Buenas!
Hoy queremos celebrar que el pasado viernes este humilde pero gran blog nuestro cumplió su primer añito de vida. Un año en el que la verdad es que nuestra vida, más allá de lo que trasciende al “mundo blog”, ha cambiado sustancialmente.
El caso es que eso de meternos a “gastroblogueros” nos ha hecho conocer (personal y virtualmente) a un montón de gente maja e interesante (también a algún que otro bobo o boba jejejeje), nos hemos introducido en el maravilloso mundo del pan, comemos más variado que nunca, hemos conocido nuevos productos, etc… Todo cosas buenas, por supuesto que sí.
No sé si alguna vez hemos contado como surgió esto del blog pero este podría ser un buen momento. El caso es que cuando compramos nuestra casa (hace ya 6 años) la cocina venía sin horno. Pensamos que más adelante lo pondríamos, no vimos mayor problema en ello. El caso es que fue pasando el tiempo y que si muebles, que si pintura, que si la llegada del bebé… la compra de nuestro horno fue quedando relegada a un segundo plano. ¿Se pueden imaginar la frustración de un cocinero que no tiene un horno? En casa se solían escuchar frases del tipo: “cuando tengamos un horno haré bizcochos todos los domingos para desayunar”, “cuando tengamos un horno haremos pizza todos los viernes para cenar”, “si tuviéramos un horno haría galletas para la peque”, “si tuviéramos un horno me comería este pollo asado en vez de frito”,… Y un larguísimo etcétera.
Pero llegó el día en que dejamos de soñar y el destino puso un horno en nuestro camino. Ese día en el que “Paco” se convirtió en nuestro benefactor haciendo llegar hasta nosotros un horno a estrenar. Una vez más gracias “Paco”.
Tanto nos emocionamos al tener por fin un horno en casa que empezamos a cocinar con él sin parar. Hasta el punto que pensamos en compartir nuestra “alegría alimentaria” con el resto del mundo creando un blog. Tanto era así que hasta alguno de nuestros lectores nos llegó a decir que si podíamos poner alguna receta en la que no fuera necesario utilizar horno jejejeje. Afortunadamente en este año hemos aprendido a controlarnos (relativamente).
No será el horno más moderno del mundo, no es piro-lítico y además solo tiene una bandeja. Pero es nuestro horno, le queremos y él nos quiere a nosotros. Y de él salen panes como castillos, asados que huelen a casa de la abuela y tartas como esta que les vamos a enseñar hoy. Nuestra Pastel de fresa y manzana o “Strawberry apple pie” que hemos hecho para celebrar nuestro primer cumple “blog” y que sean muchos más.
Pastel de fresa y manzana (Strawberry - apple pie) |
Ahí va la reta!
Ingredientes:
Una masa quebrada
1/2 kg de fresas
2 manzanas golden
150 gr de azúcar
Una nuez de mantequilla
Una rama de canela
Una rama de vainilla
Un huevo (para pintar)
*Nota: hemos utilizado la misma receta de masa quebrada que explicamos en la receta de nuestra Tarta de manzana, solo que hemos puesto la mitad de las cantidades.
Elaboración:
Para empezar lavamos bien las fresas y les quitamos el rabito. Pelamos las manzanas y las descorazonamos. Cortamos las manzanas en gajos y cada gajo en tres o cuatro pedazos y las fresas por la mitad o en cuartos (dependiendo de su tamaño).
Ponemos una sartén o cazo al fuego con la mantequilla e incorporamos las manzanas y la rama de canela y la de vainilla (que previamente deberemos abrir para sacar sus semillas). Salteamos y cuando la manzana esté medianamente tierna agregaremos las fresas ya que tardan mucho menos tiempo en cocinarse. Por último añadimos el azúcar y dejamos que se cocine la fruta hasta que esté lista (a gusto de cada uno pero cuidando que no se convierta en mermelada).
Precalentamos el horno a 180º C. En nuestro caso nos decidimos por hacer tres pasteles pequeños (como para dos personas cada uno) pero también se podría hacer uno grande. Cubrimos el molde que vayamos a utilizar con papel vegetal, también podemos hacer los pasteles directamente sobre la bandeja de horno cubierta con papel vegetal, de las dos formas quedará bien si cerramos el pastel correctamente (nosotros utilizamos las dos formas); en cualquier caso deberemos hacer una base extendiendo bien la masa con el rodillo enharinado y procurar unos bordes con la misma base.
Rellenamos nuestro pastel con 3 ó 4 cucharadas de fruta y tapamos con otra capa de nuestra masa quebrada que previamente habremos extendido (igual que hicimos con la parte de abajo. Hacemos un agujerito en la parte superior del pastel (a modo de chimenea), pintamos con huevo batido e introducimos en el horno.
Horneamos a 180º C durante 15 – 18 minutos o hasta que la superficie esté dorada. Cuando nuestro pastel esté cocinado lo sacamos del horno y lo dejamos reposar sobre una rejilla hasta que esté frío.
Listo para comer!