Buenas!
Hoy es el Día de los Inocentes (felicidades si algún Inocencio o Inocencia nos está leyendo) pero a mi la “inocentada” me la hicieron ayer.
Como sabrán quienes nos leen asiduamente, hace unos meses que pasé a endosar las listas del paro, soy una de tantos otros, desgraciadamente. Pues bien, el miércoles a las 8 de la tarde me llamaron de una academia para decirme que había sido seleccionada para un curso y que debía presentarme allí al día siguiente a las 9 de la mañana para comenzar las clases. Ya se pueden hacer una idea de la cara de tonta que se me quedó.
Por supuesto que quiero estudiar, adquirir nuevos conocimientos, ampliar mis aspiraciones profesionales. Además quiero formarme como profesional en el sector servicios, que es el que actualmente sostiene nuestra economía y que aquí en las Islas es lo que da de comer a la mayor parte de los canarios.
Pero lo que no se puede hacer, corrijo porque si que pueden aunque no deberían, es avisarte ahora para comenzar dentro de 13 horas. Ya se pueden imaginar mi debacle personal. Con una bebé, en plena Navidad, con vacaciones en el cole, con su aita (papá trabajando), etc. Se me vino el mundo encima. Es de esas veces que dices “tierra trágame”.
Pues nada, a movilizar gente, a “molestar” a los abuelos, los tíos, los jefes y todo el que se pueda para “cuadrar los turnos”. Y es que una madre (y un padre también) tiene que ser toda una profesional en todos los sentidos. Una muestra más de lo complicado que es conciliar la vida familiar y la laboral, y en este caso la formación.
Pues eso, aviso (y el que avisa no es traidor) de que hoy he comenzado a estudiar servicios de restauración y que pienso convertirme en una profesional en el sector. Así ya tendremos dos auténticos profesionales en el blog.
La receta de hoy es una entrega más de nuestro recetario navideño. En esta ocasión son unas galletas bastante especiales, las Lebkuchen. Estas galletas son muy populares en Alemania, especialmente en Núremberg. Desde 1927 su receta está protegida por las leyes alimentarias alemanas, cosa que en España sucede con recetas tan nuestras y tan importante como es la Tarta de Santiago, lo que nos permite hacernos una idea de la importancia de estas galletas para los germanos. Además, desde 1996 Nürnberger Lebkuchen constituye una denominación de origen protegida.
Estas galletas están enriquecidas con gran cantidad de especias lo que le otorgan un sabor muy peculiar. Aunque al probarlas saben principalmente a miel y naranja, por lo cual es importante escoger concienzudamente que miel vamos a utilizar, ya que es el ingrediente que mas sabor le va a aportar a nuestras galletas. Tengo que decir que entre la familia han triunfado y ya nos han pedido que repitamos.
En navidad, los alemanes suelen hacer estas galletas redondas o con formas navideñas (utilizando un cortapastas), pasarles un cordel y colgarlas del árbol a modo de adornos navideños. Por su conservación no hay que preocuparse demasiado ya que, al contener un alto porcentaje de azúcar y miel, mantienen su textura y sabor durante varios días (más aún en Alemania con el frío jejeje).
Lebkuchen. Receta tradicional alemana de galletas |
Esta receta en concreto la hemos extraído del libro de receta de KithcenAid Artisan, del cual ya les hemos hablado y que les prometemos que analizaremos en profundidad próximamente.
Ahí va la receta!
Ingredientes:
250 ml de miel
175 gr de azúcar moreno
50 gr de piel de naranja confitada, cortada muy pequeña
50 gr de avellanas tostadas y troceadas muy pequeñas
Un huevo
Una cucharadita de ron
La ralladura de una naranja
Una cucharadita de cacao
1/2 cucharadita de canela
1/4 de cucharadita de cilantro molido
1/4 de cucharadita de cardamomo molido
1/4 de cucharadita de clavo molido
1/2 cucharadita de sal
1/2 cucharada de levadura
Almendras peladas y laminadas (para decorar)
*Nota: la receta original contiene además 1/4 de cucharadita de nuez moscada. Por gustos personales hemos decidido suprimirla. Además, se deben pintar las galletas con una yema de huevo mezclada con agua, paso que omitimos y la verdad es que no encontramos gran diferencia en el resultado.
Para hacer la piel de naranja confitada hay que lavar concienzudamente una naranja y luego pelarla, preferiblemente valiéndonos de un pelador (de esta forma nos aseguramos de retirar solo la piel y omitir la parte blanca de la fruta). Exprimimos la naranja y medimos la cantidad de líquido resultante (en nuestro caso fueron 325 ml de zumo). En un cazo ponemos el zumo y la misma cantidad de azúcar (en nuestro caso 325 gr) e incorporamos la piel de la naranja (60 gr). Dejamos cocinar a fuego medio – suave hasta que el azúcar se haya disuelto por completo, la piel de naranja esté tierna y el líquido resultante sea una especie de jarabe bastante espeso. Dejamos enfriar y se puede guardar en un recipiente hermético en la nevera durante semanas o incluso meses.
Elaboración:
Antes de comenzar con la receta en sí debemos lavar profundamente una naranja y rallarla, solo la parte de color naranja de la piel. Además debemos haber elaborado la naranja confitada.
En un calentamos la miel a fuego suave justo hasta que rompa a hervir. En ese momento apartamos del fuego y añadimos el azúcar, el ron y el huevo y removemos hasta rápidamente para que el huevo no cuaje con el calor, hasta que el azúcar se haya disuelto. Agregamos la ralladura de naranja y volvemos a remover. Reservamos.
En un recipiente amplio ponemos la harina y la levadura (previamente tamizados), el cacao y todas las especias y mezclamos. A continuación le agregamos la mezcla de ingredientes líquidos que habíamos reservado y volvemos a mezclar hasta que esté completamente integrada. Por último incorporamos las avellanas y la piel de naranja confitada y mezclamos de nuevo.
Tapamos el recipiente con papel film y guardamos en la nevera hasta el día siguiente. Es muy importante respetar este tiempo de reposo de la masa para que las galletas se impregnen de los sabores de todos los ingredientes que llevan.
Al día siguiente precalentamos el horno a 190º centígrados, con calor arriba y abajo. Sacamos la masa de la nevera y vamos formando bolas no demasiado grandes y colocándolas en la bandeja del horno, sobre un papel vegetal, cuidando de que no estén demasiado juntas entre sí. Decoramos con algunas almendras.
Nosotros las hicimos redondas pero si quisieran utilizar un cortapastas deberán dividir la masa en porciones e ir trabajándola sobre la mesa enharinada (guardando en la nevera la masa que no estén utilizando).
Introducimos en el horno y cocinamos durante aproximadamente 13 minutos, hasta que estén doradas.
Listas para comer o para adornar tu árbol de Navidad!