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Channel: Las recetas de la familia Tartufo
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Sopa

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Buenas!

Hace unos días vimos en el supermercado a una señora bastante mayor que ponía en su carro de la compra un tetrabrik de caldo preparado. Seguramente ese hecho pasaría inadvertido para cualquiera, sin embargo a nosotros los Tartufo nos chocó bastante. Sentimos una mezcla de lástima y preocupación. Nos preguntamos qué motivos podían llevar a esa señora a comprar caldo ya elaborado y no cocinarlo ella misma.

Yo pensé que quizás la señora no sabía cocinar. No por ser mujer mayor y con pinta de abuela tiene una que saber cocinar; vale que un caldo es algo sencillo pero cabe la duda de que la pobre mujer no supiera hacerlo. También me planteé que podía ser que la señora viviera sola y que no le apetezca cocinar para comer sola lo cual desgraciadamente es habitual.


El señor Tartufo, que es más radical que yo, se echó las manos a la cabeza pensando que si una “abuela” no se molesta en preparar un caldo para hacer sopa… ¿A dónde vamos a ir a parar? Tan impactado quedó que al día siguiente decidió comentarlo en Facebook con nuestros seguidores, algunos de ustedes supongo que lo leerían.

Sin comerlo ni beberlo el pobre señor Tartufo levantó una “polvareda” que la verdad es que no nos esperábamos. Vamos a explicarlo bien para que lo entienda quien no lo vio en su día. El mensaje fue el siguiente:
“Acabo de ver en el supermercado a una mujer de unos 60 años comprando un litro de caldo en tetrabrick,... Cuando las señoras mayores de la casa no hacen, o no quieren, o no saben hacer una triste sopa como dios manda, mal vamos!”

A partir de ahí, no sabemos muy bien cómo, comenzó una cierta polémica con mensajes diciendo que el comentario del señor Tartufo era machista, que no por ser mujer mayor tiene que saber cocinar la señora, que “quizás la mujer esté hasta las narices de llevar toda su puñetera vida cocinando”… Uf… Ahí nos dimos cuenta de que los humos estaban un poco de aquella manera.

Muchos otros mensajes iban al hilo de lo que yo comentaba. Que quizás la señora no supiera, o no quisiera, o le diera pereza cocinar para ella sola, etc. Uno apunto la idea de que quizás fuera para ahorrar ya que las pensiones no dan para demasiado, y otro que cuando uno se hace mayor va perdiendo ganas y facultades. Todo es posible y puestos a especular, quizás la mujer le estuviera haciendo la compra a sus hijos jejejeje.
Yo voy a poner el ejemplo que conozco, el que tengo cerca: mi abuela (70 años ya). La mujer vive sola, lleva 35 años viuda y tiene una pensión no contributiva (de viudedad) muy baja. Pues cada vez que la visito esa casa sigue oliendo a comida, de la rica, de la que me conduce a mi niñez con solo entrar por la puerta. Mi abuela se hace su caldo y, como le sobra, congela, y con la carne hace ropa vieja, arroz con carne, carne con papas (receta típica en las islas), croquetas o lo que le cuadre con lo que tiene en casa (o lo que está de oferta en el super) o lo que le apetezca. Vale que mi abuela está sana como una manzana y eso también influye en las ganas que uno le pone a las cosas. Pero es este el ejemplo que conozco y es el que espero seguir.

Hoy en día tenemos al alcance de la mano un montón de productos pre-cocinados o ya elaborados (calentar y listo). Vale que la tecnología mejora para algo y que cada vez más empresas se “preocupan” por cuidar de nuestra salud. Pero todos sabemos que lo más sabroso, sano, barato y sinceramente creo que divertido, es cocinar lo que uno se va a comer. “Somos lo que comemos” y no sabemos que es realmente lo que comemos si no lo han elaborado nuestras manitas.

Quizás el señor Tartufo no se expresó con toda la corrección que debiera. Yo que lo conozco sé que no es machista, de hecho estoy segura de que si en vez de ser una señora mayor hubiera sido un hombre mayor… El Tartufo habría pensado exactamente lo mismo. Además, en ningún momento quiso faltar el respeto a la señora en cuestión ni a ninguna otra mujer mayor o joven, ni criticar su acción. Simplemente comentó algo que había visto y le había “chocado”.

Por supuesto que por ser mujer una no está “obligada” a saber o querer cocinar. ¿Qué voy a decir yo? Si en mi casa el “cocinero oficial del reino” es un hombre. Me considero cuasi-feminista y si mi pareja tuviera algún tipo de pensamiento machista me molestaría muchísimo, de hecho no creo que lo soportara. Pero he de ser sincera conmigo misma y confesar que a mí también me chocó ver a la señora comprando “caldo de bote”. Quizás sea antigua e incluso hay quien dice que machista, pero asocio la imagen de una señora mayor con una abuela, y a una abuela con la mía, y a la mía con tortillas con perejil y sin cebolla, pan horneado con mantequilla en la merienda, potajes de todos los colores y sabores, manzanillas muy dulces todas las mañanas y sopas que alimentan el cuerpo y el alma.

