
60 gr de mostaza dulce
60 gr de pasta de pepinillos dulces (nosotros no encontramos la pasta así que trituramos unos pepinillos encurtidos para elaborarla)
8 gr de cebolla en polvo
8 gr de ajo en polvo
5 gr de pimentón dulce
Una cuchara de vinagre blanco









Elaboración:

Para empezar vamos a elaborar la salsa. Para ello mezclamos todos los ingredientes sin más, eso sí procurando que todo quede bien integrado y que no queden grumos. Tapamos con papel film y guardamos en la nevera hasta el momento de usarla.


Ahora vamos con la carne. Usando unos aros damos forma a las hamburguesas (que habremos salpimentado previamente), presionando la carne con las yemas de los dedos para que las hamburguesas queden bien prensadas. Debemos procurar que las hamburguesas tengan aproximadamente el mismo perímetro que los nuestros Panecillos para hamburguesa.


Ponemos una plancha o sartén al fuego y abrimos cada pancillo en tres partes. Los tostamos un poco por ambas caras y a continuación los retiramos y ponemos las hamburguesas al fuego con unas gotas de aceite.

Mientras tanto vamos poniendo salsa en las caras internas del pan, agregamos la lechuga, los pepinillos y la cebolla. Cuando las hamburguesas estén casi listas ponemos el queso unos segundos sobre la carne para que se funda un poco con el calor pero sin que llegue a derretirse. 


El montaje sería el siguiente: ponemos una hamburguesa (con el queso ya incorporado) sobre el pedazo de panecillo que nos hará de base y en el que ya habremos puesto salsa, cebolla, pepinillos y lechuga. Tapamos con el pedazo de panecillo del medio, al que también le habremos puesto salsa, cebolla, pepinillos y lechuga en la parte superior. Cubrimos con la segunda hamburguesa (con su queso correspondiente) y tapamos con la parte de arriba del panecillo (también untado con algo de salsa).
Ahora solo queda disfrutar de una gran hamburguesa completamente hecha en casa. Así, sí!


*Nota: hemos picado la carne nosotros mismos con lo cual sabemos que solo lleva ternera y por ello no nos preocupa dejar la carne poco hecha. Si no tienes la posibilidad de picar la carne en casa, te aconsejamos que procures escoger la carne tú mismo y pedir al carnicero que te la pique. Con esto te evitarás que la carne picada contenga desperdicios (como suele suceder con la que se compra envasada) y que de algo de repelús comerla poco hecha.

Pintxo de sardinas

$
0
0


Buenas!

Empieza una nueva semana y no sé si le pasará a todo el mundo pero nosotros solemos estar más cansados los lunes que los viernes. Y es que nuestros fines de semana son un “no parar” de paseos para aquí y para allá, visitas a la familia, fútbol, compras, elaborar muchas de las recetas para el blog, etc. Es cuando aprovechamos para hacer de todo porque los Tartufo estamos reunidos y pasamos el tiempo en juntos. Y como somos de esas familias a las que les gusta estar en casa pero también les gusta más un paseo que “a un tonto un lápiz” pues lo dicho, que terminamos cada fin de semana al borde de la extenuación.

Los domingos por la mañana nos pasan tranquilos: nos levantamos medianamente tarde para tener un bebé (sobre las 9), desayunamos con tranquilidad y esperamos pacientemente a que empiece “Cocineros sin estrella”. A esa hora y viendo lo que se cocina en el programa… empieza a uno a picarle el gusanillo. Es domingo… ¿nos regalamos un aperitivo?

Pues eso, hoy les vamos a enseñar a hacer un aperitivo sencillo pero muy vistoso. Con ingredientes que uno suele tener en casa siempre, tirando un poco de despensa y de nevera. Quizás el único ingrediente un poco “especial” sea el aguacate, del que se podría prescindir pero la verdad es que le da un toque de sabor y de color espectacular a este aperitivo. Es de esos para quedar bien con la familia y los amigos, gastando muy poco tiempo y dinero.

