Buenas!
Hace unos días, dando vueltas por el super con mis padres, vimos a una chica que promocionaba unos raviolis de una conocida marca italiana y, por supuesto, los probamos. Los raviolis (espinacas, piñones y pasas) estaban deliciosos por si solos y, siendo sincera yo suelo comerlos con un chorrito de buen aceite de oliva virgen extra y algo de parmesano rallado.
Sin embargo, puestos a escoger una salsa que potencie y no enmascare el sabor de la pasta (todavía más si se trata de pasta fresca) en casa siempre escogemos el tomate, pero no uno cualquiera sino nuestra salsa de tomate casera. Y es que no hay salsa más barata, más sencilla, más versátil y mas agradecida que esta. A Lucia le decimos que es kétchup del de verdad jejejeje, del que sale de las cazuelas del aita y no del que sale del súper.
Esta vez conseguimos hacer un hueco en nuestra pequeña despensa de la abuela y guardar un bote (no nos cabía más) de nuestra salsa de tomate casera, que previamente embotamos como les explicamos aquí.
Hay distintas formas de hacer salsa de tomate casera. Cada maestrillo tiene su librillo e incluso hay maestrillos que tienen más de un librillo. En casa solemos hacerla como te explicamos en esta otra receta de salsa de tomate con la que elaboramos una buena cantidad y congelamos en envases de ración. También hemos hecho kétchup tartufo alguna vez (salsa de tomate igual pero con otro toque). Esta vez aprovechamos que teníamos un frasco de crema de tomates secos de Olasagasti (maravillas en conserva) para potenciar (más si cabe) el sabor de nuestra salsa de tomate.
Ahí va la receta!
Ingredientes:
6 tomates muy maduros
6 dientes de ajo
2 cebollas
2 zanahorias
Una cucharadita rasa de pimentón dulce
2 cucharaditas de crema de tomates secos
Aceite de oliva
Sal
Elaboración:
Para empezar lavamos los tomates y les retiramos la rama, les hacemos un corte en forma de cruz y los escaldamos durante un minuto para poder pelarlos con facilidad. Dejamos enfriar y pelamos los tomates.
Ponemos una cazuela al fuego con un chorrito de aceite de oliva. Pelamos y troceamos en brunoise (pequeñito) las cebollas y la zanahoria y las ponemos a pochar en la cazuela con una pizca de sal. Pelamos y troceamos los ajos y los añadimos al resto de la verdura. Troceamos los tomates (ya pelados) y los incorporamos al sofrito junto con la crema de tomates secos.
Cuando la verdura esté pochada y el tomate casi deshecho, retiramos del fuego y trituramos. Damos un último golpe de hervor a la salsa, añadimos el pimentón y rectificamos de sal.
Si queremos embotar la salsa paralelamente hervimos los tarros donde vayamos a embotar el tomate. Cuando la salsa esté lista llenamos los tarros hasta el borde, cerramos y volvemos a hervir (para que se haga el vacío). Si quieres más información sobre como elaborar tu conservas caseras puedes echar un vistazo aquí o aquí.
Listo para comer o guardar!
Hace unos días, dando vueltas por el super con mis padres, vimos a una chica que promocionaba unos raviolis de una conocida marca italiana y, por supuesto, los probamos. Los raviolis (espinacas, piñones y pasas) estaban deliciosos por si solos y, siendo sincera yo suelo comerlos con un chorrito de buen aceite de oliva virgen extra y algo de parmesano rallado.
Sin embargo, puestos a escoger una salsa que potencie y no enmascare el sabor de la pasta (todavía más si se trata de pasta fresca) en casa siempre escogemos el tomate, pero no uno cualquiera sino nuestra salsa de tomate casera. Y es que no hay salsa más barata, más sencilla, más versátil y mas agradecida que esta. A Lucia le decimos que es kétchup del de verdad jejejeje, del que sale de las cazuelas del aita y no del que sale del súper.
Esta vez conseguimos hacer un hueco en nuestra pequeña despensa de la abuela y guardar un bote (no nos cabía más) de nuestra salsa de tomate casera, que previamente embotamos como les explicamos aquí.
Hay distintas formas de hacer salsa de tomate casera. Cada maestrillo tiene su librillo e incluso hay maestrillos que tienen más de un librillo. En casa solemos hacerla como te explicamos en esta otra receta de salsa de tomate con la que elaboramos una buena cantidad y congelamos en envases de ración. También hemos hecho kétchup tartufo alguna vez (salsa de tomate igual pero con otro toque). Esta vez aprovechamos que teníamos un frasco de crema de tomates secos de Olasagasti (maravillas en conserva) para potenciar (más si cabe) el sabor de nuestra salsa de tomate.
Antes... |
Ahí va la receta!
Ingredientes:
6 tomates muy maduros
6 dientes de ajo
2 cebollas
2 zanahorias
Una cucharadita rasa de pimentón dulce
2 cucharaditas de crema de tomates secos
Aceite de oliva
Sal
Elaboración:
Para empezar lavamos los tomates y les retiramos la rama, les hacemos un corte en forma de cruz y los escaldamos durante un minuto para poder pelarlos con facilidad. Dejamos enfriar y pelamos los tomates.
Ponemos una cazuela al fuego con un chorrito de aceite de oliva. Pelamos y troceamos en brunoise (pequeñito) las cebollas y la zanahoria y las ponemos a pochar en la cazuela con una pizca de sal. Pelamos y troceamos los ajos y los añadimos al resto de la verdura. Troceamos los tomates (ya pelados) y los incorporamos al sofrito junto con la crema de tomates secos.
Cuando la verdura esté pochada y el tomate casi deshecho, retiramos del fuego y trituramos. Damos un último golpe de hervor a la salsa, añadimos el pimentón y rectificamos de sal.
Si queremos embotar la salsa paralelamente hervimos los tarros donde vayamos a embotar el tomate. Cuando la salsa esté lista llenamos los tarros hasta el borde, cerramos y volvemos a hervir (para que se haga el vacío). Si quieres más información sobre como elaborar tu conservas caseras puedes echar un vistazo aquí o aquí.
Listo para comer o guardar!
Después... |