Buenas!
Como saben mañana es el día de San Valentín, razón por la que absolutamente todo está lleno de corazones, flores y demás monerías. El señor Tartufo y yo llevamos un par de semanas con discrepancias acerca de si debíamos hacer o no una receta especial para este día. Él está completamente en contra de llenar nuestro blog de corazones y cosas de color rosa, lo cual es comprensible. A mí, por el contrario sí que me gustan las ñoñerías de todo tipo.
Para llegar a un término medio, el señor Tartufo y yo ya hace unos años que nos regalamos una cena para este día y así además de la comida nos concedemos pasar un ratito solos en pareja, no está nada mal para los tiempos que corren. Aunque a mí siempre me ha gustado regalar y recibir pasteles y bombones, para mí sin duda ese es el regalo estrella para el “Día de los enamorados”… Un regalo dulce para un día dulce.
En cuanto al blog y de cara a este San Valentín, casi sin querer llegamos también a un acuerdo. La receta que hoy vamos a explicarles es una Tarta de manzana. Hemos escogido esta receta por una razón muy especial.
Hace un par de semanas Nagore (la hermana del señor Tartufo) nos preguntó por qué aún no teníamos una receta de tarta de manzana en el blog. Le dijimos que teníamos la receta guardada pero que aún no habíamos tenido ocasión de publicarla.
Cosas de la vida, este sábado Nagore ha sido mamá de un precioso bebé que nos ha hecho comprender una vez más que el “día de los enamorados” no es solo una cuestión de parejas, que es una celebración del amor, que no hay mayor celebración que el nacimiento de un hijo y que el amor más puro y sincero es el que sienten una madre y un padre por él.
Así que para Nagore porque acaba de convertirse en “ama” y porque además mañana también es su cumpleaños va esta Tarta de manzana con todo nuestro cariño.
Se trata de una tarta muy sencilla, con una base de masa quebrada cuya receta le hemos tomado prestada a Jamie Oliver (es el modo más sencillo, rápido y efectivo de preparar este tipo de masas), rellena de crema pastelera y cubierta con manzanas .
Tarta de manzana |
*Nota: Esta receta también va para el señor Tartufo que ahora además de “aita” se ha convertido en “el tío Mikel”. Y para el bebé Tartufo por ser el gajito que completa nuestra naranja.
¡Feliz San Valentín!
Ingredientes:
500 gr de harina
250 gr de mantequilla (de la nevera)
100 gr de azúcar
2 huevos
20 ml de leche
La ralladura de un limón
*Nota: con estas cantidades da para dos tartas si estiramos bien la masa.
Para la crema pastelera:
1/2 litro de leche
120 gr de azúcar
30 gr de harina de trigo
30 gr de harina de maíz
10 gr de mantequilla
Una rama de canela
Para la tarta de manzana:
Una masa quebrada
3 manzanas golden
1/2 litro de crema pastelera
25 gr de azúcar
25 gr de canela en polvo
2 hojas de gelatina neutra
100 ml de zumo de manzana
*Nota: nosotros usamos zumo de melocotón ya que nos gusta el contraste ligeramente ácido que el melocotón le aporta a la manzana golden que tiene un sabor más suave. También se puede sustituir el zumo por mermelada, en tal caso no sería necesario utilizar gelatina. Esto aportará brillo a nuestra tarta además de hacerla más compacta, facilitando su posterior corte.
Elaboración:
Para empezar elaboramos la masa quebrada, para ello mezclamos los ingredientes en un recipiente. No es necesario que amasemos demasiado, simplemente juntamos los ingredientes con las manos hasta que todos se hayan incorporado por completo y obtengamos una especie de miga gruesa. Hacemos una bola con la masa, la dividimos en tantas porciones como vayamos a necesitar (nosotros hicimos dos tartas medianas), las cubrimos con papel film y la metemos en la nevera durante al menos media hora para que se endurezca un poco y la podamos estirar. En la nevera aguanta perfectamente durante unos días pero si sabemos que no vamos a usarla es mejor guardarla en el congelador.
Mientras tanto vamos a elaborar la crema pastelera. Ponemos un cazo al fuego en el que verteremos la leche y la rama de canela, cuando rompa a hervir retiramos del fuego, tapamos y dejamos infusionar durante 5 minutos. Entre tanto ponemos las yemas en un recipiente, les añadimos el azúcar y removemos. Incorporamos las dos harinas que previamente habremos tamizado, removemos de nuevo y por último incorporamos a esta mezcla la leche que habíamos dejado infusionando y mezclamos otra vez. Vertemos toda la mezcla de nuevo en el cazo, que esta vez pondremos al baño maría, y cocinamos sin dejar de remover hasta que obtengamos la consistencia deseada. Retiramos del juego y añadimos la mantequilla, removiendo hasta que esté completamente derretida. Reservamos tapada.
Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo y la bandeja en la posición central.
Estiramos la masa quebrada con la ayuda de un rodillo espolvoreado con harina para que no se nos pegue la masa. Encamisamos el molde que vayamos a utilizar (debe ser un molde desmontable) y trasladamos la masa hacia él con la ayuda del rodillo. Presionamos con los dedos para acoplar la masa al molde y recortamos los excedentes, que podemos aprovechar para unirlos al resto de la masa.
Introducimos la masa en el horno y cocinamos “en blanco” durante aproximadamente 15 minutos o hasta que esté ligeramente dorada. Retiramos la masa del horno y reservamos sin desmoldar.
En un recipiente con agua introducimos las hojas de gelatina separadas para que se hidraten. Mientras calentamos el zumo en un cazo hasta que esté templado. Retiramos el cazo del fuego e introducimos las hojas de gelatina, ya hidratadas y escurridas presionándolas un poco con los dedos, en el zumo y removemos para que se diluyan. Reservamos.
Vertemos la crema pastelera sobre la masa hasta que llegue casi hasta el borde del molde. Pelamos y cortamos las manzanas primero en cuartos y luego en rodajas y las disponemos sobre la crema, cuidando que no queden huecos sin fruta. Espolvoreamos con el azúcar y la canela y por último pintamos con la mezcla de zumo y gelatina que hemos preparado, procurando cubrir toda la superficie de la tarta.
Introducimos la tarta en el horno y cocinamos de nuevo a 180º aproximadamente otros 15 o 20 minutos más o hasta que veamos la manzana comienza a estar tierna y que la tarta está dorada. Retiramos del horno y dejamos reposar unos minutos antes de desmoldar.
Lista para comer!