Y precisamente para ahorrar tiempo y dinero hemos asado el pimiento en el microondas. ¿Para qué encender el horno, precalentarlo y luego tardar más de media hora en asar un solo pimiento? En el microondas, cubierto con papel film y en tan solo 7 minutos y medio hemos asado un pimiento, listo para pelar y disfrutar.

Al más puro estilo Falsarius Chef, nos hemos inventado este Pintxo de sardinascuyo ingrediente principal son las Sardinas en aceite de oliva. Sí las de conservas de toda la vida, Calvo por cierto.

Ahí va la receta!


Pintxo de sardinas



Ingredientes:

Una lata de sardinas en aceite de oliva
Un aguacate
Una papa mediana
Un pimiento rojo
Un limón
4 dientes de ajo
2 rebanadas de pan integral tostado
Perejil
Pimienta negra molida
Aceite de oliva
Sal






Elaboración:

Para empezar ponemos el pimiento a asar en el microondas. Para ello lo limpiamos bien el pimiento, lo secamos y lo ponemos en un plato sopero (apto para el microondas). Agregamos un poco de sal y un chorrito de aceite de oliva y cubrimos con papel film. Introducimos el plato en el microondas y cocinamos hasta que el pimiento esté tierno (el nuestro tardó 7 minutos y medio pero dependerá del tamaño y de la potencia del microondas). Cuando el pimiento esté listo, retiramos el papel film y cubrimos con papel de aluminio para que el pimiento sude y poder pelarlos con facilidad.

Mientras ponemos una sartén o freidora con abundante aceite al fuego, en la que confitaremos las papas. Pelamos, lavamos y cortamos las papas en forma de cubo alargado (como se ve en la foto). Por supuesto, los recortes de papa que nos sobren los guardaremos para otra cosa (aquí no se tira nada). Cuando el aceite esté caliente, agregamos un diente de ajo entero y sin pelar y añadimos las papas. El fuego no debe estar demasiado fuerte o, de lo contrario, se nos freirán las papas en vez de confitarse. Cuando estén doradas y tiernas las retiramos del fuego y las escurrimos en papel secante. Reservamos.

Pelamos el pimiento y lo cortamos en tiras de aproximadamente medio centímetro de grosor. Picamos el perejil y cortamos los ajos en dados lo más pequeñito posible. Ponemos el pimiento en un cuenco, rociamos con un poco de aceite de oliva y añadimos el ajo y el perejil. Salpimentamos y reservamos.
Pelamos el aguacate y cortamos en dados no demasiado grandes. Rociamos con unas gotas de limón para que no se nos oxide. Tostamos un poco el pan y escurrimos el aceite de las sardinas.

Con esto ya tenemos todos los ingredientes preparados para hacer el montaje de nuestro pintxo. Colocamos en un plato dos trozos de papa debajo. Sobre las papas ponemos dos sardinas con mucho cuidado para que no se rompan. Añadimos unas tiras de pimiento y por últimos una cuchara de dados de aguacate. Decoramos con un poco del aceite del pimiento, acompañamos con el pan tostado y listo para sorprender a nuestros invitados.


Un bocado delicioso!






Pizza 4 quesos con Masa Madre

$
0
0


Buenas!

Hace unas semanas leí un Tweet que venía a decir que lo peor que le puede a pasar a un bloguero gastronómico es pillarse un virus estomacal o una gastroenteritis. En ese momento me pareció gracioso, sin más… Hasta hace dos noches. La llamaremos la noche “V”: “v” de virus, “v” vómito, “v” vaya… ¿Por qué a mí?

Resulta que la semana pasa el bebé Tartufo estuvo bastante pachucha. La pobre cogió un batiburrillo de virus de estómago con inflamación de amígdalas que le provocó fiebre, dolor de tripa, diarrea y mucha… mucha somnolencia. Yo, como “mami” que soy, puse todo mi empeño en hacer que esos días pochos pasaran de la forma más placentera posible… dándole mimitos, viendo dibujos animados casi todo el día, teniéndola en brazos y durmiendo con ella. Y claro está que eso iba a acarrearme una serie de consecuencias, entre las cuales la peor (con mucho) fue la noche “V”.