Y haciendo honor a la verdad, hace 50 años (y desgraciadamente no hace falta ir tan atrás) España era un país muy machista en el que pocas mujeres trabajaban fuera de casa sino que se dedicaban a “sus labores”; y las que sí que desarrollaban una profesión, en la mayor parte de los casos también se dedicaban a “sus labores”. Con lo cual dudo que la señora no supiera cocinar, aunque cabe la posibilidad, por supuesto.
Ahora voy con el otro ejemplo que conozco: mi otra abuela (en paz descanse). Ella no sabía cocinar, pobre, fue desde pequeña una “niña rica”. Mi abuela se dedicó a estudiar hasta que se casó y cuando se casó se dedicó exclusivamente a ser madre y esposa. Podía permitirse tener gente que cocinara para ella y nunca se interesó por aprender. Así que cuando le llegó el día (que a veces pasa) en que era ella quien tenía que cocinar, la pobre ponía inventiva y buenas intenciones a partes iguales. Yo no recuerdo comer algo cocinado por ella pues falleció cuando yo solo tenía 6 años y además estuvo varios enferma. Pero en casa hay muchos recuerdos acerca de los “experimentos” que la pobre hacía en la cocina. Mi abuela es la prueba de que es posible que la señora en cuestión no supiera cocinar pero sigo pensando que esa opción me parece poco probable.

En cualquier caso el “acontecimiento” me hizo reflexionar en estas y otras cuestiones: 
  • Primero: si la señora no quiere cocinar peor para ella, sus razones tendrá. 
  • Segundo: si la señora no sabe cocinar también me da pena pero seguro que si se pone le va a salir bien (si no a la primera, a la segunda), hacer una caldito es algo muy sencillo.
  • Tercero: si la señora “está hasta las narices de llevar toda su puñetera vida cocinando” también me da pena. No es lo mismo cocinar y que te guste, porque quieres comer bien y que tu familia también lo haga, que cocinar sin disfrutarlo y verte obligado u obligada a ello. Igualmente me da pena. 
  • Cuarto: comemos todos los días, un mínimo de tres veces al día, de lo contrario la máquina no funciona. Si metemos cosas “menos sanas” en nuestro cuerpo viviremos peor y menos tiempo que si comemos productos naturales, con poca sal, grasas, etc. Es decir, todas esas cosas que sabemos pero que parece que las “prisas de hoy en día” nos hacen olvidar. 
  • Quinto: hay gente que se toma las cosas demasiado a pecho y todos nos “cabreamos” con preocupante facilidad. 
  • Sexto: a veces los comentarios del Tartufo nos hacen perder seguidores (aunque no sé si lectores). No me importa. Una de las razones de tener un blog es poder expresar lo que pensamos con total libertad. Además, mi abuela (la que hace sus caldos) siempre ha dicho que “no hay palabra mal dicha sino mal entendida”. 
  • Séptimo: quizás se vuelva a levantar polémica al volver a comentar el tema en el blog. Espero que no pero sinceramente no me preocupa. Repito que una de las razones de estar aquí es poder expresar lo que nos apetece, incluso si nos equivocamos. 
  • Octavo: por si alguien no sabe hacer un buen caldo y una sopita de pollo casera, aquí está la receta. Si no quiere o “está hasta las narices de llevar toda su puñetera vida cocinando”, quizás este no sea su blog.

Ahí va la receta!


Sopa



Ingredientes:

350 gr de garbanzos
200 gr de fideos (nosotros usamos lo más finos pero es cuestión de gustos)
2 zanahorias
2 cebollas
Un puerro
1/2 gallina
Un hueso de vaca (nosotros usamos osobuco)
Un pedazo de costilla de cerdo (debemos procurar que no tenga demasiada grasa para no “engordar” el caldo más de la cuenta)
Sal






Elaboración:

Vamos a empezar con el caldo. Pelamos y cortamos las zanahorias y las cebollas y lavamos y cortamos el puerro. Añadimos un puñadito de sal y agua hasta cubrir (y un poco más). Cuando el caldo el caldo rompa a hervir incorporamos los garbanzos (nosotros utilizamos una de esas redes que permiten tener los garbanzos recogiditos). Recuerda que deberás poner los garbanzos en remojo desde la noche anterior. Cocinamos a fuego medio-alto hasta que la carne esté tierna, vigilaremos por si es necesario agregar más agua.


Una vez el caldo esté listo tenemos dos opciones: hacer la sopa con la misma y así aprovechar que aún está caliente y ahorrar energía o dejarla enfriar en la nevera lo que nos permitirá desgrasar antes de hacer la sopa (ya que la grasa se solidificará y quedará flotando sobre el caldo).


Sea cual sea la opción nosotros colamos el caldo para evitarnos que tenga restos de puerro y cebolla, retiramos la carne y las zanahorias. Utilizamos parte de los garbanzos para incorporarlos a la sopa, un pedazo de carne y las zanahorias, el resto lo guardamos para la “cocina de aprovechamiento”. Ponemos en una cazuela amplia el caldo junto con los garbanzos a fuego fuerte y cuando esté en plena ebullición agregamos los fideos, removemos y apagamos el fuego. Dejamos que se cocine tapado y fuera del fuego durante aproximadamente 10 minutos (el tiempo siempre va a depender del tamaño del fideo), removiendo de vez en cuando para que los fideos no se peguen. Rectificamos de sal. Troceamos la carne y las zanahorias y las añadimos a la sopa.

 
Lista para comer bien calentita!

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