Eso sí, el virus fue benévolo en cierto modo conmigo, y antes de atacarme por la espalda, me permitió saborear y disfrutar de la clásica Pizza 4 quesos que el señor Tartufo nos preparó este domingo para cenar. A petición de la peque de la casa, que tras haber estado tan malita y no comer nada, volvió y con más fuerza, pidiendo pizza… mira si sabe el bebé Tartufo.

Por supuesto que nuestra Pizza 4 quesos con Masa Madre no es una pizza común. Para empezar, en vez de 4 quesos lleva 5… que en cuestión de queso más vale que sobre… Además lleva 3 tipos de harina (integral, común y de fuerza) y semolina (que le da el toque de auténtica pizza italiana) y por último y más importante no lleva levadura sino que está hecha con nuestra adorada Masa Madre. ¿Qué significa esto? Pues que nuestra pizza es más sana y tiene mejor sabor que las que habíamos hecho hasta ahora, crujiente y absolutamente deliciosa. Requiere más paciencia y tiempo que otras masas de pizza, como por ejemplo la que usamos para nuestra Pizza Margarita pero sin duda, una vez más, vale la pena esperar.

Se animan a probar?

Pizza 4 quesos con Masa Madre



Ingredientes:


Para la masa:

150 gr de harina de fuerza
150 gr de harina común
150 gr de harina integral
150 gr de agua
200 gr de Masa madre
50 gr de semolina de trigo
9 gr de sal







Para la pizza:

400 gr de tomate entero pelado (sin escurrir)
50 gr de queso azul
50 gr de queso brie
50 gr de queso Edam
50 gr de queso enmental
100 gr de queso semicurado
Orégano

*Nota: nosotros utilizamos un queso semicurado canario (Pastor guanche) pero podría sustituirse por cualquier otro queso al gusto.






Elaboración:

Para empezar se mezclan en un recipiente amplio los ingredientes secos (las harinas excepto la semolina y la sal), y un uno más pequeño los líquidos (agua y Masa madre). Añadimos los ingredientes líquidos a los secos (de manera que nos quedará todo en el recipiente más grande) y mezclamos bien hasta que esté todo integrado.


Ponemos la masa en la mesa, que habremos espolvoreado con semolina, y amasamos hasta que hayamos obtenido una masa suave y elástica. Depositamos la masa en un recipiente (espolvoreado con harina) y tapamos con papel film hasta que haya doblado su volumen (aproximadamente un par de horas).


Cuando nuestra masa haya levado, la pasamos a la mesa (espolvoreada con semolina) y la estiramos y damos forma redondeada con la ayuda de un rodillo (que también debe espolvorear con semolina). Con estas cantidades tenemos para dos pizzas medianas (como las de la foto). Pasamos la masa a una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y precalentamos el horno a 250º centígrados con calor arriba y abajo.


Ahora toca poner los ingredientes que nos apetezcan a nuestra pizza. Primero el tomate, al que previamente habremos escurrido todo el líquido dejándolo un rato sobre un colador. De esta forma nuestra masa quedará crujiente y no se reblandecerá al humedecerse con el agua del tomate. A continuación añadimos el queso que debemos haber cortado en dados o rallado (nosotros lo cortamos en dados por comodidad). Por último espolvoreamos con orégano y la introducimos en el horno.


Cocinamos la pizza a 250º, colocando la bandeja en el suelo del horno (o en la ranura más baja posible) durante 5 minutos y luego subimos la bandeja lo más arriba posible y seguimos cocinando hasta que el queso se haya gratinado por completo (aproximadamente 5 minutos más). Cuando la pizza esté dorada la retiramos del horno y la dejamos reposar un par de minutos antes de cortarla.



Lista para comer!
Viewing all 149 articles
Browse latest View live